Silvio Méndez
Con amarga sorpresa muchos usuarios entrerrianos comenzaron a recibir este mes las facturas de la luz. Los informados estaban ya anoticiados del terrible tarifazo en el servicio de la energía eléctrica; otros no tanto. Pero en ningún caso estaba en las previsiones que podía llegar a tanto. Sucede que, intencionalmente o no, reinó la falta de certezas y desinformación oficial sobre los alcances reales de los aumentos.
En pocas palabras, el incremento corresponde a dos grandes latigazos. Uno es el implementado desde enero por la provincia –superior al 33%– y el otro que se adiciona desde febrero -en más de un 90%- por la quita de los subsidios nacionales. Prorrateando los dos ajustes para los primeros meses se alcanza el 60% promedio en total.
Pero lo peor de todo es que esto no terminó.
Porque cuando se tome la segunda lectura bimestral regirá un neto del 90% para marzo y abril, así como tampoco se descarta incorporar un reajuste trimestral de costos que habilita un ítem poco conocido del Decreto N° 734/12 que estipula el contrato de concesión de la distribución y cobro del servicio con la Empresa de Energía de Entre Ríos Sociedad Anónima (ENERSA).
Este punto es el que explica por qué el incremento de enero, que oficialmente se anunció iba a ser de 19,8%, terminó siendo de poco más del 33%, ya que incorpora un reajuste efectuado en el último período de 2015.
Surprise
El anuncio oficial del “sinceramiento tarifario” lo realizó a fines de enero el ministro de Energía y Minería de la Nación, Juan José Aranguren. El funcionario evaluó que el sistema estaba "al borde del colapso" y por eso, en tren de reducir el déficit fiscal, comunicó la medida de quita de los subsidios en todo el país, que se otorgaban según criterios totalmente arbitrarios. En definitiva, la iniciativa redundó en el incremento de los valores que pagan los consumidores finales.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del jueves 17 de marzo de 2016)