Capital de la especulación

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Destrucción del patrimonio, hacinamiento urbano y el negocio de la renta inmobiliaria

Jorge Riani

La destrucción del capital patrimonial que distinguió a Paraná entre las ciudades argentinas es una de las consecuencias irreparables de la desenfrenada carrera por la renta fácil y segura. La piqueta que convierte en baldío las viviendas históricas no tiene contemplaciones, y la declaración de protección de 229 fachadas se convierte en letra sin sentido. Actualmente hay medio centenar de edificios en un concentrado espacio urbano. Sólo en el centro paranaense la población creció un 40 por ciento en los últimos cuatro años. Con créditos inaccesibles para el perfil de los paranaenses, todo lo que se edifica se arroja al mercado de la renta, sin que eso se traduzca en una mejora en los valores de los alquileres. La ciudad sumó en los últimos años 791.212 metros cuadrados de nuevas construcciones y se libraron 3.644 permisos para edificar. Sin embargo, en el Registro Único de la Demanda Habitacional el número de necesitados sigue estable y denuncia que más de 25.000 entrerrianos piden desesperadamente una casa. La concentración de la riqueza se derramó del campo a la ciudad.

El estado de cosas se puede advertir tan paradojal, burdo y cruel como aquella historia que narra el caso del gato que murió de hambre encerrado en un depósito lleno de sardinas… enlatadas. Ahí están, junto al felino que no tiene posibilidad alguna de acceder al alimento que salvaría su situación. En la capital entrerriana se cuentan por millares los pobladores que -como los gatos de triste destino- no pueden resolver su situación habitacional mientras que la ciudad toda se destruye para levantar en su lugar cientos de edificios en torre que se suman al mercado de la especulación.

La urbanidad también muestra obscenamente la concentración de la riqueza. Mientras pocos siguen sumando propiedades, muchos más miran extender hacia arriba la ciudad sin que eso signifique, tan siquiera, algún tipo de beneficio en los valores de los alquileres.

Solamente en la zona urbana conocida como “Residencial parque” se están levantando por estos días más de medio centenar de edificios de propiedad horizontal. No son los únicos que habrá, porque una cantidad aún mayor ha venido ganando terreno en la zona más buscada de Paraná. Según los datos del área de Planeamiento de la Municipalidad, tan sólo en cuatro años la población en el centro y el parque ha crecido un 40 por ciento, y esa mayor densidad poblacional denuncia la proliferación de los edificios de entre cinco y doce pisos.

Los últimos datos de estadísticas certeras mensuran el crecimiento hasta 2003 y revelan un sostenido crecimiento en la actividad de levantar viviendas. Según las mediciones municipales recopiladas por la Dirección de Estadísticas y Censo de Entre Ríos, entre 1998 y 2003 se construyeron en la capital entrerriana 791.212 metros cuadrados y se libraron 3.644 permisos para edificar.

Sin embargo, la suma de ladrillos sobre ladrillos no ha significado ninguna solución al drama del déficit habitacional. Todo el cambio que se advierte en la fisonomía urbana no es sino la profundización de la peor mueca del capitalismo: la concentración de la riqueza en un marco de necesidades insatisfechas y crecientes. Aunque suene a discurso marxista demodé, es ese el panorama y no otro.

Prueba de esto último son los datos que arroja el Registro Único de la Demanda Habitacional que está habilitado en el seno del Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV). Según ese compendio de números y nombres, son unas 25.000 familias entrerrianas las que demandan casas y las reclaman, aunque naturalmente no se cuentan las miles que no han pasado por el organismo oficial a denunciar su situación. Y la situación más crítica se da en Paraná, según los 10.000 registros de demanda. Una cifra elevada que quedará en eso porque, en primer lugar, ninguno de los departamentos que se construyen actualmente tiene como finalidad solucionar el problema a ese sector; y segundo, porque aún acudiendo a los planes de vivienda, de las 25.000 demandas sólo 5.100 cumplen con los requisitos para gestionar ante el IAPV.

En otras palabras, el cambio de la fisonomía urbana, la extensión de la zona edificada sobre el aire ciudadano, no soluciona ni en un mínimo el problema de la falta de casas accesibles para la golpeada población paranaense.

Destruyan la ciudad

Pero la descontrolada carrera de la construcción con fines especulativos no sólo no aporta soluciones, sino que deja un saldo de irreparable pérdida para la histórica Paraná, esta ciudad que hasta hace algún par de décadas podía mostrarse como una joya arquitectónica de singularidades aportadas por su historia de rebeldía, decisión y políticas públicas. Hoy se sigue rompiendo el capital histórico que queda, ante la indiferencia general, los gestos atónitos de unos pocos y la paralización de la autoridad pública. ANALISIS lo había denunciado con registro de fotos en un artículo del periodista Claudio Cañete en la primera mitad de este año.

Sin embargo, no es que falta voluntad de protección. Lo sabe el arquitecto Atilio Laurini, que con su cargo de director de Planeamiento Municipal gestiona ahora una multa para quienes redujeron a escombros la vieja casona que la Confederación General del Trabajo (CGT) tenía en calle España al 100, pese a estar protegida. La locura por construir para arriba hizo que en el amparo de la quietud de un domingo se demoliera la propiedad pese a la “protección” municipal.

No alcanzan los tres decretos municipales con los que se intenta preservar valiosos edificios. El Decreto Municipal Número 1.035 busca preservar 50 edificios en su totalidad y 100 fachadas. El Decreto Número 1.215 resguarda totalmente a 54 edificaciones y 60 fachadas, mientras que el Decreto Número 209 resguarda 55 edificios y 66 frentes. En total, hay en Paraná 159 edificios y 226 fachadas protegidos, pese a lo cual el capital patrimonial de la bella capital entrerriana se desgrana en escombros día a día.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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