Por F. K.
¿Qué agrega o en qué condiciona el haber ganado Premio Escena Santafesina?
—Escena Santafesina funciona como un subsidio de la provincia a proyectos que se presentan y que son seleccionados para producción de obra. Nosotros salimos seleccionados y nos sirvió para llevar adelante el montaje de la obra.Trabajamos con la dirección artística de Silvina Grinbergy confacilitar la producción de la obra: tiempos de ensayo, en parte poder trabajar en distintas salas, con el vestuario. Es una gran ayuda pero también tiene un limitante que es el tiempo de devolución de eso, que es de un año, y eso es un límite, porque por ahí la investigación de una obra puede llevar un poco más de tiempo, y acá necesitás acotarte y presentarla—contó Victoria.
—Considero que los apoyos del Estado en relación a la creación de obras, las giras, la producción en sí del hecho artístico son siempre importantes, porque es muy costoso el tiempo que se necesita para llevaradelante una producción.La investigación que se hace en torno al material que se quiere producir, demanda un tiempo y una dedicación que muy pocas veces tiene una remuneración acorde cuando el producto se presenta, por decirlo así. Más en las ciudades del interior, que quienes concurren al teatro no son un público masivo, y más aún para las obras de danza contemporánea. Entonces el apoyo permite que todos los que forman parte del elenco, desde los técnicos a quien dirige, puedan tener un resarcimiento más o menos acorde a su trabajo. Es importante que el Estado invierta en esto, porque eso apoya a la producción cultural del pueblo para que podamos construirnos de otro modo, con otro acervo, con una mirada que reflexiona.Porque todo hecho artístico contiene una mirada sobre la realidad, sobre el mundo,que puede ser a favor del status quo social o en oposición, o en reflexión sobre esto—agregó Gastón.
—Está bueno porque se da un lugar, se otorga un valor al tener en cuenta que servimos para poder hacer una producción cultural. Eso está bueno no solo para quienes lo hacemos, sino también para quienes lo van a ver, porque la Cultura habla sobre una sociedad y el arte en general siempre surge en representación de esa coyuntura histórica, política, económica— reflexionó Rocío.
¿Qué dificultad les representa poner el cuerpo a una crítica sobre lo tecnológico siendo que, al mismo tiempo, estamos atravesados por ella?
—Esta obra presenta unos cuestionamientos sociales y se lo hace a través de la ironía, del juego. Las palabras “manipulación”, “dominación”, son apoyaturas fuertes en los cuerpos a la hora de pensar esto. Pero sobre todo la ironía, de cómo pensar en el poder como instrumento que, de alguna manera, nos coopta a todos.Y cómo estamos metidos y no lo percibimos, y cómo por momentos podemos zafarnos y podemos hacerlo a través del humor y de los cuerpos que son sometidos, que son manipulados, que son convencidos y que adhieren al adoctrinamiento casi sin darse cuenta. Por otro lado, son esos cuerpos que resisten, que encuentran herramientas y estrategias para resistir, que explotan el movimiento y que por momentos son nuevamente tomados y llevados a la quietud, la calma, a lo que otros quieren que sea¬— expresó Gastón.
El otro varón del grupo, Sergio, también acotó sobre el punto.
—Todos tenemos momentos en que somos una especie de autómatas, donde respondemos a formatos, órdenes, estilos que nos pueden ser ajenos, que por ahí no los entendemos del todo pero que de todos modos seguimos para adelante, porque eso es lo que hay que hacer.
—Yo no lo veo como una crítica hacia ese mundo, sino que usamos ese mundo como punto de partida para crear, como si fuese un guioncito. Trabajamos sobre unos audios de autoayuda para crear desde ahí con lo físico. Nos dejamos zambullir por ese lado, más que querer criticarla. En relación a los cuerpos en la obra, sucede el dejarse intervenir por algo externo que termina siendo una voz, muchas veces son de computadora las voces, ni siquiera es una persona. En la obra, en un momento arengamos a una compañera para que siga, pero termina siendo agobiante. Eso tiene que ver con un ritmo moderno que tenemos, en el que tenemos que ser hiperproductivos a costa de nuestra salud— asentó Victoria.
—Creo que la temática es atemporal porque si bien hay algo que se plantea desde la tecnología, en la obra aparece un Otro que aunque no esté siempre, aparece. Creo que, tomando la idea de esta mecanización y la satirización que hacemos desde la obra, al construir a mi personaje siempre lo hacía desde el lugar de que realmente me estuviera sucediendo. Por eso creo que la obra es atemporal, porque hay cosas por las que todos hemos pasado, porque la tecnología está ahí como podría haber estado otra cosa. Tiene que ver con la manera de relacionarnos con los otros, con nosotros mismos y con un sistema, donde decimos y hacemos sin saber qué. En nuestra época, cuando en las redes sociales la palabra se enuncia de un modo tan liviano que pareciera que no tiene peso, eso aparece en el cuerpo. Poner el cuerpo es estar ahí, haciendo lo que hay que hacer, tanto en estar en escena como en estar como artista. No creo en los artistas que hacen cosas sólo para hacer por fuera de cualquier perspectiva social, cultural y económica, porque todos nosotros estamos haciendo algo, generando una ruptura desde una concepción antropológica que tenemos detrás. En “Magnética Fe”, desde el absurdo, aparecen estas situaciones en las que todos nosotros hemos estado hasta el día de hoy, y cada espectador podrá darle la lectura que le parezca desde su subjetividad— cerró Rocío.