Tres escenas de la pobreza

Edición: 
926
Deserciones, vergüenzas y reescrituras

Antonio Tardelli
(especial para ANALISIS)

Es tan infantil el punto de vista que expresan los contendientes, indisimuladamente metidos en una reyerta menor, que nacerán del sentido común las conclusiones más sensatas. El sentido común, que simplifica torpemente, que evita las complejidades, que expresa haraganería analítica, emerge triunfante para analizar el pueril enfrentamiento. Se pelean por política, dirá un observador cualquiera. En el medio –acotará–, queda “la gente”. No los ciudadanos. No el pueblo. Ni siquiera los vecinos. En el medio, “la gente”. Pero resulta que el sentido común, regado por los medios, alentado desde las contrapuestas propagandas que hoy atentan contra el espíritu crítico, se alza esta vez victorioso con la fuerza de lo evidente. Sí: el gobierno nacional y el gobierno de la capital argentina se hieren tontamente y en el medio está “la gente”, a la que apuñalan en un desguarnecido hospital público.

Otra. Júntense, les recomienda en privado el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, a dirigentes políticos argentinos que, ubicados en distintos sitios del arco opositor, lo agasajan apenas llegado a la Argentina. Más abiertamente, luego, el ex candidato presidencial de Perú, quejoso por las opciones políticas que en pie quedaron en su país tras la primera vuelta electoral, traza analogías. Advierte sobre los riesgos de la dispersión. El “júntense” de Vargas Llosa es un traspié de un hombre inteligente. Su exhortación es más propia de comentaristas ligeros, o de opositores desesperados, que de un hombre de su luminosa inteligencia. El “júntense” de Vargas Llosa, pronunciado en uno de sus reiterados encuentros con Macri, que no debe haber leído jamás una solapa de sus libros, es una contribución involuntaria a la causa kirchnerista. Es, más que una recomendación militante, una expresión de desconocimiento, un disparate. Es una ignorancia política.

De todos modos, no es tan grave. No es necesario estar de acuerdo con las ideas políticas de Vargas Llosa para admirar su literatura. Sus arengas conservadoras, o sus opiniones contrarias el estilo de la Presidenta de la Nación, son una nimiedad frente a dos páginas de “Conversación en La Catedral”. Es inconcebible que el Premio Nobel de Literatura se vaya de la Argentina sin ser recibido como se merece en la Casa Rosada, por donde habitualmente desfilan, en calidad de visitantes, personalidades infinitamente menores. Es inconcebible no porque Vargas Llosa haya sido distinguido con el Premio Nobel –aunque también por eso– sino por su dimensión de hombre de la cultura. El desdén oficial, parecido al resentimiento, es una pequeñez. Vargas Llosa, un ex izquierdista devenido en reaccionario, y la Presidenta Fernández de Kirchner, una reformista que acompañó los ajustes estructurales, debieron verse las caras aunque más no fuera como homenaje a sus respectivos pasados. Debieron encontrarse, tal vez, como ofrenda a sus respectivas evoluciones, que nada mal está cambiar de opinión si el cambio es asumido. Cada uno, la Presidenta y el escritor, es hoy algo parecido a lo que el otro fue. Una foto juntos hubiera sido la evocación del imaginario instante pasado en que sus caminos se cruzaron para disparar, cada uno de ellos, en direcciones opuestas.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Deportes

Barracas ganó como visitante en un polémico encuentro ante Huracán.

Ian Escobar, titular en los últimos dos partidos, estará ausente ante Racing.

El "Canalla" fue mejor y se quedó con la victoria y el primer lugar con justicia.

Zeballos se consagró campeón en Madrid junto a Granollers.

La victoria de Instituto dejó sin chances a Sarmiento, que encima sufrió el empate sobre el final.

Riestra fue superior y dejó a Godoy Cruz fuera de competencia.

Instituto peleó con uno menos y logró dar vuelta el partido ante Talleres.

Por Claudio Jacquelin (*)

Dibujo de Alfredo Sábat para La Nación.

Nacionales