
Un conflicto suscitado entre privados por la ocupación de lotes costeros en la zona de calle Pedro Londero al final de la capital entrerriana, desempolvó un malogrado plan para el libre acceso al río Paraná. En ese sector, al norte de la ciudad, se iba a realizar el denominado “Parque Costero”, un área con paso a la ribera para el disfrute de la ciudadanía. Se anunció en el año 1995, cuando Julio Solanas era intendente. El proyecto no prosperó y quedó en el olvido, hasta ahora. Enfrentamientos entre particulares por el uso de terrenos para llegar a la orilla desató recientemente una controversia sobre su propiedad y reavivó el reclamo por el espacio público prometido.
Por Silvio Méndez
Desalojos, amenazas, instalación de cámaras de vigilancia con altavoces, denuncias cruzadas, un conflicto judicial y acuerdos privados entre bambalinas, son algunos de los elementos de un complejo entramado que involucra el enfrentamiento entre un grupo de familias y desarrolladores inmobiliarios que tiene como escenario de disputa un sector del borde costero de Paraná. Se trata de un área ubicada en calle Pedro Londero al final, pasando el espacio de retiro “Centro Mariápolis”, al norte de la capital entrerriana. Ese lugar en algún momento cobró relevancia institucional, porque allí la Municipalidad de Paraná iba a acondicionar un paseo público. Fue durante la primera gestión de Julio Rodolfo Solanas (PJ), que entre 1991 y 1995 lo tuvo como intendente. En el último año de este período, se lanzó un proyecto denominado “Parque Costero Combate Vuelta de Obligado” que alcanzó un estatus de creación mediante la ordenanza Nº 7.735. Para esto se diagramaron algunas obras: se realizaron miradores y escalinatas cerca de la barranca; se instalaron algunos mobiliarios urbanos y la réplica de una cruz de ñandubay, como la que se encuentra en el sitio histórico en San Pedro, provincia de Buenos Aires, donde en 1845 se libró la mentada batalla por la soberanía. En el parque también se plantaron unos espigados tótems de madera que, con los años, fueron tapados por los yuyos y luego trasladados a otra plaza de la ciudad sobre Puerto Sánchez.
El plan de “abrir” ese lugar a los vecinos prometía mucho. La idea era que la gente pudiera llegar hasta la costa, generar un circuito de emprendedores vinculados a las actividades turísticas y de pesca, así como disfrutar del paisaje inigualable y la belleza natural. Pero el proyecto que promovió el ex intendente Julio Solanas tenía un escollo irresuelto desde su origen dado en que buena parte de los lotes con vista al río tenían dueño. Entonces, estos privados no hacían uso de esos terrenos.
El ímpetu por el “Parque Costero” se fue apagando y salió de la agenda de las políticas municipales. En 2006 pareció revivir, por iniciativa de ediles Jorge Maier y Aldo Bachetti de la denominada fuerza Concertación Entrerriana, hubo un requerimiento al Concejo Deliberante para que se expida por la empresa inconclusa. En 2012 los planteos llegaron a la Defensoría del Pueblo de la ciudad. Fue de la mano de integrantes de lo que se llamó la “Asamblea Ciudadana el río es de todos”, que reclamaron por las amenazas de violación al derecho de libre tránsito por la costa que representaba el barrio privado “Puerto Urquiza”. El ombudsman de aquel momento, Luis Garay, realizó una recomendación a la presidenta municipal, Blanca Osuna, en la cual estaba comprendido este malogrado proyecto del Parque en Londero al final. Garay recomendó que se garantice el acceso al río y aludió a “las políticas encaradas desde la Municipalidad de Paraná que se denominan ‘Proyecto Borde Costero’”.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1159, del día 24 de abril de 2025)