Por Roque Bello (*)

Se gastan millones en sistemas de seguridad. Rejas, alarmas, cámaras, edificaciones, perros de guardia o personal de resguardo. Aun así, esas medidas no son efectivas 100 por ciento. Entonces, sin descuidar la prevención del delito, también se podría aumentar la apuesta en resolverlo, para lograr algo de justicia.

Para saber cómo se actúa, personal de la División Robos y Hurtos de la Policía de Entre Ríos (PER) en Paraná cuentan cómo es su labor básica, los chequeos de la información que van registrando para el esclarecimiento de las distintas causas, los allanamientos y requisas –a veces simultáneos-, entre otros roles que se requieren de un responsable como comprometido ejercicio profesional.

En diálogo con ANÁLISIS, el subjefe de la División de Robos y Hurtos de Paraná, comisario Walter Giordano, permite comprender uno de los servicios esenciales para vivir en sociedad como es el de la seguridad y la colaboración con la Justicia.

Giordano ingresó a la Escuela de Policía en 1999. Dos años más tarde finalizó su formación y luego de pasar por varias dependencias, en 2002 se sumó a la División de Robos y Hurtos.

-¿Se acuerda al azar algún hecho que lo haya marcado dentro de la Fuerza de Seguridad?

-He tenido muchas situaciones. Como policías encontramos escenas aberrantes. Las que más golpean son las que se registran en contra de niños o adultos mayores. Recién recibido me convocaron por frecuencia radial al barrio Anacleto Medina, que era un territorio feroz. Había un enfrentamiento entre bandas. Piden la presencia policial en una vivienda. Y cuando ingresé con mi compañero, encontramos a dos hermanos mayores de 70 años, heridos por arma de fuego. Agonizando se arrastraban por la casa pidiéndome auxilio. Había sangre por todo el hogar. En los últimos segundos me dieron datos que sirvieron para que la División Homicidios pudiera esclarecer el delito. Lamentablemente fallecieron, sus rostros todavía los tengo grabados y mucho tiempo sentí impotencia por no poder salvarlos.

-¿Tuvo la experiencia de perder a algún camarada?

-No de manera directa. Sí, heridos por arma de fuego. Espero que nunca me pase. Cada uno es indispensable para el servicio a la sociedad.

-¿Cómo vive su familia cuando le toca regresar a la Guardia?

-Cada familiar de Policía sabe que ejercemos una profesión o un servicio de riesgo. Todos esperan la vuelta con ansias. Pero, estamos expuestos. Es una elección de vida. Cómo así también el no tener horarios. A veces toca que se tiene que extender la jornada laboral o salimos de comisión a otra ciudad y el franco es cuando se termina la tarea. Somos servidores públicos, si se hace bien, logramos la diferencia.

Satisfacción por el deber cumplido

“Nosotros sentimos la satisfacción de recuperarle la hormigonera a ese albañil mal pago, que se levanta a las cinco de la mañana, para ir a hacer lo que le gusta. Sabemos que las herramientas son extensión de su cuerpo. Entonces, si nos lleva un día o meses la tarea investigativa para dar con el elemento de pertenencia, que sepa que no vamos a parar hasta conseguirlo. Siempre trato de inculcarle al personal que todos deben tener la misma atención; tanto al que le roban mucho, como al que le sustraen una pala o un destornillador”, reflexionó Walter Giordano.

Otra mirada, mismo horizonte

El recorrido de ANÁLISIS continuó por la sede de calle Villaguay, entre Belgrano y 9 de Julio de Paraná. Allí está la oficina del responsable de la División, el comisario inspector Carlos Schmuck.

Está rodeado de bolsas con mercadería. Él mismo lo explica: “Son para llevar a los necesitados. En cada barrio hay un policía que conoce la situación de las familias. Nosotros armamos estas bolsas con lo que tenemos y las donamos. También conseguimos medicamentos. Lo que está a nuestro alcance lo hacemos”.

Luego cuenta la historia de “Zapallito”: un “soldadito de los narcos” y en una vendida terminó muy golpeado por la misma banda, al punto que tuvieron que reconstruirle el cráneo con placas metálicas.

Hoy esa persona se encuentra alejada del ambiente delictivo y cada tanto pasa a saludar a los Policía, a agradecer por las detenciones y las horas de charlas, donde pudo comprender que era mejor abandonar el camino del mal.

Desde 2018 hasta la fecha, se han realizado 2.275 allanamientos. Y se sacó de circulación 580 armas de fuego, 6.220 cartuchos de diferentes calibres. Se secuestraron cien rodados, entre automóviles, camionetas, camiones y 190 motos.

Así también 46 kilos con 517 gramos de drogas entre marihuana y cocaína. Casi tres millones de pesos; 517 celulares; 110 bicicletas, otros cinco mil objetos como electrodomésticos, herramientas, maquinarias y prendas de vestir

Además, se detuvieron 199 personas mediante orden judicial.

Estos resultados positivos toman otra dimensión cuando se los valora en el marco de la paz social que debe prevalecer en toda sociedad.

Desde Robo y Hurto recomienda: “Los ciudadanos tienen que insistir con las denuncias. Sabemos que muchas veces nos desalentamos por el tiempo que lleva realizarlas y que no tenemos resultados en lo inmediato. Pero brindar la mayor cantidad de características del objeto y de la situación, es muy útil al momento de fundamentar un pedido de allanamiento, o simplemente que quede el registro porque suele ocurrir que con el paso del tiempo esas pertenencias se pueden recuperar”.

(*) Especial para ANÁLISIS.