River es el nuevo rey de América

River empezó nervioso, le costó entrar en juego y, por momentos, abusó de la pierna fuerte. Así fue que Leonardo Ponzio le aplicó una dura entrada a Javier Aquino pero no fue advertido por el árbitro. Lo contrario le sucedió a Lucas Alario, quien recibió la tarjeta amarilla por una falta innecesaria en el lateral sobre el argentino Guido Pizarro.

La intención que mostró el dueño de casa desde el inicio fue buscar el arco contrario con una presión alta para tapar la salida pero con la pelota en su poder las imprecisiones en una cancha rápida no ayudaban para romper el cerrojo de Tigres que apostaba por la velocidad de los volantes externos para salir rápido de contraataque.

De esta manera, el equipo conducido por el brasileño Ricardo Ferretti complicó al local como en la jugada que inició por derecha el veloz Jürgen Damm y que -tras enganchar adentro del área- cedió para el francés André Gignac, quien definió muy mal. La otra de peligro nació de un error defensivo pero Ramiro Funes Mori llegó a cortar a tiempo cuando el brasileño Rafael Sobis se aprestaba a definir tras pase de Gignac.

El ataque de River era previsible porque no podía dar con la tecla que pudiera desactivar la defensa del equipo mexicano. El uruguayo Carlos Sánchez estuvo bien controlado por Javier Aquino y lo mismo sucedía con el tándem Vangioni-Bertolo en el sector contrario y ello perjudicó a la dupla compuesta por Fernando Cavenaghi y Lucas Alario.

Pero este elenco Millonario tiene un plus extra. Cuando se iba el primer tiempo, a un minuto del descanso, Vangioni se iluminó, tomó la pelota, se sacó la marca de encima con un caño y de reojo vio el pique en diagonal de Alario, quien de “palomita” conectó un centro preciso que se coló entre Guzmán y el primer palo.

El grito de gol bajo la lluvia que comenzaba a azotar con más fuerza hizo estallar al Monumental repleto que recién a los cinco minutos del descanso aflojó la algarabía y el aliento por el empuje de la ventaja que daba cierta tranquilidad para afrontar la segunda parte.

El equipo conducido por Matías Biscay, ayudante de Gallardo, desde el banco salió a jugar la segunda parte de otra manera. El gol le dio aire y golpeó al equipo mexicano que nunca le encontró la vuelta al partido.

A los 22 minutos, Tigres tuvo otra buena aproximación pero el cabezazo de Aquino se fue varios metros arriba del travesaño del arquero Marcelo Barovero, quien nunca fue exigido en el partido.

El penal que el propio Aquino le hizo a Sánchez y que el propio uruguayo transformó en gol empezó a cerrar una historia inolvidable para el pueblo riverplatense.

Para coronar la noche llegó el gol de Funes Mori, el de los tantos importantes, la ovación a Cavenaghi y el desahogo de los hinchas que se acordaron de Boca –también del famoso Panadero Napolitano- y que volvieron a festejar, después de largos 19 años.

Edición Impresa

Edición Impresa