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La oposición insiste en apurar el dictamen de Presupuesto y espera gestos concretos del Gobierno

Después de las elecciones del domingo próximo, el Gobierno se someterá a la primera prueba que permitirá saber hasta qué punto sus promesas de mayor apertura y diálogo son sinceras. Esa primera prueba será el proyecto de presupuesto 2026: los bloques opositores reclaman modificaciones e insisten en apurar para el 4 del mes próximo el dictamen en la Cámara de Diputados, a menos que el presidente Javier Milei se comprometa antes de esa fecha a firmar el decreto de convocatoria a sesiones extraordinarias a partir de diciembre.

Los diputados que responden a los seis gobernadores de Provincias Unidas desconfían de los cantos de sirena del oficialismo. Por eso exigen un gesto concreto de su voluntad de negociar el texto que envió el Poder Ejecutivo para que el Congreso lo apruebe antes de fin de año. El mensaje parece dirigido al asesor presidencial Santiago Caputo quien, en los últimos días, activó un acercamiento con legisladores de esa bancada; de hecho, ya se presenta ante ellos como su principal interlocutor, un papel que, en teoría, debería ejercer el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien recela de Caputo por la cada vez mayor injerencia en su área.

Lo cierto es que, más allá de quién sea el negociador de parte del Gobierno, los opositores se muestran duros. Reclaman que antes de discutir números, el Gobierno cumpla con las tres leyes que Javier Milei promulgó pero no aplicó: la emergencia en discapacidad, el financiamiento universitario y los fondos para el hospital Garrahan.

Desde Provincias Unidas sostienen que es plausible arribar a un presupuesto con equilibrio fiscal para el año próximo aun considerando el gasto que conllevan estas tres iniciativas. Eso sí: el Gobierno debería sacrificar la pauta de superávit de 1,5 punto del PBI que calculó en el proyecto que envió al Congreso. “Es una estimación mentirosa y el oficialismo lo sabe”, responden los opositores.

A su juicio, estas tres leyes que el Gobierno se resiste a aplicar tienen un impacto fiscal de solo 0,5 del PBI. “Nuestra propuesta agrega una décima más (es decir, 0,1 del PBI) para asegurar la transferencia de los fondos a las cajas previsionales de las provincias no transferidas a la Nación y que este Gobierno no gira”, explica Nicolás Massot (Encuentro Federal), vocero de la posición de los gobernadores.

En resumidas cuentas, en el boceto de presupuesto alternativo que elabora esta bancada se prevé un superávit fiscal de 0,9 puntos del PBI para 2026, menor al que pretende alcanzar Gobierno. Ahora bien, ¿estará dispuesto el presidente Milei a sacrificar 0,6 puntos del PBI de superávit para aumentar el gasto corriente, como piden los opositores?

“Como señal de gobernabilidad es preferible tener un presupuesto aprobado por amplia mayoría aunque tenga una previsión menor de superávit fiscal que un presupuesto dibujado. Nadie cree que el año próximo el superávit sea del 1,5% del PBI”, señalan.

Lo cierto es que, hasta ahora, el oficialismo ha dado señales contradictorias frente a los planteos opositores. Tras la primera reunión de acercamiento que se celebró el lunes pasado con el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, los bloques opositores se retiraron con aire de fastidio. El funcionario, que concurrió acompañado del vicejefe de Interior, Carlos Rolandi, insistió en que el superávit fiscal es innegociable. El encuentro no duró demasiado; no había puntos de encuentro entre las partes.

Empero, anteayer el oficialismo mostró una mayor flexibilidad y dejó trascender que el podría aceptar un texto alternativo siempre que preserve el superávit primario y financiero. La brecha entre ambos proyectos, subrayaron, deberá cubrirse con la porción no indexada del gasto: partidas variables que no incluyen jubilaciones, educación, seguridad ni salud.

Los voceros oficialistas añadieron que su objetivo es intentar discutir un texto común con la composición actual de la Cámara baja, pero con la nueva en el Senado. Pretenden, así, recortar el margen del peronismo, que podría condicionar la discusión. El debate, con este cronograma, se extenderá a las sesiones extraordinarias.

“La semana que viene seguiremos las negociaciones con las propuestas que nos acerquen las distintas bancadas”, se entusiasma el presidente de la Comisión de Presupuesto, Bertie Benegas Lynch. Los opositores desconfían. Aún tienen fresca en la memoria el desplante del oficialismo cuando, de manera intempestiva y al filo del cierre de las sesiones ordinarias, clausuró el debate del presupuesto 2025 y prorrogó por segunda vez la ley de 2023. “Ver para creer”, insisten.

(Fuente: La Nación)

 

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