Jury: testigos de la defensa declararon a favor del juez Sebastián Salem

Salem y su abogado

Salem y su abogado Ladislao Uzín Olleros. (Foto: Poder Judicial).

De ANÁLISIS

El jury de enjuiciamiento al juez de Paz de Gualeguay, Sebastián Salem, se retomó este martes a las 9 con la declaración de testigos citados por la defensa que lleva adelante el abogado Ladislao Uzín Olleros.

Doce personas, en su mayoría abogados que litigan en el Juzgado de Paz de Gualeguay, aseguraron que el trato de Salem es correcto y jamás advirtieron algún episodio de violencia hacia mujeres, y específicamente a la secretaria Sabina Almada y la escribiente Carolina Almeida. Ambas puntualizaron ayer distintos hechos de maltrato laboral, sobre carga de tareas y describieron un clima tenso que les acarreó problemas de salud.

A partir de la presentación de la secretaria Sabina Almada, en noviembre pasado el Jurado de Enjuiciamiento decidió abrir el jury contra el magistrado. Lo enjuician por violencia laboral, hostigamiento y maltrato. El proceso se desarrolla en el Salón de Actos del Superior Tribunal de Justicia (STJ) desde ayer. En total, ya declararon 20 testigos entre lunes y martes.

El Jurado de Enjuiciamiento es presidido por el senador provincial  Armando Gay (Frente Creer-Concordia) e integrado por los jueces Daniel Omar Carubia, Marcela Davite, y Guillermo Bonabotta; el diputado provincial Gustavo Zavallo (Frente Creer-Viale); y los representantes del Colegio de la Abogacía, Luis María Campos y Sonia Rondoni.

Por el Ministerio Público Fiscal participa el procurador General Jorge Amílcar García; y el defensor técnico de Salem es el abogado Ladislao Uzín Olleros.

 

Que investiguen amenazas

Uno de los testimonios más importantes de este martes fue el de Nerina Evelina Atún, dado que el defensor pidió que se investigue el posible delito de amenazas a partir de su declaración. La mujer es empleada del Poder Judicial fue adscripta el 12 de marzo del 2020 al Juzgado de Paz por afectación dispuesta por el Superior Tribunal de Justicia (STJ). Es que en esa repartición hacía falta personal por el volumen de trabajo. Ayer la secretaria y escribiente contaron que la mayoría de las tareas las llevaban adelante ellas, y el juez “sólo se dedicaba a sentencias que se realizan completando formularios con nombres y DNI”. Agregaron que en distintas ocasiones ellas debieron corregirle el trabajo.

“Hay movimiento”, respondió cuando le preguntaron por el volumen de trabajo. “Cuando llegué al juzgado el funcionamiento estaba organizado. Trabajé dos días antes de la pandemia. Después nos fuimos casi un mes por la pandemia. Cuando volvimos tuvimos reunión de trabajo y las autoridades no se ponían de acuerdo con las funciones que nos tocaba a cada una. Después de esa reunión la secretaria y mi compañera -Almeida- pidieron licencia. Me quedé trabajando sola con el juez. Fui secretaria un tiempo, el Juzgado tenía un funcionamiento normal, era tranquilo. Después escuché que pidieron la afectación de varones. Formamos equipo de trabajo”, aseguró.

Contó después que el juez Salem estaba tan predispuesto al trabajo que hasta se llevó un vidrio y lo hizo cortar personalmente para que se pudiera trabajar en pandemia. “Nunca vi maltrato o violencia. Conmigo fue amable, teníamos relación una cordial. Cuando armamos el equipo dividimos las actividades. Proponíamos ideas y el juez las evaluaba. Siempre fue respetuoso”, dijo.

Cuando le preguntaron por qué quiso regresar a su Juzgado de origen contestó: “Después de la suspensión del juez Salem ingresaron las autoridades nuevas. El juez Antola, Almada y Almeida. Las actividades cambiaron porque eran otras autoridades, me encargué de los trámites voluntarios por decisión de secretaria que asignó las tareas. Llegó un día que cuando se dieron a conocer los nombres de quiénes veníamos a declarar la situación cambió y los tratos de ellos hacia mí cambiaron. Me llamaron la atención. Me dijeron cosas que no me gustaron, fueron inapropiadas, me preguntaron si me pagaron o me ofrecieron un cargo”. Inmediatamente achacó eso a Almada.

“A ella le molestó que venga a declarar y me preguntó qué podía llegar a decir. Le dije que diría la verdad. Me dijo que ella había rendido, y que era titular. Le contesté que sabía eso. Después de eso hablé con el juez Federico Antola que quedó a cargo del Juzgado. Todos me empezaron a tratar mal en ese Juzgado. No sé cómo decirlo, como llamarlo, pero después de ahí sentí miedo, estuve asustada porque no entendía porque no tenía la libertad de declarar. Yo soy neutral y siempre me llevé bien con todos”, recalcó. “El juez me dijo que tenía que entender, que había que posicionarse en parte. Le respondí que no me parecía. Me puse mal, atendí al público llorando porque no podía comprender por qué no tenía libertad de hablar. Lo que me dolió es que me dijo cerca de diez veces que lo que hiciera iba a tener consecuencias. Me hizo mal, eso fue un miércoles. Me generaron mucho miedo. Llamé al día siguiente. No quise ir al trabajo. Me sentía mal. Pedí ayuda a una médica”, relató.

—Y cuando Almada y Almeida estaban de licencia ¿la relación entre el ordenanza y el juez también eran cordiales? —preguntó el procurador García dado que José González, el agente de ordenanza del Juzgado, declaró ayer a favor de las denunciantes y sumó episodios personales con Salem.

­—Ví todo normal, nada fuera de lugar. Lo único que digo es que después de esa reunión no se pusieron de acuerdo en la división de actividades —respondió Atún.

—¿Usted sabe que Almada y Almeida habían denunciado a Salem por malos tratos y hostigamiento?­­

—En tribunales se sabía, se escuchaban rumores pero no vi nada. Escuché por la radio, los medios. También me lo contó mi compañera Carolina. Cuando las dos pidieron licencia me dio miedo porque me dejaron sola con el denunciado. Fui a trabajar y cumplir y nunca recibí maltrato, entonces no, me sentí tranquila, iba tranquila.

Sobre la reunión en la que no se pusieron de acuerdo en la división de tareas, Atún no puso aportar mayores datos. “No me quería enterar porque tenía que seguir estando ahí y conviviendo con ellos. No se ponían de acuerdo en cómo organizar el Juzgado. El juez decía una cosa, la secretaria no estaba de acuerdo y nosotros les hacíamos caso a lo que nos decían”.

Foto: Poder Judicial. 

Otros testimonios

Ante el Jurado de Enjuiciamiento pasaron otros testigos citados por la defensa. Todos abogados que litigan en el Juzgado de Paz de Gualeguay. Se escuchó de ese modo a Jorge Adrián Lujan; Emanuel Atahualpa Lazo; Carolina Mancini; Vanina De Zan; Juan Pablo Avancini; Juan Martín Bisso; Ignacio Martín Elizalde; Diego Cachinsky; Pedro María Benedetti; Laura Inés Gastaldi; y Eliana María Guercovich.

Los letrados coincidieron en que el trato prodigado por Salem es “correcto” y, excepto el abogado Bisso, todos aseguraron lo mismo de la secretaria Almada y la escribiente Almeida. “El Juzgado de Paz de Gualeguay siempre fue muy diligente, incluso cuando cambiaron la competencia”, advirtió Luján. “Todos los pedidos que hacía se resolvían en 15 días. Nunca tuve inconvenientes”, acotó.

“En ningún momento advertí actitud hostil con su personal. A Almada la conocía desde que estaba en Colón. Después tuve trato cuando era secretaria de Gualeguay. Nunca vi nada”, dijo Lazo.

“En términos generales, con los empleados del juzgado jamás tuve nada para decir, nada negativo. Siempre fui bien atendida, nunca tuve destrato y maltrato. Adherí a una nota de abogados quejándose del servicio de la secretaria no porque me hubiese pasado algo a mí. Es que hasta entonces el servicio del Juzgado siempre había sido muy bueno y firmé para que no decaiga el funcionamiento del juzgado en sí”, agregó Mancini.

Juan Martín Bisso fue el abogado que impulsó la nota que circuló en Gualeguay, a la que adhirieron unos 30 abogados, quejándose de la secretaria del Juzgado de Paz. “Cuando vino la doctora Almada cambiaron las cosas sin sentido. Los colegas que me conocen saben de mi trabajo gremial en la sección local del Colegio de Abogados. La mejor época de ese Juzgado fue cuando estuvo la doctora Bonetti y Carolina Cáceres de escribiente”.

Se quejó porque Almada empezó a pedirle un escrito que acompañara la liquidación de tasas judiciales, de modo que ella supiera en el marco de qué expediente. “Le pedí una audiencia a Salem. Él me dijo que le tenga paciencia porque era nueva, que ya iba a funcionar”, acotó. Dijo que ese tipo de inconvenientes los tiene “hasta el día de hoy”. “Ahora nos pide que todos los documentos se los mandemos en Word cuando se los veníamos mandando en PDF. Cuando tenemos muchas cosas, eso molesta”, criticó.

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