Hugo Remedi
“Proponemos anular el IVA a los productos de la canasta familiar, reformas totales para la política y las Fuerzas Armadas, separar a la Iglesia del Estado y eliminar el Senado, que es más antidemocrático que la Cámara de Diputados”, prometió, en un reportaje con ANALISIS, la candidata a Presidenta por el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), licenciada Vilma Ripoll. Dijo: “No tenemos compromiso con ningún banquero o gran empresario porque vivimos como decimos sin nada que ocultar”. Contó por qué no fueron juntos con Pino Solanas y reflexionó sobre los motivos por los cuales todavía no logran anclar al socialismo con el gran electorado nacional. Advirtió que no comparten en absoluto la metodología de Quebracho, que termina siendo funcional al gobierno, a la derecha y a la represión. Habló de Von Wernich, Macri y Carrió. Aventuró que no visualiza segunda vuelta y admitió que, pese a que se opone frontalmente al proyecto de los Kirchner, Cristina es un cuadro político de primer nivel. Finalmente, afirmó que conducciones mayoritarias de la CGT fueron cómplices de la decadencia nacional y que si bien los gobernadores sufren la presión económica del gobierno central, también es verdad que varios de ellos no se animan a enfrentar ese poder.
-¿La gente les tiene miedo y por eso no los vota?
-Creo que aún no nos votan masivamente porque amplios sectores conservan expectativas en el gobierno K u otras variantes. Pero el descontento crece y en la última elección porteña salimos en cuarto lugar y logramos el ingreso de nuestra compañera Patricia Walsh como diputada. Apostamos a que el 28 de octubre y a futuro lograremos mejores resultados.
-¿Por qué la izquierda argentina siempre es una alternativa de mil pedazos?
-La división afecta a todos los partidos. Ahora no hay listas del PJ ni la UCR y sus dirigentes van en varias boletas. Queremos unir a la izquierda y por eso desde el MST construimos esta Nueva Izquierda con gente independiente como Walsh, Héctor Bidonde, Marcelo Parrilli y unas 10 organizaciones políticas, sociales y ambientales. A Pino Solanas le propuse unirnos, con él a presidente y yo a vice, pero lamentablemente se negó y armó una lista sólo de centro-izquierda.
-¿Qué les falta para dejar de ser candidaturas sólo testimoniales?
-Dar testimonio es valioso, pero no nos limitamos a eso. Nuestras bancas han servido más que 10 de los viejos partidos. En el Congreso, Patricia Walsh logró la nulidad del punto final y la obediencia debida. Como diputada de la ciudad, yo fui autora de leyes como la primera fábrica recuperada y el blanqueo salarial docente. Pedimos el voto porque somos una herramienta para denunciar y también para presentar proyectos concretos por los reclamos sociales.
-Ahora, ¿por qué los referentes de la izquierda se muestran públicamente siempre de un modo agresivo?
-No es nuestro caso. Rechazamos el insulto, la agresión personal y la chicana. No creemos agresivo sino legítimo apoyar las luchas sociales y decir las cosas de frente y con firmeza. En cambio, si Cristina y Kirchner, así sea con tono calmo y escenario hollywoodense, dicen que “la inflación oficial es perfecta”... no sólo agreden al bolsillo popular con los precios sino que también ofenden la dignidad con semejante mentira.
-¿La plata hace candidatos?
-Sin duda, ayuda a instalarlos. La desigualdad de recursos con el oficialismo y los viejos partidos es obvia. Cristina usa fondos públicos, el avión y el canal estatal a piacere; otros candidatos reciben aportes patronales. En cambio, nuestros apoyos son de trabajadores, vecinos y estudiantes. No tenemos compromisos con ningún banquero o gran empresario y estamos orgullosos de ser y presentar candidatos que vivimos de nuestro trabajo.
-¿Hablar de fraude no es subestimar a la gente?
-En Córdoba hubo urnas cuya cantidad varió, boletas faltantes, certificados alterados, punteros patoteros y sistemas de lemas, acoples o colectoras. Hay sistemas electorales con pisos y otras trampas. Todo eso es fraude. Por eso proponemos una reforma política total que incluya voto electrónico, revocabilidad de los mandatos para quienes no cumplan y elecciones proporcionales y sin piso para que se respete la voluntad de los votantes.
-¿Es imposible luchar contra las estructuras partidarias tradicionales?
-No, es difícil pero no imposible.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)