Por Jorge Oscar Daneri (*)

Eduardo Galeano escribió "Las venas abiertas de américa latina". Un atrevimiento usurpador.

En una interpretación renovada, luego de los desalojos en proceso en Argentina, desde la Patagonia hasta Entre Ríos, podemos concluir que tenemos más o menos claro quiénes son ahora los usurpadores.

Siguen siendo usurpadores desde hace mucho más de quinientos años: los negros de mierda, los Mapuches, Tobas, Wichi, también los Guaraníes. Los campesinos sin papeles, poseedores y con papeles también. Los pobres, todos, sin distinciones de nada. En realidad, las mujeres pobres de Martín Caparrós en "El hambre". Esos movimientos feministas y ecologistas, usurpadores.

Son usurpadores los pájaros, los cantores y las que ya mudas están, las abejas, los guasunchos y las perdices, el yaguareté y el yaguarundí.

Los 25.000 pequeños y medianos productores expulsados de sus tierras en Entre Ríos por los dueños y los mandatarios del modelo fumigador, son usurpadores de "villas miserias", desde que su excelentísima autoridad reciclada, Señor Ministro de Relaciones Exteriores, así lo dispuso en brillante resolución transgénica hace veinticuatro años.

Las escuelas rurales, sus maestras y niños que se atrevieron a denunciar en la justicia, que no son usurpadores de tierras productivas, sí, son usurpadores.

Frente al patriarcal desafío de duplicar las tierras productivas de la argentina; montes, bosques, selvas, "pantanos", esos espacios vacíos que lo constituyen y prostituyen, son usurpadores. Maldita naturaleza obstáculo de la acumulación redistributiva para todos los socios de la Sociedad Rural Argentina.

El río Paraná, el mayor usurpador de las tierras productivas del delta para el arroz y la soja, los agrocombustibles y las arenas deliciosas para penetrar vaca muerta. Gracias a los represores de su valle de inundación, explotadores creativos de sus enormes e ilimitadas riquezas, el país le está ganando la batalla al hambre y la desnutrición infantil, casi al borde de "hambre cero", "de granero del mundo a supermercado del mundo". 

Inhumana naturaleza que bajó las aguas y quitó las lluvias. Naturaleza que urgentemente debemos desalojar, perdón, dominar definitiva e inapelablemente, Republicano saqueo, perdón de nuevo, desalojo.

El Foro Social Mundial de Porto Alegre es un cuento escrito por usurpadores.

Los más peligrosos, los filósofos y sociólogos, preguntones idiotas usurpadores del pensamiento único que no ven las respuestas de los dueños de la verdad y el capital.

En resumen. Los ecocidas de nuestra tierra son todas y todos, naturaleza agresiva y diversidades culturales, ecológicas y económicas inútiles, improductivas, vagas. 

Los usurpados

 Pobre de ellos, tan violentados. Son los que no tiene grieta, los que no conversan ni escuchan, solo calculan. Cambiaron de camiseta y bandera, de usurpadores ahora saqueados, usurpados. Sentencias judiciales en el sur para liberar ríos y accesos a lagos, protegidos por seguridades privadas, para defenderse de los usurpadores, comunidades de peligrosos pescadores deportivos y artesanales, de caminantes y paisajistas.

Dejemos de joder. Reconozcamos que el lenguaje masificado desde los medios más importantes del país está mezclando todo mal y estamos cayendo en las peores trampas como sociedad. Porque los usurpadores son los que desde hace años ocupan tierras y aguas públicas de mil y unas maneras. Glaciares, mineras, deforestadores voraces, represores de arroyos y ríos.

Los usurpadores somos los que enmudecemos frente a la palabra amenazada y vaciada, que no vemos más lo que es justicia y lo que es corrupción, malversación y saqueo de las ideologías, que permitimos que nos usurpen nuestras esperanzas de un futuro solidario, una transición democrática en paz junto a la madre tierra, respetuosos de sus mundos todos.

Usurpadores son "los hombres que se robaron el mundo" desde los paraísos fiscales y endeudaron a nuestra tierra y sus gentes como el acto más escandaloso y atroz de la democracia argentina desde su renacimiento.

Usurpadores son los que olvidaron la causa contra el régimen y esa misma causa por los desposeídos.

Usurpadores son los que vaciaron y se robaron el poder legislativo durante más de una década en Entre Ríos.

Usurpadores de embajadas son los que no representan más que sus negocios privados públicos.

Nos estamos dejando privatizar el alma, el amor y la política, además de los bienes comunes. Sin dejarme usurpar, parecería que aún no han privatizado la Justicia, pese a estos tiempos, aún no. No son pocas las juezas que sí lo son, independientes, honradas, seres íntegros, jueces otros, cuyas sentencias son una primavera para la contemplación y el cumplimiento en un abrazo de justicia social y ambiental.

Esperanza

"Indubio pro agua", "Indubio pro natura", (frente a las dudas, preservamos la naturaleza y sus aguas) es una esperanza que la Corte Suprema de Justicia ha ordenado, hace poco tiempo, proteger y preservar para eso que se dice de la ética y equidad intergeneracional.

La otra esperanza son las juventudes y movimientos sociales organizados que se vienen apropiando de lo negro, lo pobre, lo campesino, lo femenino, la poesía, el monte, la selva, sus ríos y músicas, como de los otros mundos posibles, liderando las redes de mariposas para que "los nadie" de Eduardo, los anónimos del amor y los tiempos de la naturaleza vuelvan a darle aroma y sentido a los sueños y la política.

La transición democrática hacia sociedades sostenibles necesita una reforma agraria, agroecológica vital, donde recuperemos como nación la soberanía agraria y alimentaria que nuestros pueblos campesinos, indígenas e inmigrantes, supieron construir en nuestra tierra.

(*) Abogado. Especial para ANALISIS.