Pese a que no jugó bien, el equipo del Coco Basile mereció largamente ganarle a Tiro Federal de Rosario 2 a 1, en la continuidad de la décima fecha del Torneo Clausura 2005. Daniel Bilos anotó los dos goles de Boca, mientras que Javier Cámpora había logrado la igualdad parcial para los rosarinos. El arquero Vivaldo fue la figura, lo cual explica de alguna manera que la victoria no haya sido más holgada la victoria para el Xeneize.

Los dirigidos por Basile desde el primer minuto se pararon en campo rival y fue Insúa el que se movió de un sector al otro, tipo limpia parabrisas, para tratar de encontrar espacios entre sus marcadores.

Igual, la presión se empezó a hacer más sostenida con el paso de los minutos. Casi lo grita Boca cuando se jugaban 11 minutos. Sacó mal Vivaldo, la pelota quedó dando vueltas cerca del área y Palacio apareció para sacar un derechazo violento con el arco vacío. La pelota terminó en la tribuna, pero fue una llamada de atención (¿o desatención, mejor dicho?) para la última línea de Tiro Federal.

Basile apeló a su clásico vozarrón para insistirle a sus jugadores, sobre todo a Palacio, que probaran por afuera. Ahí estaba el negocio porque los laterales visitantes siempre quedaban a mitad de camino y terminaban pagando.

Instintivamente, Tiro se fue metiendo atrás. Armó dos líneas de cuatro bien cerradas y la consigna de Boca fue: cómo entrar. Costó, por cierto. Insúa era el encargado de crear fútbol para que, tanto Palacio como Palermo, ganaran sus respectivas posiciones dentro del área rival. Pero al Pocho lo controlaron bien en la mitad de la cancha, en forma escalonada, y entonces hacían falta otras variantes. Por ejemplo, las apariciones sorpresivas de los laterales. O que los volantes pasaron a posición de ataque. En ese arranque no pasó una cosa ni la otra. ¿Bilos? Se mostró muy estático y casi ni se soltó.

Ante la falta de recursos, Boca empezó a probar con remates de media distancia. Uno se fue cerca, justo a los 20 minutos del primer tiempo. Kuproviesa se sacó la marca de encima y le dio de zurda. Casi se mete arriba.

Más allá de todo, la pelota estaba en poder de Boca y en cualquier momento podía caer el gol. Esa era la sensación general. A los 25 minutos, Insúa agarró la pelota en tres cuartos de cancha, amagó con meter el pase en profundidad para Palacio y enfiló decidido hacia el área. Apenas encontró un huequito, metió el zurdazo, algo mordido, que se fue cerca. También lo tuvo enseguida Palacio, pero Vivaldo le achicó bien y no le dejó ángulo para definir.

Boca, como era de esperar, se fue abiertamente al ataque. Y presionó de tal manera, que el partido se jugó en los últimos treinta metros de campo visitante. Se cansó de generar peligro. Cata Díaz lo tuvo de cabeza, Palermo debajo del arco (justo tapó el arquero), Calvo metió un zurdazo a la carrera que se frenó en un rival y Battaglia metió un remate bajo que dejó a todos los hinchas con el grito en la boca.

El segundo tuvo arrancó sin freno. Boca encontró rápido lo que tanto buscaba. Gago apeló a su precisión habitual para cruzar una pelota letal al corazón del área y por atrás apareció Bilos, quien hasta ahí casi no había tocado la pelota. El Grandote metió un cabezazo esquinado y adentro. Alivio general, claro. Que duró poco, porque en la réplica, Cámpora se anticipó a su marcador y metió un cabezazo al primer palo. Nadie, pero nadie, lo podía creer.

Fue otra vez Boca. Y creó más peligro. Una: Palermo quedó solo y Vivaldo, la figura de la cancha, evitó el gol. Otra: Kuproviesa metió uno de sus clásicos zapatazos y el arquero, de vuelta, la descolgó del ángulo.

Pasaban los minutos y los nervios se multiplicaban. Hacía falta que apareciera Insúa para darle mayor fútbol al equipo. Justamente, el zurdo levantó la cabeza y lo dejó en buena posición a Bilos, quien de golpe se despertó y cambió el rumbo del partido. Recibió de espaldas, se acomodó y sacó un disparo bajo, inatajable.

A partir de ahí, Boca trató de no equivocarse. Se cuidó atrás y Tiro se le animó. Incluso Tilger tuvo el empate, con un remate violento que Abbondanzieri dio rebote hacia adelante.

Victoria, en definitiva. Más trabajada de lo imaginada, pero que sirve para reforzar ideas, consigna Clarín.