El hombre que licuó su poder

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Las preocupaciones de Adán Bahl en los últimos tiempos

El exintendente Adán Bahl cayó estrepitosamente en su imagen pública en los últimos tiempos. De un día para el otro licuó el poder que había concentrado, hizo movimientos absurdos para beneficiar a integrantes de su familia y teme por la posibilidad de ser investigado por delitos de corrupción, como su crecimiento patrimonial o el avance de la causa contratos truchos de desvío de millones de dólares. Se rompió el acuerdo político con la intendenta Rosario Romero y no existe contacto alguno con Rogelio Frigerio, según pudo establecer ANALISIS.

Daniel Enz

El hombre perdió todo su poder de un día para el otro. En menos de un par de semanas sumó la derrota electoral, luego aparecieron los nombramientos de sus hijos -que nunca trabajaron en la Legislatura entrerriana- y finalmente, la gota que colmó el vaso fue el movimiento absurdo de tirarlo por la ventana al senador provincial Hugo Main, para dejarla en su lugar a su esposa Claudia Silva. Lo de los hijos -exponiéndolos de esa manera, tanto padre como madre- fue de las cosas más irracionales que se conocieron en ámbitos políticos en los últimos 20 años. Ni el exdiputado provincial José Ángel Allende se animó a tanto, pese a que el 90 por ciento de sus familiares directos fueron ubicados por él en el Estado en las últimas décadas.

Y lo más saliente de la historia fue que nadie se solidarizó con el excandidato a gobernador del peronismo entrerriano, después de que denunciara públicamente que estaba siendo perseguido políticamente por sectores de Rogelio Frigerio. Fue como que en el propio peronismo llegaron al hartazgo con los movimientos de Bahl. Si bien todavía no fue alcanzado por los tentáculos de la justicia, pocos desconocen que es uno de los nuevos ricos de la clase política. Su forma de vida -muy parecida a la de un empresario millonario de esta zona- no tiene relación con los ingresos públicos declarados ante los organismos de control.

Bahl es dueño de una casa fastuosa, tiene vehículos para él y sus hijos; una embarcación instalada en el Club Náutico, a sus hijos estudiando en una costosa universidad privada de Buenos Aires y alojados en un semipiso de un costoso barrio porteño. Y a ello hay que sumarle los numerosos viajes al exterior, en especial con “sus amigos”, para hacer excursiones de buceo que cuestan miles de dólares. El más fiel a sus placeres acuáticos fue siempre el contador Javier Abdala, quien reemplazara a Eduardo Lalo Macri en Economía -ante su fallecimiento- y fuera síndico de ENERSA. Abdala es un hombre millonario, con propiedades importantes, es socio de un fideicomiso ganadero con gente de Rafaela y en el último Mundial de Fútbol en Qatar en 2022 se fue todo un mes con su familia, pese a su rol de funcionario.

Ese patrimonio sin dudas Bahl lo construyó, en principio, durante los dos gobiernos de Sergio Urribarri. Como ministro de Gobierno, no solamente disponía de suculentos gastos reservados que manejaba a gusto y placer, sino que, además, era parte del reparto mensual de 5.000 dólares que se hacía entre varios de los integrantes del gabinete que disponían de una relación directa con las licitaciones de los empresarios de la construcción de Entre Ríos, que tenían que entregar un porcentaje de lo que cobraban, a cambio de las adjudicaciones.

Tal como quedó demostrado en la elevación a juicio contra el empresario paraguayo Diego Armando Cardona Herreros. Estaba tabulada cada licitación y los porcentajes iban de mayor a menor, entre los funcionarios que participaban de ese hecho de corrupción. Bahl, como buen contador público, siempre se cuidó de no mostrar un crecimiento patrimonial, pero formaba parte de ese club privado donde los dineros iban y venían como si nada. De hecho, cuando Bahl presentó su declaración patrimonial como compañero de fórmula de Gustavo Bordet, a fines de 2015, en que el dólar estaba a 16 pesos, dijo que tenía un patrimonio de 1.871.675 pesos. O sea, unos 116 mil dólares. Y hasta indicó que no disponía de vehículo alguno. Claro, tenía autos oficiales a su disposición todo el tiempo.

Pero otra fuente clave de sus ingresos de los últimos 15 años fue la caja de los contratos truchos de la Vicegobernación y el Senado. Adán Bahl es el exvicegobernador más complicado en la causa. Es el más mencionado por los testigos que declararon y no deja de ser un dolor de cabeza para el exintendente de Paraná. Porque sabe que habrá un juicio dos de la causa contratos, por las responsabilidades políticas y que se va a generar en la propia sentencia del tribunal. Alcanza con los testimonios ya recolectados, pero la Procuración General tomó una decisión política que todavía no roza a los exvicegobernadores Pedro Guillermo Guastavino, José Eduardo Laurito, José Orlando Cáceres y Adán Humberto Bahl, pero vale recordar que cada uno de ellos ya acudió oportunamente a Fiscalía, a presentar un escrito con sus respectivos abogados, poniéndose a disposición de la causa. También lo comprenderá a José Angel Allende y Sergio Urribarri, quienes presidieron la Cámara Baja. Ese día del juzgamiento a los ejecutores políticos del desvío de más de 50 millones de dólares de dineros públicos, va a llegar. Y seguramente cuando llegue -quizás en algunos años-, el escenario judicial no será el mismo de hoy.

Todo indica que no estarán los mismos de la actual Sala Penal (que se ocupó todo el tiempo de frenar esos avances de la causa contratos, en acuerdo con el urribarrismo) y tampoco permanecerá el procurador general Jorge García, con quien Bahl ha querido tener una relación muy fuerte en los últimos tiempos, mientras por abajo acordaba con la senadora provincial Patricia Díaz de Rossi para que ella fuera presidenta del Jurado de Enjuiciamiento y así pudiera embestir contra los fiscales que investigan la corrupción.

Historias electorales

Pero también hay que ir un poco más atrás en el devenir político de Beto Bahl. Apenas conocidos los resultados de la elección en Entre Ríos, el entonces intendente de Paraná comenzó a mover todas las piezas que estuvieran a su alcance para asegurarse sustento político y renovar los objetivos. Se reunió en el amplio quincho que está a pocos metros de su residencia y, junto a su esposa y un puñado de fieles colaboradores, trató de hacer borrón y cuenta nueva.

Le echaron toda la culpa a Bordet y no hubo margen para otra cosa. “Me equivoqué con Rosario. Nos restó votos”, les dijo Bahl a quienes participaron de esa selecta reunión social, que no desconocían que el exvicegobernador, en las PASO, había apostado varias fichas a Nicolás Mathieu y a Gustavo Guzmán, para hacer tambalear la precandidatura de la hoy intendenta. Un conocedor de cada rincón de la ciudad comentó al entorno del triunfador Rogelio Frigerio que “el trabajo personal” de la gente cercana a Rosario Romero fue clave para el triunfo de la ahora intendenta.

Golpeado como pocos, pero tratando de recomponer su tropa, y siempre apuntándole a Bordet y a Enrique Cresto por la mala elección de Concordia, no dudó en trabajar duro hasta lograr en los primeros días de diciembre una reunión con el electo gobernador Frigerio. Fue a través de Mario Moine y de Willy Federik que llegó hasta el exministro del Interior. Y allí, Bahl usó toda su influencia para mostrarse como un hombre de Estado, que ponía a disposición del triunfador todo su know how.  Por ese entonces pensaba en avanzar sobre el partido, que estaba con todos los mandatos vencidos y usarlo como una plataforma para seguir caminando la provincia y en 2025 hacerse con la candidatura a senador nacional, que es su obsesión para el próximo año, aunque nadie lo ve factible por su autodestrucción política.

Pero pasaron cosas. Algo se rompió entre la más alta dirigencia del PJ y la situación se tensó más allá de lo pensado. Los reproches hacia adentro fueron de alto voltaje. El espacio de Rosario Romero tenía muy en claro que todo lo conseguido en Paraná era, en gran parte, por la estrategia propia de último momento. Bahl tenía pensado que buena parte de su staff de gobierno continuaría ocupando los cargos durante la gestión de Romero, se sentía como un jefe virtual y a través de voceros oficiosos desparramaba a los cuatro vientos que dejaba la vara muy alta en Paraná y eso sustentaba claramente sus aspiraciones futuras. Pero la intendenta no lo entendió así. Casi todos los funcionarios que Bahl había llevado al municipio, para cobrar doble sueldo (Senado y comuna), tuvieron que retornar a la Cámara Alta. También hubo desplazamientos, como los 140 policías retirados que había llevado Bahl al municipio: 40 comisarios y 100 suboficiales. Lo extraño es que el exintendente nunca reconoció públicamente más de 30 policías en la estructura municipal.

Los más cercanos a Rosario Romero cuentan que la actual intendenta se molestó mucho cuando se encontró con un panorama desolador en el municipio, con las deudas con empresas de la construcción que había generado Bahl. En especial por las dispuestas después de su derrota electoral, donde anticipó cerca de 1.500 millones de pesos de la comuna en concepto de certificados de obras a las empresas contratistas generando una deuda inalcanzable en el municipio en estos meses de crisis y ajuste. Quedó claro que esas empresas fueron las que sostuvieron la campaña de Bahl gobernador y por ende debía recompensarlas. La exministra se enojó mucho y dejó de hablarse con Bahl, pero igual lo hizo invitar a algunos actos recientes de inauguraciones, donde su gestión había sido la iniciadora. Pero el acuerdo político Romero-Bahl se rompió en mil pedazos.

Primero la familia

Bahl tuvo también otro frente impensado. Porque no contaba con Gustavo Hein, el nuevo presidente de la Cámara de Diputados. Apenas asumió el exintendente de Basavilbaso como titular del cuerpo, se encontró con un panorama desolador. Trabajadores de carrera no dudaron en acercarle un cúmulo de informes que tenían “atragantados”. Le comunicaron a quien reemplazaba a Ángel Giano que el concordiense habían hecho estropicios. De inmediato se comunicaron con Frigerio, que a medida que fue conociendo a través de su hombre de confianza los hechos, elevó el tono de sus afirmaciones en torno a la Legislatura.

Las alarmas sonaron con fuerza para Bahl el día que Gustavo Hein, haciendo gala de transparencia, reunió al personal del cuerpo en el recinto de la Cámara de Diputados y comunicó que revisaría los pases a planta. Quienes estuvieron presentes recuerdan el estupor de algunos exfuncionarios como quien fuera secretario privado de Urribarri, Sergio Cornejo, que tiene toda su familia nombrada allí. De inmediato Bahl comenzó a buscar garantías. Pidió reunirse con la exvicegobernadora Laura Stratta, nombrada presidenta del bloque del peronismo en Diputados. Había una relación a tener en cuenta que no muchos observaron: durante los cuatro años de gestión de Bahl en Paraná muchos de los funcionarios que ocuparon los cargos más importantes siguieron cobrando su sueldo en el Senado. Siempre fueron ingresos millonarios si se los compara con los magros sueldos que tiene un trabajador municipal.

No muchos sabían lo que los viejos empleados de la planta permanente le informaron a Hein y a María Alejandra Viola: que dentro de los nombrados en planta estaban los hijos del intendente de Paraná. No solo eso, se conoció que durante su interregno como vicegobernador usó todas las vacantes a su alcance e hizo ingresar a gran cantidad de empleados en las categorías más altas. Bahl no solo habló con Stratta y otros legisladores justicialistas, sino también con Fuad Sosa, actual presidente del Comité Provincial de la UCR y mandamás del gremio legislativo -aunque no esté al frente del sindicato-, con quien había hecho una excelente relación cuando fue vicegobernador. De hecho, el dirigente de Nogoyá miró para otro lado cuando veía el festival de los contratos truchos y solamente hizo movimientos para beneficiarse. Cada pedido político tenía que transformarse en un beneficio personal, para sus familiares o bien para el gremio. Y así se compró un absoluto silencio durante más de diez años.

Bahl llegó incluso hasta el despacho de Frigerio a pedir clemencia por sus hijos. Admitió que había cometido un error y que quien más se lo iban a reclamar serías sus propios hijos. Se le explicó que el tema excedía al gobernador y que el gobierno no tenía potestad para frenar la repercusión del tema. A las 48 horas de ese reclamo, Bahl hizo presentar un recurso de amparo en defensa del más joven de los hijos, lo que multiplicó la exposición de los hijos del exintendente.

Y a posteriori Bahl activó un as que tenía en la manga: hizo renunciar al senador del departamento Paraná, Hugo Maín. Su esposa, Claudia Silva, era la suplente. De ese modo comenzó una especie de Plan B. Nada hacía pensar que Maín fuera a renunciar. Se integró plenamente con sus compañeros de bloque. Participó de las reuniones de comisión y se incluyó en el grupo de Whatssap donde opinaba regularmente sobre los proyectos que se comenzaban a tratar. Tal fue la sorpresa que provocó que el senador de Villaguay, Juan Pablo Cosso, usara la red social X para manifestar su enojo. El 29 de diciembre escribió: “Sigan tirando de la cuerda y el divorcio con la gente será irreconciliable”. Encima, no pocos se enteraron de que la esposa de Bahl es empleada de la Cámara de Senadores. Silva renunció a la AFIP para llegar a la Cámara de Senadores con el más alto sueldo, que en la actualidad está superando los tres millones de pesos. Se sabe que la mujer es de carácter fuerte y avanza contra viento y marea con sus exigencias políticas, personales y familiares. No pocos recuerdan que en plena campaña, Silva cuestionaba con dureza al propio Gustavo Bordet, en las redes sociales. Pero luego en los actos, todo siguió siendo sonrisa y abrazos.

A esa altura Hein había aplicado las recomendaciones de Viola y el ahora experonista Víctor Berta, expulsando al hijo de Bahl de la Cámara, que al igual que sus hermanos, nunca pisaron la Legislatura para trabajar. Esa medida ya ha sido ratificada por el Superior Tribunal de Justicia que le rechazó un recurso al joven. Además, causó mucho malestar en el gobernador de la provincia, Rogelio Frigerio, que Bahl dijera públicamente que las medidas de Hein estaban impulsadas por el odio y que se trataba de una persecución política. Empeoró las cosas que el exintendente y exvicegobernador dijera que había casos similares al de su hijo y nada se decía y nada se hacía, en una especie de velada amenaza hacia la actual administración. En el Ejecutivo tomaron nota, ya que el gobernador se ocupó personalmente de generar un proyecto de ley de transición, para evitar desmanejos como el realizado por Giano en la Cámara de Diputados o por el propio Bahl cuando era vicegobernador. 

El escándalo desatado alrededor de sus maniobras dejó a Bahl por fuera de toda negociación alrededor de los principales cargos del justicialismo. “La jefa ahora es Rosario Romero”, afirman, por lo que el exintendente se ha recostado sobre los despachos de la diputada provincial Andrea Zoff (que también paso del Tribunal de Cuentas a la Cámara de Senadores durante la gestión de Bahl, ya que era la secretaria coordinadora de la Vicegobernación), que fue su excompañera de fórmula para llegar a la comuna.

Además, es evidente que tiene algún tipo de acercamiento con las actuales autoridades de la Cámara Alta, ya que a varios de sus excolaboradores “se los ve muy pegados a la vicegobernadora Alicia Aluani”. Por ejemplo, su jefe de Ceremonial, José Luis Marrón, está en ese espacio. Marrón fue la “persona de confianza por excelencia” de Bahl, en su última campaña y tiene una fuerte relación personal con el exintendente. Al punto tal de mostrarse en fotos en el embarcación de Bahl en el último verano, en sus redes sociales. Marrón era empleado de Ceremonial de la Gobernación y se fue a la Vicegobernación cuando Bahl llegó a ese cargo. Allí construyó poder, oficiaba como guardaespaldas y asistente de Bahl todo el tiempo. Y en la última campaña hasta incidía sobre la agenda del entonces candidato.

También, los contadores Maximiliano Argento, extitular de obras públicas en el municipio y Daniel Francisco Dalesio -de importante crecimiento patrimonial en los últimos tiempos- son parte del Contable de la Cámara de Senadores. Ambos son muy cercanos al exintendente.

La exdiputada Carina Ramos, que también Bahl colocó en la planta permanente del Senado, fue afectada al bloque de Más para Entre Ríos. La esposa del hombre de Seguridad de Bahl, Sergio Tato Mendoza, de apellido Trujillo, se supo había renunciado a la policía y fue incorporada a la Cámara de Senadores. La exvocera de Bahl y exsecretaria de Planificación Estratégica en la Municipalidad, Camila Farias, está de nuevo en la Vicegobernación. También había sido ingresada a planta por Bahl.

Se habla de alrededor de una treintena de personas que Bahl ingresó a la administración, luego las pasó al municipio y ahora volvieron al Senado. Quienes transitan los espacios legislativos afirman que hay preocupación en Aluani, e incluso siente como Frigerio tomó distancia a la espera de acciones concretas parecidas a las de Hein. Hasta ahora poco se sabe.

Mientras tanto, en la última semana Bahl intensificó el diálogo con varios senadores del bloque justicialista, buscando lograr una cuota mayor de poder. “Beto quiere que cuando haya que negociar alguna ley, lo hagan con él”, explicaron. Y la apuesta fuerte para el año próximo es ser senador nacional por Entre Ríos o primer diputado nacional. Pese a que pocos, quizás demasiados pocos en su propio partido, ya ni siquiera le atienden el teléfono.

 

Registros comprometedores  (recuadro)

Los registros fílmicos mostraban la impunidad del manejo de dineros del Estado a manos de un grupo familiar de forajidos e inescrupulosos que tenían ese poder, derivado de «alguien más arriba» y que no dudaban en aprovecharse de la necesidad. Ya sea de la abuela que nunca se enteró ni firmó nada, de la madre soltera con hijos y desocupada, de aquel pobre hombre casi anciano, sordo y que nunca en la vida pisó la Casa de Gobierno. Pero también exhibía a esos denominados militantes -no aquellos que sacan horas a su familia para ayudar a la gente y apenas llegan a fin de mes-, que no dudaron en ufanarse ante los fiscales de ser «amigo de» y «asesor de» e incluso destacar que ellos tenían «una vocación de servicio por el prójimo» a la hora de colaborar. Así fueron desfilando cada uno de los contratados truchos de la Legislatura, cuando comenzaron a desfilar por Tribunales, para contar cómo funcionaba el sistema de contratos, por el que se desviaron más de 50 millones de dólares en diez años.

El exvicegobernador Adán Bahl -y exintendente de Paraná- era el que más aparecía nombrado por esos militantes. Ante la cámara de video se jactaban de hacer «trabajo social», pero tenían un contrato de 70.000 pesos o dos contratos de 50.000 pesos cada uno en la Legislatura, sin que nadie los controle. “Mi único jefe es Bahl”, decían algunos referentes, entre ellos varios integrantes de la familia Clivio, empleados legislativos o del Concejo Deliberante, que eran los que recaudaban para Bahl.

Cada uno de los citados a declarar no estaban dispuestos a exhibir certificación alguna de lo que hacían, ni siquiera de tomar conciencia de que los dineros públicos deben ser rendidos. Ni estaban dispuestos a dar mayores explicaciones de cómo fue que llegaron a cobrar en pocos años 4 o 5 millones de pesos, a través de más de 200 o 300 cheques.

«Nosotros te damos esta ayuda social. Vos firmá acá nomás y después te avisamos para que pases a cobrar». Esa frase era la que más repetía en los 154 videos que constan en la causa de parte de la persona clave de esta historia de corrupción, Flavia Beckman, que nunca fueron desgrabados por la Justicia y vaya a saber si alguna vez fueron vistos en su totalidad por el grupo de abogados defensores.

Beckman nunca le decía a quienes rubricaban un contrato con la Legislatura entrerriana, que solamente le iban a cobrar el diez por ciento o a veces mucho menos de lo que figuraba como pago en el papel, que jamás podían observar. Los hacía ingresar a una pequeña oficinita de su casa y les daba no más de tres minutos para que firmaran o cobraran. «Estoy muy apurada», les decía. Siempre firmaban sobre una hoja en blanco (que después sería el contrato) o el dorso de un cheque. Jamás permitía que dieran vuelta ese cheque. Nadie le podía decir que no, porque de lo contrario no cobrarían ni una moneda. Era parte del juego perverso. Donde siempre hubo responsables políticos. Y el rol de Bahl fue clave en esta historia.

 

 

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1148, del día 14 de marzo de 2024)

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