(de ANALISIS DIGITAL)
Algo está pasando en el gobierno entrerriano que, en verdad, no se sabe para dónde se va a disparar. El vicegobernador Adán Bahl -quien estaba gozando de un pequeño período de vacaciones y se reintegró el miércoles último- se sorprendió ayer, con la información de los medios capitalinos, indicaron que el gobernador Gustavo Bordet no concurrió a la reunión de mandatarios provinciales con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, pero en su lugar envió al titular de Gobierno, Mauro Urribarri, hijo del actual diputado provincial Sergio Urribarri. La convocatoria de Interior fue para hablar de la reforma política y para ello convocó a gobernadores y altos funcionarios. Por eso fue que participaron algunos mandatarios.
Sucede que la lógica indicaba que fuera Bahl quien represente a la provincia, pero ello no ocurrió, pese incluso a ser el vicegobernador uno de los hombres del oficialismo que más conoce de la realidad del Estado y trabajó arduamente el tema de la reforma política. "Fue una decisión de Bordet de que fuera Mauro Urribarri, porque la convocatoria no era a gobernadores específicamente, sino a funcionarios que llevarían adelante la reforma política!, aclaró una fuente oficial. No obstante, también podría haber ido Bahl, en función de su experiencia en el tema de reforma política.
En el entorno del ex ministro de Gobierno se entiende que hay un distanciamiento de Bordet con su ex compañero de fórmula, como así también cierto “castigo”. No es casual que a los funcionarios de segunda y tercera línea que habían sido ubicados por Bahl en la anterior administración, en estructuras del Estado, no se les haya renovado los contratos. El vicegobernador pudo llevar a las oficinas que conduce a su gente de Prensa y a sus asesores directos, pero no más que eso. “Se desconoce de dónde viene la vendetta y por qué motivos”, se indicó a ANALISIS DIGITAL.
Lo que tampoco se sabe es si detrás de estos movimientos está el propio Bordet o es una directiva del ex gobernador Sergio Urribarri, actual presidente de la Cámara de Diputados, quien se distanció de Bahl a partir de la propia asunción del 11 de diciembre. “Quizás le estén cobrando su posicionamiento en la definición de la interna, cuando Urribarri ordenó que la fórmula quedara en Bordet-Bahl”, se acotó.
Lo cierto es que Bahl no existe. Está desplazado de toda decisión; no se lo consulta bajo ningún aspecto de políticas de Estado; no se lo convoca a audiencia alguna (salvo alguna excepción) y provocaron la eyección de varios allegados a su agrupación política, quienes cumplían algunos cargos de tercera línea o, directamente, eran meros empleados.
Como contrapartida, queda claro que hay un gran esfuerzo de parte de Bordet para reposicionar la desgastada figura del ministro de Gobierno, Mauro Urribarri, quien en más de un mes y medio de gestión solamente estuvo para la foto oficial y el saludo protocolar, ya que su rol fue inexistente. O sea, consecuencia de su falta de formación, credibilidad, idoneidad e inexperiencia para el cargo que ocupa.