La situación volvió a la normalidad recién el viernes a la madrugada cuando la planta comenzó a funcionar a pleno tras ocho días de parálisis.
El punto de acuerdo se alcanzó luego que se logró reincorporar al operario que manejaba una cargadora frontal en la planta y fue despedido el 11 de enero, al aplicársele una sanción disciplinaria.
El 12 de enero comenzó un piquete frente a la planta, que paralizó su producción y el Sindicato emitió un comunicado de prensa manifestando que: “El despido constituye una conducta manifiestamente discriminatoria y arbitraria, contraviniendo en forma palmaria la totalidad de las normas de orden público vigente”.
En tanto se manifestó que: “El despido se produce en el marco de la vigencia de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Nación –que vencía el 13 de enero- en el que tramita la negociación para las escalas salariales nacionales, motivo por el cual (el despido) resulta improcedente y nulo”.
El delegado de planta, Néstor Flores explicó que: “Logramos que reincorporen al compañero despedido, quien devolvió a la empresa el dinero de la indemnización y actualmente se encuentra trabajando en el sector de mantenimiento de planta, a la espera de ser puesto en funciones en un lugar donde él se sienta cómodo que fue lo dispuesto por la empresa”.
El dirigente gremial definió la reunión del jueves como “pacífica” al tiempo que agradeció el apoyo del sindicato de Petroquímicos, Metalúrgicos y el del Caucho por el apoyo brindado en los ochos días de paro.
Flores indicó que en las negociaciones se le pidió a la empresa enseres de seguridad laboral para los operarios, “y ellos se comprometieron en conseguir los elementos y herramientas faltantes para mejorar las condiciones laborales”.
Los aceiteros volvieron a sus puestos de trabajo a partir del jueves a las 14.00, pero la planta comenzó a procesar la oleaginosa a partir de las 1.00 de la madrugada del viernes tras realizar algunas reparaciones, según informó El Argentino.