Florencia Penna
“Escribir es como otro vicio cualquiera, irresistible, del que se obtiene un pasajero bienestar que mantiene a raya la muerte, que siempre se promete abandonar y que puede llevar a la locura por abstinencia o sobredosis.” Son palabras de una escritora que escribirá sobre otra, pero que responden a la pluma de Estela Nanni de Smania, autora nacida en Paraná pero radicada en Córdoba hace muchos años. Su última obra, La Conjetura, publicada el año pasado por Ediciones Simurg, fue presentada anoche en la sede de Librería Códice Flamingo Plaza Mall, con la presencia de Smania quien disertó sobre El Encantamiento de la Palabra y firmó ejemplares.
La tapa del libro es cautivante. En ella, el retrato de la periodista Sylvia von Harden pintado por Otto Dix en 1926, evoca misterio e introspección. Una joven moderna de notables manos, sentada ante un trago que bien podría ser un Martini Dry y unos cigarros, dialoga pensativa con alguien (del) más allá o consigo misma: “La Conjetura se escribió primero por la tapa”, aseguró Smania. Descubrí esta obra estando en París y dije que ese cuadro iba a formar parte de alguno de mis libros. Cuando la vi, me lo imaginé”, aseguró.
¿De qué trata la historia? “Una escritora está escribiendo las peripecias de otra que ve en un diario una crítica demoledora de su último libro. Quien escribe, conjetura qué pasa por el cuerpo, por la mente de Leonor Etchegoyen, la escritora que es escrita, quien ha hecho de la literatura su vida. De pronto una crítica puede hacerla tomar varios caminos, entre ellos, abandonar la escritura, muy difícil por cierto porque creo que este oficio se abandona sólo con la muerte. Pero ella está frente a esos caminos: hacer caso omiso a la crítica, dejar de escribir u otro.
-¿Cuánto hay de autorreferencial?
-Varias personas me dijeron que me han visto en muchas de estas cosas. Siempre hay algo de uno en lo que escribe, no es que sea exactamente una autobiografía pero hay experiencias que son propias. O de gente muy cercana porque en las primeras páginas está el proceso de la escritura. Quien escribe inicia el relato de cómo viene hacia ella la necesidad de contar esa historia. De pronto ella está leyendo y se le hace lo que yo llamo el click. Y entonces deja el libro y escribe, conmovida, motivada. Eso me es propio, sin duda. Tal vez también la relación con la literatura, sus preparativos para ponerse a escribir.
-Los ritos.
-Los rituales del inicio de la escritura, los miedos. Esas preguntas que surgen siempre, que yo como tantos escritores nos podemos ver reflejados: ¿para qué?, ¿para quién?; si no escribo este libro ¿a quién le importa? Estos interrogantes pueden a veces hasta paralizar. En todo eso me siento bastante identificada.
-¿Qué más cuenta la novela?
-También refleja la soledad de una mujer que ha dedicado su vida a la literatura; y qué significa el amor. Puede ser la tabla de salvación, la vía de escape a tantas frustraciones. De alguna manera la protagonista que es escrita se va contando su historia, la de una mujer muy sola de afectos. Y si alguien le insinúa desde una crítica que su obra no vale nada es como decirle que ella es prescindible.
(Más información en la edición gráfica de ANALKIISS de esta semana)