Una pareja toma un descanso frente al lago de Chapultepec, en Ciudad de México.
Por Ángel Cárdenas (*)
En un contexto donde satisfacer las necesidades básicas sigue siendo la prioridad, parece que el cuidado de los ecosistemas, la adaptación y la mitigación climática está más allá del horizonte inmediato en América Latina y el Caribe. ¿Pero es realmente así?
La respuesta es agridulce. Por un lado, se necesitan muchos más recursos financieros para cerrar las brechas en protección de biodiversidad. Sin embargo, también existen iniciativas prometedoras que poco a poco se están convirtiendo en referentes globales de preservación y adaptación al cambio climático a través de la inclusión de la biodiversidad en las políticas públicas urbanas. Uno de estos ejemplos es la red de “Biodiverciudades”, una plataforma que pretende incluir la diversidad biológica en las políticas públicas de las ciudades latinoamericanas y caribeñas.
La región enfrenta profundos desafíos estructurales que van desde la provisión de servicios básicos hasta la mejora de la cobertura en salud, el acceso a educación de calidad y el derecho a una vivienda digna. Todo esto pone a una gran parte de la población en situación de vulnerabilidad, con una tasa promedio de pobreza que ronda el 30%.
El Acuerdo de París de 2015 y las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) que surgieron de este -y que se pueden traducir como los compromisos climáticos que tiene cada país- representan avances importantes. No obstante, la clave radica en cómo actuamos a nivel local. El financiamiento climático se presenta como una herramienta esencial para que nuestras ciudades crezcan de manera armónica con su entorno natural. Pero si seguimos desarrollándonos a costa de los ecosistemas, perpetuamos un ciclo de degradación ambiental que sólo aumenta la vulnerabilidad de nuestras poblaciones más desfavorecidas.
El Foro Urbano Mundial (WUF12) plantea la necesidad de enfocarnos en las realidades y prioridades de cada comunidad, ciudad y región, integrando lo local y lo global. Se busca atender tanto los problemas de pobreza y exclusión como los desafíos relacionados con el cambio climático y la gestión de recursos naturales. En este contexto, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (antiguamente Corporación Andina de Fomento –CAF) participará en este evento global presentando y discutiendo las mejores experiencias de la Red de “Biodiverciudades”, una iniciativa orientada a estructurar y financiar proyectos urbanos que mejoren la calidad de vida, mientras se preserva el entorno ecológico.
CAF destacará el papel de las ciudades intermedias en la promoción de un nuevo paradigma de desarrollo, así como los retos y oportunidades en la formulación y financiamiento de políticas, programas y proyectos para Biodiverciudades. Cada inversión en diversidad biológica es una apuesta por un futuro más sostenible y equitativo.
El cambio de paradigma que impulsa la Red de Biodiverciudades es crucial. Nos invita a repensar nuestras ciudades no como entes que agotan los recursos naturales, sino como espacios capaces de regenerar y convivir en armonía con su entorno. Proteger la biodiversidad no es un lujo ni un obstáculo para el desarrollo. Al contrario, es la llave para construir ciudades resilientes, justas y sostenibles.
Esta iniciativa se enmarca en una estrategia institucional que busca responder a los desafíos medioambientales y climáticos de la región. En 2022, los países miembros de CAF decidieron por consenso aprobar un incremento patrimonial de 7.000 millones de dólares, donde una de las metas apunta a que el banco pueda convertirse en el “banco de los Gobiernos Subnacionales de América Latina y el Caribe”. Esto, con el fin de aportar al desarrollo y sostenibilidad integral de los Gobiernos locales y regionales y, al mismo tiempo, contribuir al equilibrio territorial de la región y la reducción de sus grandes desigualdades.
La capitalización y foco especial en los entes subnacionales sólo puede materializarse con acciones concretas que nos guíen a un cambio de paradigma. Además, permitirá duplicar la cartera de proyectos al 2030, fortalecer el rol de CAF como aliada del desarrollo sostenible y la integración regional, y enfocar la inversión en adaptación y mitigación al cambio climático. En tal sentido, el WUF12 es el espacio ideal para difundir herramientas alternativas de generación de planes y proyectos urbanos que efectivamente integren lo urbano con lo natural.
(*) Ángel Cárdenas es gerente de Desarrollo Urbano, Agua y Economías Creativas de CAF. Esta columna de Opinión fue publicada originalmente en el portal del diario El País de España.