
Con más de 60 años de carrera, ha conquistado escenarios en todo el país convidando su gusto por la música clásica, por las grandes obras. La docencia es la vocación que adora, tal es así que la consagró -en 2019- ganadora del Premio Konex como pedagoga. En diálogo con ANÁLISIS, la gran concertista de piano, Graciela Reca, ronda su vida, recuerda a sus maestros, a sus cómplices, agradece a sus alumnos, a su familia, los mundos que habilitan su música.
Por Sofía Arnaudín
Un salón opulento; dos pianos con historia. Una mujer que se impone en el centro, con humildad y belleza. Habla de sus manos, de la importancia de cuidarlas, de la artrosis que molesta, pero no gana. Unos días atrás, dedicó seis horas de ensayo ininterrumpidas; la perfección en el detalle haciendo eco en el espíritu. “Cada día que me siento en el piano logro una cosa; nunca me levanto sin lograr nada. El estudio lleva a eso, y no es de un día para otro. Uno tiene que sentarse en el instrumento y sentir que nada lo está limitando”, afirma. Sostiene que es la obra la que debe lucirse, que una es el medio, no más; un canal que hay que abrir, desmedido y darlo todo. Todo.
Graciela Reca nos recibe en su casa. Conversa sin velos ni tapujos; es dueña de su fortaleza, de su ímpetu, de su ternura, y así la transmite a la hora de enseñar o de conquistar escenarios. En diálogo con ANÁLISIS ronda su vida, recuerda a sus maestros, sus cómplices; Martha Argerich, una amistad maravillosamente inesperada; una italiana risueña, su primera maestra; Luis La Vía, el salto a la academia; Reinaldo Zemba. “Mi recuerdo y agradecimiento a Reinaldo Zemba (ex director de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos) porque él me instó a tomar esto con mucha más fuerza. Todos los años tocaba con él en un concierto para piano y orquesta. Cuando la orquesta fue invitada por primera vez a Buenos Aires me llevó a mí de solista. Fue definitorio para mí en mi vida artística”, considera desde el corazón, Graciela Reca.
Referente a nivel nacional e internacional; decenas de músicos se han nutrido de sus manos: Carlos “Negro” Aguirre, Silvia Teijeira, Laureano Bruno, José Bulos, por nombrar algunos pianistas de la escena local, la referencian como una gran maestra, que marcó un camino y una manera de comprometerse con la música.
“Cuando pienso que tengo uno de mis alumnos en Miami, otro en París, otro en Londres, otro que se va a hacer una gira por España, una dice: No me equivoqué en alentarlos”, cuenta –orgullosa- Graciela Reca.
Transita más de 60 años de carrera como pianista, docente, intérprete; pero también compañera, madre, abuela, amiga. “El poco tiempo que he tenido para mí se lo he dedicado al piano. Esto realmente me ha hecho muy feliz. No hubiera concebido hacer de mi vida otra cosa”,reconoce -con convicción- la pianista.
(La nota completa en la edición 1137 de la revista ANALISIS del jueves 22 de diciembre de 2022)