Sección

Las compras minoristas en supermercados se mantienen estancadas y tensionan el escenario electoral de Milei

El consumo de los hogares sigue sin reaccionar pese a la estabilización macroeconómica que promueve el presidente Javier Milei. En junio de 2025, los supermercados facturaron $2,01 billones, lo que representa un aumento nominal de 31,1% con respecto al mismo mes del año anterior pero una suba real de apenas 0,8% cuando se descuentan los efectos de la inflación, según el informe del Indec. Además, la serie tendencia-ciclo retrocedió 0,2% frente a mayo, lo que sugiere que el consumo masivo continúa estancado.

Ese comportamiento plano, en un contexto en el que el Gobierno celebra la desaceleración inflacionaria, pone en evidencia que la recuperación no llega al bolsillo de las personas. Entre enero y junio, las ventas a precios constantes crecieron 4,0% frente al mismo período del año anterior, pero la serie desestacionalizada sólo subió 0,2% en junio y la tendencia muestra tres meses consecutivos de caída.

La economía no despega en el plano cotidiano, y eso ocurre a menos de un mes de las elecciones en la provincia de Buenos Aires -previstas para septiembre- y a dos de los comicios nacionales de octubre. A pesar de ese riesgo electoral, La Libertad Avanza se mantiene como la fuerza con mayor intención de voto en la mayoría de las encuestas, incluso en los distritos donde el consumo cayó más fuerte en 2024.

Rubros que empujan, pero no alcanzan

En términos nominales, los rubros con mayores aumentos interanuales fueron “Indumentaria, calzado y textiles para el hogar” (+67,2%) y “Carnes” (+56,1%), seguidos por “Alimentos preparados y rotisería” (+47,2%) y “Otros” (+37,4%). El crecimiento más moderado se observó en verdulería y frutería (+19,6%), limpieza y perfumería (+17,9%) y bebidas (+24,8%).

Sin embargo, el índice de precios implícitos creció 30,1% interanual, lo que revela que el grueso del incremento en la facturación respondió al alza de precios y no a una mayor demanda, según el informe de elDiarioAr.

Más tarjetas, menos efectivo

Otro cambio relevante está en los medios de pago. Sólo el 15,6% de las ventas se realizó en efectivo, con una suba interanual de 18,4%. Por el contrario, el 45,7% se pagó con tarjeta de crédito, que aumentó 36,9%, y el 27,2% con débito, que subió 17,4%. Pero el dato más llamativo es el de los “otros medios de pago” —como billeteras virtuales, QR, gift cards—, que crecieron 75% interanual, y ya explican el 11,6% del total.

Ese cambio evidencia un proceso de bancarización forzada por la inflación y la digitalización, que reconfigura los hábitos de compra y el acceso al consumo. Aunque el Estado no tenga una estrategia clara sobre esto, el mercado la está imponiendo por su cuenta.

Online crece, pero sigue siendo marginal

El canal online representó el 3,0% de las ventas, pero creció 35,4% interanual, superando el ritmo general. Aunque aún minoritario, refleja una tendencia de largo plazo que fue acelerada por la pandemia y se consolidó por la búsqueda de precios y promociones.

El 97% restante se concentró en ventas presenciales en salón, que subieron 31,0%. Esta distribución deja claro que, aunque hay cambios, la presencialidad sigue siendo dominante en el consumo masivo.

Geografía del consumo

Entre las provincias, las que más crecieron en términos de ventas nominales fueron Río Negro (+41,2%), Catamarca (+41,0%), Neuquén (+40,6%), Tierra del Fuego (+38,4%) y el Resto de Buenos Aires (+37,7%). En cambio, el Gran Buenos Aires, donde el voto castiga puede tener mayor impacto político, tuvo un crecimiento por debajo del promedio: 25,3%.

En ventas por habitante, Tierra del Fuego lideró con $136.917, seguida por Santa Cruz ($129.273), Ciudad de Buenos Aires ($112.162) y Neuquén ($96.619). En el otro extremo, Chaco quedó último, con $11.205 por persona.

Estancamiento estructural

El ticket promedio fue de $31.119, con una suba de 49,6%. Las ventas por metro cuadrado, una variable clave de eficiencia y rotación, promediaron $593.089, lo que implica un aumento de 30,2%. En supermercados grandes, de más de 100.000 m², fue de $603.605; en los pequeños, de $538.346.

Sin embargo, estas mejoras nominales no logran revertir el deterioro acumulado entre 2020 y 2023. Y aunque la inflación se desacelera, el salario real sigue muy por detrás del nivel de precios.

El informe del Indec también muestra que el salario promedio de los empleados de supermercados fue de $2.106.111, con una variación interanual de 51,1%. Los puestos jerárquicos cobraron en promedio $4.486.177, mientras que los cajeros, repositores y administrativos recibieron $1.813.143, apenas por encima de la canasta básica total.

El personal total ocupado fue de 99.880 asalariados, con un alza interanual de apenas 1,4%. El costo laboral subió 55,4%, mientras que las contribuciones patronales crecieron 65%, lo que indica una mayor presión sobre los empleadores, aunque con salarios reales aún rezagados.

Edición Impresa