Daiana salió el viernes a las 19.30 de su casa, situada en Juan Agustín García al 1800. A las 20 tenía una entrevista en Cabrera y Dorrego, según le dijo a su madre. Le contó que el tío de un amigo le propondría un trabajo para atender en un local de ropa. No estudiaba, hacía tiempo que buscaba un trabajo y así lo hizo saber en las redes sociales. En los alrededores del supuesto punto de encuentro no hay comercios de vestimenta, sólo bares y viviendas particulares, según comprobó La Nación.
La familia García radicó la denuncia por la desaparición a primera hora del sábado en la seccional 41». Los amigos comenzaron a movilizarse. Nadie podía imaginar que a esa misma hora del sábado, y a más de 30 kilómetros de allí, vecinos de la zona fabril de Llavallol hallaban una bolsa arpillera con un cuerpo de mujer en su interior, a la vera de la ruta 4 y el cruce con Libres del Sur.
El cuerpo sólo llevaba puesta una remera blanca y sandalias con plataforma. Debajo de la cintura estaba desnudo. Finalmente, y tras ser citado por la justicia de Lomas de Zamora, con jurisdicción en Llavallol, el padre de Daiana, Marcelo, reconoció que esa chica muerta era su hija. Según los estudios forenses preliminares, la joven murió por asfixia -tenía una media dentro de la cavidad bucal- y no presentaba lesiones de arma blanca ni de fuego.