En 1994, Storni fue investigado por orden del propio Vaticano: 47 seminaristas lo acusaban de acoso sexual.
Según detalló Notife, en 2002, ya retirado de su puesto, se trasladó a La Falda, Córdoba, donde vivió hasta su muerte en una residencia eclesiástica. En 2009 fue condenado a ocho años de prisión por aquellos delitos.