(desde Gualeguaychú, para ANALISIS DIGITAL)

Hubo, habrá y seguirá la fiesta hasta la madrugada del martes. Esa propuesta seguramente fue la que hizo que turistas de todo el país colmaran la ciudad desde el viernes -en que muchos tuvieron un aperitivo con el corso barrial Matecito-, pero que también cubrieran como nunca en este año las instalaciones del Corsódromo, con más de 30 mil almas que vibraron al paso de las comparsas. Cientos de esos visitantes seguramente se volcarán esta noche, también al mismo predio, para la denominada megafiesta, con la elección de la reina del 2012 (algo que usualmente se hacía el viernes previo a la última noche de carnaval) y continuarán el lunes a la noche, en que habrá una nueva jornada puntable y a la que, según se anticipó, llegará el propio gobernador Sergio Urribarri (PJ), que esta vez no se bañó de espuma en el corso barrial como en el 2011. Anoche, en el sector oficial, estuvo el presidente de la Cámara de Diputados, José Angel Allende (PJ-Nogoyá), quien se quedó hasta el final y disfrutó rigurosamente sentado e impertérrito el paso de las tres comparsas, tratando quizás de no sobresalir entre los invitados y mostrarse lo más formal posible, en función del alto cargo que ocupa ahora en la provincia. No obstante, lo saliente fue que Bahillo casi no tuvo relación con el cuestionado legislador y cada uno se mantuvo en su lugar, aunque a no más de 10 metros de distancia.

Fue una fiesta con particularidades la de este sábado. Por empezar, arrancó a las 22.30, casi con horario suizo (tal vez previendo que podía complicarse el tiempo y la lluvia podría arruinar la velada) y, lo más extraño: con un Corsódromo colmado a esa hora en casi el 80 por ciento de su capacidad, cuando el espectador es bastante remolón para llegar temprano y por ende los organizadores casi se ven obligados a iniciar cerca de las 23, cuando ya la gente está ingresada. Por eso fue quizás que la noche de ayer se transformó en la que más temprano finalizó: a las 2.50 de la madrugada de este domingo, aproximadamente, Papelitos tocó la puerta final.

O’ Bahía fue esta vez la que abrió el juego. La comparsa del Club de Pescadores no brilló como en las últimas noches y eso hasta se sintió en el público, que por lo general siempre acompaña efusivamente a dicha institución, máxime después del tradicional reparto de banderines. Se notó la ausencia de algunas de sus principales bailarinas (como el caso de Jésica Hereñú, quien a esta altura tuvo más faltazos que presencias en la edición 2012, pero que provoca suspiros y pasiones a su paso por la pasarela de más de 500 metros) y hubo cierto desorden, en especial desde la mitad de sus escuadras. Incluso, sorprendió el error cometido en torno a quienes organizan los movimientos de Fanny Bianco, la brillante actriz porteña, que va atravesando cada uno de los escenarios que plantean los directores Ruth Zárate y Jorge Rodríguez, en este “Golpe de suerte”, relacionado a las tentaciones, debilidades y vicios en torno a los juegos de azar. Sucede que la joven tenía que aparecer en su traje erótico de vedette metros antes del primer jurado y al parecer no dieron los tiempos, por lo cual cuando ingresó pasó casi inadvertida para quienes deben observar y dar los puntajes correspondientes, cuando la puesta en escena es importante en el desarrollo que hace O’ Bahía. No obstante, la comparsa de los pescadores sorprende a muchos por sus costosos trajes, sus plumas, sus carrozas, su música pegadiza, pero se notan falencias a la hora de la coreografía. La principal figura de la noche fue Yolanda Reis, la joven brasileña, que levantó como nadie a las tribunas y a los sectores vip ante su paso endiablado, como así también cuando hicieron los shows con la batucada, ante cada jurado.

Marí Marí arrancó pasadas las 12 de la noche y su tránsito fue arrollador. Fue clave su animador Juan Boari, pero también lo pegadizo del tema musical principal, ideado por Martín Irigoyen y desarrollado por la fuerza de Toque de samba. La gente se levantó automáticamente de su butaca y por ende hubo un ida y vuelta muy fuerte entre el público y comparsa, en esto que es “Nun, rey de las mareas”. Los errores de coordinación cometidos entre las escuadras del final el sábado anterior, de alguna manera se solucionaron. Pero lo saliente de Marí Marí fue el intendente Juan José Bahillo -uno de los hombres del oficialismo que quizás ya comienzan a sonar como un futuro sucesor de Urribarri en el 2015-, quien después de su exitosa incursión del año pasado, volvió a subirse a la carroza de los músicos, con el atuendo correspondiente y se transformó en uno más, cantando, saltando y trepándose a las mesas de los vip. No estuvo su padrino político, el senador nacional Pedro Guillermo Guastavino (PJ-Entre Ríos) para festejar la incursión carnavalera de Bahillo, pero el intendente saludó efusivamente a los familiares del legislador oficialista a su paso por el sector vip en que siempre se encuentran ubicados.

Finalmente cerró Papelitos, quienes tuvieron que aplicar toda la pasión carnavalera para volver a la levantar al público (que había quedado algo agotado ante el paso de los rojinegros) y de alguna manera lo lograron, en especial cuando las escuadras faltaban recorrer la mitad del Corsódromo. Leo Pichinato, el invitado de Juventud Unida en la Comisión de frente, volvió a demostrar por qué es el mejor bailarín de esta edición del carnaval, secundado por la ascendente Pamela Martínez, quien ocupa un lugar siempre previsto para Evangelina Carrozo en los últimos años de Papelitos, pero que se lo ganó en base a carisma, sensualidad y personalidad, a lo que tuvo que agregarle pasajes de coreografía donde no tiene yerros. La banda Alma Carnavalera, que lidera Titi Pauletti, tuvo también una brillante actuación en esto de musicalizar Fogón de murga, en este homenaje al carnaval popular. Hubo serios problemas con la escuadra anterior a la última carroza, que pese a la desesperación del coordinador Rubén Rodríguez, por varios minutos no pudieron achicar el bache de más de 150 metros y delante del primer palco de jurado, consecuencia de una marcada distracción de sus integrantes. El cierre de Noelia Mouzo con la batucada de Martín Piaggio fue en el palco del último jurado. Al parecer, si bien era obligación concretar tal instancia, regularmente venían haciendo dos shows, uno ante cada jurado, pero cuando llegaron al primer palco iban 70 minutos de desarrollo y restaba muy poco tiempo para concretar una doble instancia.

Fotos: ANALISIS DIGITAL.