Daniel Enz
La herencia de José Alberto Reggiardo siempre fue una obsesión para el abogado Walter Martínez. Hay quienes dicen que se enteró del patrimonio millonario del oscuro hacendado victoriense (que hizo buena parte de su fortuna por sus negocios con la venta de armas en el exterior y el contrabando, como así también por sus fluidos contactos con servicios de inteligencia internacionales) a los tres meses de muerto. Otros, opinan diferente. No dudan en señalar que estaba perfectamente al tanto del dinero que existía alrededor de Reggiardo, aunque, seguramente, no en toda su dimensión.
Cuando por esos hábiles vericuetos Martínez logró convencer a la justicia, con documentación fraudulenta, de una supuesta heredera, como el caso de María Angélica Godoy -también cumpliendo pena de prisión actualmente, en la cárcel de mujeres de Paraná-, se puso al frente de la administración de los bienes de Reggiardo. A marzo de 1999, el sucesorio practicado indicaba que el hacendado disponía de bienes por 23.419.965,84 pesos, sin tener en cuenta el inventario de la hacienda, superior a las 3.500 cabezas, lo que sumarían otros 7 millones de pesos.
El hábil e inescrupuloso letrado nogoyaense contrató investigadores privados extranjeros para determinar, fehacientemente, dónde se encontraban las cuentas de Reggiardo en el exterior y, según se indicó, se ubicaron no menos de 15 millones de dólares, aunque otros señalan que la cifra sería superior. “Esos 15 millones los retiró de un banco y los envió directamente a una cuenta de él generada en el Merrill Lynch Bank SA, de origen suizo”, indicó una fuente conocedora de los movimientos. La operación la habría realizado directamente en la oficina de representación de Montevideo (Uruguay) y a través de los poderes otorgados por la justicia, como administrador. Entre 2001 y fines de 2008 -poco antes de empezar a cumplir la condena impuesta por la Cámara del Crimen de Gualeguay- viajó por lo menos una vez por mes a la República Oriental del Uruguay.
Transitó por todos los puestos fronterizos que unen Entre Ríos con el vecino país. La mayoría de las veces lo hizo por el paso Gualeguaychú-Fray Bentos, hasta que el corte de ruta de Arroyo Verde, decidido por la Asamblea Ambiental y Ciudadana, en contra del avance de la pastera Botnia, lo derivó para otro paso fronterizo, como el de Colón-Paysandú. En uno de esos viajes “llevó dos valijas repletas de dólares que nadie controló ni vio en la Aduana” –se acotó-, que eran el resultado de la venta de miles de cabezas de hacienda y otras operaciones con los campos de Reggiardo. “Eran más de 5 millones de dólares”, se apuntó. En el Merrill Lynch Bank siempre lo atendía una mujer, que era la encargada de Cuentas de Martínez. La señora se jubiló en el 2008 y se terminó radicando en Miami.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)