Jorge Riani
“... y los sueños, sueños son”
(Pedro Calderón de la Barca)
El gobernador le ha llamado “sueño entrerriano”. No es –Urribarri, Sergio Daniel– el único hombre trascendente que habló de los sueños. También lo hicieron Freud y mucho más acá en el tiempo y la trascendencia algunos poetas virtuosos. Se pregunta José Sebastián Tallón. “¡y qué sueño está soñando! ¿Qué sueña? Sueña que vuela. ¡Qué bien se vuela soñando!”.
Sin necesidad de aparatos mecánicos, el hombre sólo ha podido volar en sueños.
Urribarri, que vuela en helicóptero de aquí para allá, sueña en diarios, radios, canales de TV y páginas digitales, su sueño más soñado: ser presidente de la República Argentina.
El gobernador quiere que sea un sueño colectivo. Que todos los entrerrianos sueñen como propio ese sueño. Es “el sueño entrerriano”, como ha denominado hace ya más de un año a la campaña por imponer su nombre al ruedo de los posibles sucesores de Cristina Fernández de Kirchner. El sueño está. Falta la realización del sueño, la cristalización, el cumplimiento.
Pero el camino se le presenta con obstáculos al entrerriano. La empresa no es fácil. El gobernador de la séptima provincia en importancia electoral tiene la dificultad de que el mismo puesto de candidato a presidente del oficialismo lo pretende el mandatario de la primera potencia electoral de Argentina: Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires.
La única vez que Entre Ríos derrotó a Buenos Aires fue en 1852, y para eso necesitó ayuda exterior –como el imponente Imperio de Brasil–, y fue, en realidad, una alianza de intereses que superaba sobradamente los límites de este estado mesopotámico. Está claro: aquello fue una guerra, y esto... casi.
El más taquillero
Para bien o para mal, Scioli gobierna la provincia más grande de la Argentina. El país entero vio por televisión, leyó por los diarios, escuchó en radio, el conflicto que enfrentó a su gobierno con el gremio de docentes. Millones de argentinos se enteraron del reclamo de los maestros, la oferta salarial de los funcionarios bonaerenses, la negativa sindical, los días de paro, las reuniones, las contraofertas y el acuerdo de las partes que tuvo como consecuencia directa el reinicio de las clases.
(Más información en la edición gráfica número 1000 de ANALISIS del día 11 de abril de 2014)