(*) Colectivo de Trabajadores por la Ventana
Para enmarcar-contextualizar la desgarradora situación de la vejez en Argentina necesitamos clarificar y desnudar las políticas de jubilación y pensión que se vienen aplicando en las últimas décadas.
Sufrimos ajuste presupuestario en nombre del déficit con recortes salariales y reformas jubilatorias con clara concentración del poder por parte del estado en el ámbito nacional como provincial. Asistimos a un escenario que tiene poco de República y mucho de monarquía, “el Estado soy yo”, y parece ser que todos nosotros debemos ser súbditos de sus políticas verticales y autoritarias en nombre del mercado. Es la mayor ofensiva sobre los derechos, y más profunda que la de los años del menemato en los 90 porque impacta negativamente en los ingresos, condiciones de trabajo, salud laboral y en las condiciones de la enseñanza-aprendizaje. Desde el punto de vista del retiro laboral consideran la jubilación como “premio o subsidió a la vejez” en las antípodas del derecho a la vejez -que será parte de otra entrega-. En ese marco Milei veta un miserable aumento a los jubilados nacionales mientras que el “deber” de los gobernadores es reformar regresivamente los sistemas provinciales recientemente en Santa Fe y con estado parlamentario en Entre Ríos. Hay semejanzas de las avanzadas neoliberales de los 90 dónde el Estado nacional se desentiende de la salud y la educación en el proceso llamado de transferencia a las provincias y a la inversa el traspaso al ANSES de cajas jubilatorias de algunas provincias a la Nación, mientras que, en otras, como Entre Ríos, resistimos y logramos mantenerla en la provincia.
No es ajeno a nuestro análisis el proclamado déficit cero y/o equilibrio fiscal, a priori es bueno para cualquier estado, organización o familia, pero sin embargo cuando se despilfarra, se apela a la timba financiera de un puñado de buitres, se malgasta, cuando la corrupción es moneda de cambio, cuando se beneficia a un sector minoritario y se carga sobre las mayorías el peso del ajuste genera un desequilibrio hacia su interior difícil de sobrellevar. En nuestro caso argentino, un grupo de cipayos gobierna a su antojo e intereses particulares y foráneos, y sin ley, sumiendo en la pobreza, indigencia, ajuste, represión y quita de los derechos humanos fundamentales de los trabajadores activos y jubilados.
En conclusión, los números pueden estar equilibrados pero la población no puede con su manutención que incluye las condiciones mínimas necesarias para la vida personal como alimentos, servicio eléctrico, gas, vivienda, jubilación, medicamentos, salarios…
No tenemos que desconocer el trasfondo de la cuestión que tiene que ver con los especuladores, parásitos del estado argento, dedicados a la expoliación de la timba financiera dónde ganan grandes fortunas sin poner un peso de sus bolsillos y sin hacer nada. A esos evasores usureros el BCRA les garantiza tasas de interés que no existen en ningún país del mundo multiplicando sus ingresos sin riesgo alguno.
Ese dinero malhabido se lo llevan afuera luego de que el estado le vende dólares baratos, y si no hay dólares el estado se endeuda para saciar su avaricia trasladando a toda la población esa deuda. Es decir, toma deuda externa para brindar dólares baratos a los especuladores y garantizarle ganancias extraordinarias mientras que esa deuda va a recaer sobre las espaldas de los asalariados, precarizando las condiciones laborales, y en especial atentará contra los vapuleados jubilados y jubiladas. Los sucesivos gobiernos de la democracia se han subordinado a los poderes de los organismos multilaterales de crédito especialmente al FMI que actúa colonialmente controlando las decisiones políticas y dictaminando la economía de la dependencia. Ese sometimiento es una decisión política enmarcada ideológicamente en el neoliberalismo que exige bajar las jubilaciones y reformas laborales. No somos los trabajadores activos y jubilados los que tenemos que pagar la fiesta de los especuladores usureros y evasores como tampoco aceptaremos que se nos responsabilice y culpabilice de la situación de crisis en la que estamos inmersos y padeciendo. Esa “realidad” construida quiere mostrarnos como ajenos al resto de la comunidad, y que no merecernos que se destinen fondos para una vida digna de generaciones de argentinos que pusimos el hombro en la construcción del país.
Otra de las regresiones y de las falacias que esgrime el gobierno es el ahogo impositivo argentino. Nada más lejano de lo real, si nos comparamos con otros países Argentina recauda por esa vía el 29% del PBI mientras que las economías espejo “más desarrolladas” rondan el 40% de sus PBI. Esa recaudación es regresiva porque los sectores empobrecidos en nuestro país aportamos el 65% del total mientras que en las economías capitalistas centrales el 65% de los impuestos los pagan los sectores que más tienen y ganan. Al reino del revés se le suman la aprobación nacional y provincial del RIGI y el RINI para las grandes y medianas inversiones sin compromiso impositivo alguno a los que más ganan y tienen. Milei aprieta a las provincias diciendo que tienen que bajar el gasto 60.000 millones de dólares. Entre Ríos tiene un presupuesto aproximado de 4.500 millones de dólares y en esa lógica de reducción del gasto de un 40% tendría que bajar 1.800 millones de dólares. ¿Hasta cuándo van a tensar la cuerda? Frigerio va a seguir adhiriendo ciegamente a las definiciones políticas del gobierno nacional?.
Las prioridades de los gobiernos se expresan en los presupuestos para el año siguiente (2025). El primer proyecto de ley de presupuesto presentado por Milei prevé sólo un aumento del 28% para las universidades, la mitad de lo solicitado por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y, en paralelo, se suspende el aspiracional artículo 9 de la ley de financiamiento educativo de llegar al 6% del PBI como así también suspende el financiamiento para ciencia, tecnología e innovación, y como contrapartida le asigna el doble del presupuesto a la SIDE. Las proyecciones presupuestarias 2025 de Frigerio aún no se conocen, aunque su margen de maniobra con la nación es nula al aceptar semejante ajuste. Planteadas así las cosas, el resultado es que los pobres vamos a ver aún más disminuidos los magros ingresos y los ricos, al no pagar impuestos, cada vez son más ricos. Obvio que los jubilados, pensionados, empleados públicos, docentes, personal de salud, y asalariados en general, que soportaremos nuevos recortes en los ingresos porque al “equilibrio fiscal” los libertarios lo resuelven con más pobreza y miseria. No, como prometía Milei durante su campaña de ajustar a la casta. Seguirán recortando salarios, el empleo y los subsidios, es decir, más miseria, más pobreza, despidos y más exclusión social.
Cuando Milei dice, con absoluto impudor e impunidad, que viene a “dinamitar” el Estado por dentro, no miente. Aunque habría que precisar que lo que quiere destruir es todo aquello que responda a algún derecho social en el actual estado, y en cambio mantener su función represiva y de control: SIDE, Ejército, Gendarmería, Policía…
Los tecnócratas sólo quieren que cierren los números sin considerar humanamente y terrenalmente las consecuencias de esas decisiones políticas para las minorías acomodadas, y perjudicial para el conjunto social como claramente es parte la previsión social considerada un gasto y no un derecho. Una apuesta realmente peligrosa y grave que encontrará resistencias varias.
(*) Colectivo de Trabajadores por la Ventana en la Multicolor
(**) Consultas estadísticas contador Luis Lafferriere /Diario Junio/La Nación. Testimonio diputado de Santa Fe, Carlos Del Frade; Laura Marrone de Ademys, y del Sec. Gral. CTAA Rosario Gustavo Terez.