Doña Vivi y don Licinio: se ha formado una pareja

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Media docena de causas judiciales en la disputa patrimonial de Sáenz Valiente

Américo Schvartzman
(desde Concepción del Uruguay)

La disputa entre el hermano y la viuda por una parte de la millonaria herencia de Ricardo Sáenz Valiente originó media docena de causas judiciales. El tradicional diario La Calle, con más de cinco décadas de influyente vida en Entre Ríos, vive su momento más aciago. Dos de sus más antiguos colaboradores entablaron un juicio millonario por el cual las propiedades de la Editora en Concepción del Uruguay están embargadas. Para colmo de males, ADEPA -entidad de la que El Rengo llegó a ser uno de sus vicepresidentes- cesó la membresía del diario por “confusión societaria”, a pedido de Juan Francisco. La preocupación de la viuda por la evolución de la disputa la llevó a recurrir a un aliado inesperado: José Licinio Scelzi, dueño de uno de los estudios jurídicos especializados en casos penales más cotizados del país. El flamante defensor de Viviana Sáenz Valiente está estrechamente relacionado con Concepción del Uruguay, pero además tiene una frondosa lista de clientes que llaman la atención: militares y ex militares represores, torturadores beneficiados por la obediencia debida, delincuentes económicos y hasta el viudo de María Marta García Belsunce. Ahora, además, será uno de los dueños del diario La Calle.

Ricardo Sáenz Valiente falleció el 27 de noviembre de 2003. Poco menos de un año pasó para que se desatara una guerra por la herencia, que generó al menos cinco causas judiciales que se tramitan en Concepción del Uruguay y en Buenos Aires. Incluyen denuncias cruzadas, donde los herederos se acusan de usurpación entre sí, y a la vez, una denuncia penal de parte de la viuda contra quienes fueron los colaboradores más íntimos de Ricardo. A su vez, estos entablaron un juicio laboral millonario contra la Editora La Calle SA. Y por último, un juicio de desalojo, recién iniciado, para que Viviana deje la propiedad de Moreno 139, que es propiedad de Sáenz Valiente Hermanos. En este informe se reseñan todas las acciones en trámite sobre las que este cronista pudo averiguar -es posible que haya más, por ejemplo de parte de Elena Anchorena, la primera esposa de Ricardo-. Son causas paralelas que se iniciaron casi al mismo tiempo, y donde el panorama parece haberse oscurecido para la viuda Viviana Esteban de Sáenz Valiente, que en los últimos días decidió recurrir a un letrado especializado en causas penales complicadas, que se cuenta entre los más caros del país y que cobrará sus servicios con un porcentaje de las acciones en disputa.

La calle más oscura

El diario siempre fue un medio conservador, no sólo en lo ideológico sino también en su práctica editorial: salvo que lo forzara la aparición de alguna competencia, jamás cambió una coma de su propuesta. De hecho, fue el último de los antaño “grandes diarios” de la provincia en incorporar color, y lo hizo más por el desembarco del Uno en la ciudad que por otra cosa.

Nunca fue un gran negocio para su familia propietaria, cuyo patriarca, don Francisco Salchicha Sáenz Valiente, exhibía tan orgulloso su sangre urquiciana en tercera generación como sus amistades oligárquicas. Pero el diario no era negocio, en términos económico-financieros: ni siquiera se acercaba a lo que generaban las otras actividades (sobre todo agropecuarias, nada de industria) de sus dueños.

El negocio con el diario era otra cosa: el poder. La amistad con gobernantes, sobre todo conservadores o dictatoriales, los vínculos que aseguraran beneficios financieros, acceso a créditos, oportunidades de negocios; la posibilidad de tener a algún funcionario en la gestión municipal en todos los gobiernos; la imbricación directa en el poder judicial y económico. Todo redondeaba el esquema de poder para el que tener un diario era fundamental, sobre todo en una ciudad sin otros medios y en un mundo en el que no se había producido la explosión tecnológica que abrió las puertas a la proliferación de medios: primero las emisoras de frecuencia modulada, luego la computación y finalmente Internet.

Postales del pasado

Se puede hacer una lista de las historias de La Calle nunca publicadas y que los Sáenz Valiente preferirían olvidar. Desde sus amistades con personajes despreciables, como casi toda la cúpula de la dictadura, hasta su tratamiento de “ex Presidente de la Nación” a Videla cuando ya era un reo condenado. O de maniobras como la estafa de cobrarle a media ciudad la reconexión al sistema de cable cuando su empresa, Río Cable, adquirió la que hasta ese momento era su competencia, en 1994.

En esa lista figuraría el haber adquirido toda la edición de El Periodista cuando a mediados de los ‘80 publicó la lista de deudores privados de la deuda externa, que pasaron a engrosar la deuda pública: entre ellos aparecía, claro, la familia Sáenz Valiente. Para que la ciudad no se enterara, El Rengo ordenó comprar todos los ejemplares que llegaron. Se le escaparon algunos, entre ellos el que recibía un suscriptor atento de aquel semanario porteño, que escribió una carta narrando el episodio. La carta se publicó en el número siguiente de El Periodista, bajo el título “Sáenz no tan Valiente”.

La historia sigue esperando un novelista que se ocupe de ella. Quizás algún día aparezca y cuente cómo un descendiente de Urquiza implacable con sus adversarios -así pasaran a serlo por una pavada-, desentendido de las cuestiones básicas del periodismo -revelar aquello que el poder quiere que siga oculto-, amigo de dictadores y dedicado al periodismo por una cuestión de poder, fue transformado con los años en un paladín de la libertad de prensa, homenajeado por el Estado entrerriano.

Durante años, en Concepción del Uruguay, la realidad era lo que se publicaba en La Calle. Lo que no salía en esas páginas, no sucedía. Y eso otorgaba un poder extraordinario a Sáenz Valiente frente a los gobiernos comunales como también ante la “parte más sana” de la sociedad, que se prosternaba ante él a la espera de que no se le malquistara por algún capricho.

También quienes le rodeaban gozaban a su modo de ese “prestigio social”. Por eso el escándalo de fines de 2004 impactó tanto: ver a los herederos pelearse por los despojos del finado era un espectáculo impensable.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Lo último que saben es que estaba en Guadalajara, México.

Los uniformados observaron que el hombre estaba golpeando a su caballo con los espuelones, causándole lesiones visibles en la zona de las costillas.

Deportes

Ciclista puso la cara en Gualeguaychú y se llevó un gran triunfo.

Matías Russo y Vittoria Piria

El piloto entrerriano Matías Russo, junto a su compañera Vittoria Piria, conducen un Porsche.

Argentinos

El Bicho derrotó 4 a 0 al Pincha y quedó como líder, al menos hasta que juegue Boca.

Racing

La Academia festejó gracias a un agónico gol en contra y eliminó a la Lepra del Torneo Apertura.

Opinión

Por Claudio Jacquelin (*)

Dibujo de Alfredo Sábat para La Nación.