Jury a Salem:una empleada tuvo un brote por estrés y otra no se animó a contar su embarazo

Sebastián Salem

Juez de Paz de Gualeguay, Sebastián Salem.

De ANÁLISIS

El juez de Paz de Gualeguay, Sebastián Salem, escuchó hasta pasadas las 13 de este lunes a 8 testigos que refirieron al ambiente laboral en el Juzgado. Las primeras en declarar fueron la secretaria Deolinda Sabina Almada, y la escribiente María Carolina Almeida. Ambas mujeres relataron situaciones de violencia laboral de género, hostigamiento y maltrato.

Una de ellas contó al jurado que debió afrontar un “brote por estrés”, que en una oportunidad tuvo un derrame en un ojo, inestabilidad en la presión arterial, y que actualmente atraviesa estrés postraumático. En un momento del interrogatorio que le hizo el defensor Ladislao Uzin Olleros, la mujer se quebró.

La otra testigo recordó que cuando quedó embarazada no se animaba a contarlo al magistrado, y agregó que sabía que si tomaba licencia tendría un impacto negativo en su relación laboral con Salem.

En el transcurso del jury está previsto que declaren unas 20 personas. El Jurado de Enjuiciamiento es presidido por el senador provincial  Armando Gay (FdT-Concordia) e integrado por los jueces Daniel Omar Carubia, Marcela Davite, y Guillermo Bonabotta; el diputado provincial Gustavo Zavallo (FdT-Viale); y los representantes del Colegio de la Abogacía, Luis María Campos y Sonia Rondoni.

Por el Ministerio Público Fiscal participa el procurador General Jorge Amílcar García; y el defensor técnico de Salem es el abogado Ladislao Uzín Olleros.

Juez Salem

Será enjuiciado el juez de Paz de Gualeguay, Sebastián Salem.

“El MPF no está obligado a acusar”

En su alegato de apertura, el procurador General aclaró que “la función del Ministerio Público Fiscal (MPF), a través de su cabeza, no se asemeja a la función en acción penal. La función es garantizar formalmente el principio, que sea un órgano distinto que lleva adelante juicio del que manifieste la apertura. Esta presentación no tiene otro contenido material, aunque siempre hay una analogía discursiva y argumental. Por eso, en Rossi -Carlos, juez de Ejecución de Gualeguay que no fue destituido por otorgarle salidas sociolaborales al femicida de Micaela García-, decíamos que el hecho que MPF cumpla esta función obligatoria de apertura no implica que esté obligado a acusar. Van a ser las pruebas que lleven adelante en plenario que formulen acusación formal”.

“Restituir en su cargo a Salem”

Por su parte, el abogado Ladislao Uzin Olleros,  dijo que su defendido “fue requerido imputándole cargo de hostigamiento, maltrato laboral e idoneidad”. “Sostuvimos inocencia y seguiremos sosteniéndola, porque el propósito es mendaz y no cuestionar aptitud para desempeño de función”. Dijo que Salem “no es violento, hostil y ni prodiga maltrato a los subordinados”. Marcó que se juzgan “hechos graves porque no tiene atenuantes, sino que el resultado es la absolución o destitución. Aportaremos todos los elementos necesarios que permitan a jurado tener por cierta versión de inocencia y restituir en su cargo a Salem”.

 

“El MPF no está obligado a acusar”

En su alegato de apertura, el procurador General aclaró que “la función del Ministerio Público Fiscal (MPF), a través de su cabeza, no se asemeja a la función en acción penal. La función es garantizar formalmente el principio, que sea un órgano distinto que lleva adelante juicio del que manifieste la apertura. Esta presentación no tiene otro contenido material, aunque siempre hay una analogía discursiva y argumental. Por eso, en Rossi -Carlos, juez de Ejecución de Gualeguay que no fue destituido por otorgarle salidas sociolaborales al femicida de Micaela García-, decíamos que el hecho que MPF cumpla esta función obligatoria de apertura no implica que esté obligado a acusar. Van a ser las pruebas que lleven adelante en plenario que formulen acusación formal”.

“Restituir en su cargo a Salem”

Por su parte, el abogado Ladislao Uzin Olleros,  dijo que su defendido “fue requerido imputándole cargo de hostigamiento, maltrato laboral e idoneidad”. “Sostuvimos inocencia y seguiremos sosteniéndola, porque el propósito es mendaz y no cuestionar aptitud para desempeño de función”. Dijo que Salem “no es violento, hostil y ni prodiga maltrato a los subordinados”. Marcó que se juzgan “hechos graves porque no tiene atenuantes, sino que el resultado es la absolución o destitución. Aportaremos todos los elementos necesarios que permitan a jurado tener por cierta versión de inocencia y restituir en su cargo a Salem”.

“Tuve un derrame ocular”

Deolinda Sabina Almada, secretaria del Juzgado contó que Salem “sólo hacía sentencias que sólo son ejecutivas, de cuatro párrafos, son todas iguales, hay una especia de formularios que se copian y pegan cambiando nombres y DNI, y las sentencias monitorias también son así. Muchas veces esas sentencias estaban mal hechas y teníamos que corregirlas. Como secretaria atendía la mesa de entradas cuando el tiempo me daba. Porque cada expediente que llegaba tenía que leerlo, no sólo leo el proveído, tengo que leer los expedientes y saberlos. Como recién llegaba, eso me consumía más tiempo. También le daba una mano a la escribiente y cuando la mesa no estaba tan colapsada la escribiente me ayudaba a mí”, describió. Agregó que a veces Salem ayudaba en la mesa de entradas pero lo hacía “de mala gana” y que había mucho trabajo.

Refirió a un episodio tuvieron que buscar expedientes que figuraban en el sistema informático. “Salem desconocía donde estaban los expedientes y hacía ocho años que estaba en el cargo. Después aparecieron, estaban comidos, tenían suciedad. Como la escribiente estaba embarazada pero no se animaba a decirle a Salem, le dije que no los toque. El encargado de ordenanza colaboraba. Seguían faltando expedientes. Salem hizo un oficio donde manifestaba que desconoce paradero de los expedientes. Me hizo firmarlo y lo elevó. 48 horas después fui citada al despacho del juez. Con sorpresa muestra que en la heladera del despacho había tres pilas de expedientes que antes no estaban y llegaron a la tarde. Esos expedientes están sin egreso y sin ingreso por mesa de entradas. Salieron del estudio, o de la casa de alguien -un profesional que es testigo en esta causa- y fueron directamente al despacho del juez Salem”, advirtió.

Contó después que Salem le hizo dos denuncias penales que, posteriormente, los fiscales desistieron porque no encontraron delito. “Cuando me reintegré en mayo, después de la primer licencia mi idea fue volver a trabajar. Le plantee que dejemos en paréntesis lo que había pasado, pero sí que ordenemos el juzgado que era un caos. Volví con esa idea errónea porque no tenía acceso a los expedientes, se me prohibió el acceso en el sistema. No tenía claves para trabajar y efectivamente tuve dos denuncias. Por eso no tenía acceso a los expedientes”.

Hostigamiento y entredichos

“Desde que llegué si tenía una opinión diferente se me ponía en ridículo delante de los compañeros de trabajo y abogados. Él decía que tenía que consultarme yo había llegado con el librito nuevo que es el Código Procesal Civil y Comercial y los códigos de fondo. Se me llamaba al despacho cuando estaba con un profesional varón o yo ingresaba para solicitarle una firma, y él manifestaba qué linda secretaria, vio la secretaria linda que me conseguí. En una oportunidad tuve que contestar que no soy una cosa, sino una empleada”.

Almada contó que quiso irse, que la trasladen. Añadió que en una oportunidad la quiso “obligar a que sancione al ordenanza porque él pretendía que cumpla tareas de escribiente, me amenazó que si no lo hacía también me sancionaba a mí”. “Ese día me puse muy nerviosa. Se me hizo un derrame en el ojo y menos mal que fue ahí y no más arriba. Me vio médico forense. También tuve un brote por estrés y estuve internada en el hospital. Es que sus conductas me llevaban a eso. Cuando pedí el traslado estuvo de acuerdo que me vaya a Gualeguaychú. Tiempo después dio un informe negativo sobre mi”.

La mujer dijo también que los problemas ocurrieron “hasta la suspensión de Salem”. “Estoy trabajando nuevamente con Carolina Almeida, con un juez suplente y el ordenanza. Somos un equipo de trabajo, no tenemos conflictos ni problemas. Hace unos 15 días estaba trabajando la agente Atun con nosotros. Ella pidió irse al juzgado de origen porque estaba a préstamo. Nosotros somos un equipo de trabajo, todos hacemos todo, nadie tiene problemas en trabajar. A no ser Salem. Los abogados son testigos de Salem de que las resoluciones salen mal pero no plantean las revocatorias porque es más fácil ir al despacho del juez y sentarse a dictar resolución o sentencia a medida. Por eso no se apela ni se revoca”, denunció.

En un extenso interrogatorio de la defensa, la mujer fue consultada por varios de los puntos de su declaración. Ante la insistencia del abogado, planteó si estaba imputada porque no lo sabía y hasta se quebró.

Uzin Olleros le preguntó por una nota formada por 33 abogados que se quejan del funcionamiento del Juzgado. “Son abogados no litigan ahí, si son tres los que litigan ahí es mucho. Y algunos tienen juicio”. Dijo que tuvo intercambios con abogados que “hoy son testigos de Salem”. “Los entredichos fueron porque quisieron violar el reglamento o la ley”, acotó. Agregó que un abogado puntual “quería llevar el pago de tasas de justicia sin escrito haciendo referencia al expediente que iba agregar. Salem dijo que con firma alcanzaba. Pero la responsable de tasas soy yo”.

También fue indagada sobre su médico de cabecera, y cuestionada porque no eligió un médico de tribunales para atenderse. “El hostigamiento sigue sobre mi persona, aun cuando tengo licencia. No es casual que llevemos este juicio hoy en esta provincia. Acá surgió la Ley Micalea que muchos no aplican y la desconocen. ¿Vamos a demostrar si somos todos iguales ante la ley y las mujeres podremos trabajar libres de violencias?”, preguntó para cerrar.

“No me animaba a contarle mi embarazo”

María Carolina Almeida, escribiente del Juzgado contó que con “Sabina Almada hacíamos prácticamente todo las dos. Hasta que llega juicio la causa, la sentencia que es lo único que hace Salem y a veces regula honorarios que también lo hace mal, porque muchas veces hay dos regulaciones por expediente igual que dos sentencias por expediente”.

Refirió al episodio del archivo de expedientes. “El ambiente fue horrible. Cuando Salem fue denunciado por Almada, se encerraba en el despacho como si nosotras fuéramos delincuentes”.

Acotó que le daba “miedo decirle que estaba embarazada porque sabía que después de eso venía el hostigamiento por pedido de licencia y fue así. Cuando me tuve que hacer la primera ecografía me pido licencia por motivos personales, y él me preguntó cuál era el motivo personal. Después le conté que el embarazo era el motivo de pedido de licencia. No me dijo nada. Me fui cuando tuvo un accidente un tío mío, Sabina ya se había pedido licencia. Estando en reposo porque no me podía mover, Salem me llamaba para preguntarme cómo se hacían las tasas de justicia. Días previos no quería volver y el ambiente era peor”, relató.

Almeida dijo que desde “noviembre del año pasado hasta hoy se puede trabajar tranquilo, en paz”. “Cuando estaba él, todo el trabajo lo hacíamos entre la secretaria y yo. Él iba por la tarde no sé para qué, porque sólo dictaba sentencia”, recalcó.

Otros testigos

Además de las dos mujeres, declaró el empleado de ordenanza  José Luis González que contó cómo Salem le pedía mandados y trámites personales mientras estaba en horario de trabajo. Recordó que lo quiso poner de escribiente y cuando él se negó quiso sancionarlo.

La abogada María Emilia Bonetti que también fue secretaria del Juzgado coincidió con las testigos que pasaron al inicio de la audiencia. Contó distintas situaciones puntuales con Salem y alertó sobre la “falta de humanidad”.

Débora Paola Taborda también fue escribiente en el Juzgado de Paz de Gualeguay. Su relato fue en el mismo sentido que las testigos anteriores. Por ultimo declaró Yanina Yzet de la Oficina de Violencia de Género del Superior Tribunal de Justicia; el abogado Carlos Illo -pareja de Almada- y Felipe Benedetti, técnico informático.

 

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