Por Hugo Remedi (*)
Si a Sergio Massa, flamante candidato a presidente de Unión por la Patria, le perdonan la acción devastadora de la inflación y la comúnmente memoria frágil que la amigable sociedad vernácula pone a buena distancia los malos recuerdos que fueron sembrando los cambios de husos horarios políticos del dirigente de Tigre. Entonces sí, seguramente podrá forjar una alternativa electoral con mayor potencialidad que la original con el kirchnerista ultra K, Wado de Pedro a la cabeza.
Por lo pronto, ganó su primera PASO: De Pedro y Daniel Scioli ya quedaron en el recuerdo. La próxima instancia será superar a Juan Grabois, que no será más que un trámite triunfal que permitirá a Massa legitimar su candidatura.
El intento kirchnerista de tirar como opción oficial al binomio conformado por De Pedro y Manzur, se abortó de inmediato. Y si bien, Massa consiguió lo que quería, encolumnar a todos detrás de su candidatura, lejos está de sumar sin contar con el mundo K.
El resto de las candidaturas propias a nivel nacional no dejan de ser un collar espinado que mantendrá su cuello en alerta permanente ante cada una de sus futuras decisiones como primer magistrado, si es que la preferencia de los votantes se vuelca por su papeleta.
Basta con olfatear que las principales candidaturas propuestas, que no sea la propia, tienen el epígrafe K: su propio compañero de fórmula, Agustín Rossi, Máximo Kirchner candidato a presidir la Cámara de Diputados en el Congreso, y otros 13 diputados nacionales más, Wado en primer lugar para ser senador nacional y Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires completan el lote de preceptores K.
Los tiburones nacen nadando…
Por caso, Capital Federal, es por lo pronto una misión casi imposible y el resto del país solo acompaña con panderetas a tono…
El país está prácticamente desintegrado institucionalmente y si es que no hubiese un mapa de Argentina a mano, todos estamos más interiorizado de lo que pasa con los pozos de Berazategui, las lagunas cloacales de Chascomús que lo que pasa en el resto del territorio nacional. Hasta que, claro, las achurías criminales que sucedan en las provincias infectan de macabro interés a los medios nacionales y a la dirigencia a la hora del oportunismo.
Por ejemplo, de Jujuy se encargó la señal televisiva C5N línea editorial con raíces K y de Chaco se encargó TN y sus carnívoros amigos para sacudir desde la vereda de enfrente, el polvo dormido del oficialismo tanto nacional como local. Todos con salvaje crueldad.
El nuevo paso de la estrategia oficialmente alejada de cualquier tipo de expresión federal es bajar candidatos a las provincias cercanas a la urbe mayor, que permitan expandir el poder del centralismo y a su vez, ocupar lugares expectantes como inversión a futuro. Rogelio Frigerio es un ejemplo taxativo de eso.
Podrá ganar y gobernar Entre Ríos, pero su centro de gravedad está definitivamente delineado en Buenos Aires y no solo, un proyecto turístico o comercial lo puede convertir per se en un entrerriano de tierra adentro. Y desde allí, conjeturar entonces, con una posible gestión 2023-2027 con mutaciones impensadas.
Desde que la palabra dada dejó de ser un valor esencial, todo es posible.
El desdoblamiento de una elección nacional, siempre es una opción posible cuando a cuenta de otros se pronostican derrotas por capítulos. Sin embargo con eso y todo, el oficialismo de todos modos, viene cosechando resultados electorales lejos de ser satisfactorios pese a que las provincias en general se pusieron a distancia política de Alberto Fernández.
Para nuestra provincia no hay tal cosa, es a matar o morir, todo en el mismo día en que se va a elegir al nuevo presidente (salvo que emerja la posibilidad de balotage) sin vueltas.
Las PASO del 13 de agosto van a delinear el mundo que se viene quizás con mayor impacto que la propia general.
Cristina Fernández eligió el rebusque de la proscripción para enfrentar de lejos, lo que se suponía un incendio que se le venía de frente. El presidente, por su parte, metió la única uña, que le permitió la tangencialidad de su desamparo y como síntesis Massa sacó pecho de salvador.
Y si, es parte de una gran verdad, la opción De Pedro-Manzur no superaba el control de calidad. Por ello, cuando los dogmáticos K hablan de “comer el sapo” Massa y seguir para adelante, en sus íntimas convicciones progresistas saben en realidad que están votando a “otro partido”… tan claro como los conceptos que se desprenden del propio Grabois.
De lo que se viene electoralmente, la banda de análisis primordial es la afluencia de votantes. No todos reniegan que vaya poca gente a las urnas. Por el contrario para las opciones que mantienen núcleos duros de fidelidad es mejor jugar el mano a mano. El rodeo fluctuante, depende de cómo sopla el viento y a veces te ayuda y otras te rompe.
Massa quien fuera el tren en marcha que en su momento embistió al deseo reeleccionista del kirchnerismo, se nutrió del mayor pragmatismo y se unió al adversario interno y hoy, pese a todo, puede ser por qué no, quien se quede con la sortija de la felicidad.
Por otro lado, las libertarias bocinas alucinadas que profesan bendiciones a Milei y él inclusive, siguen diciendo boludeces de las más horrendas y la oposición, por su parte, se cachetea dando por presumido erróneamente que todo lo que está a la vista es dieta saludable.
Lo único cierto es que la política en todo su abanico, tiene un propósito abnegado y moral: te prometen la felicidad...pero curiosamente nunca te dejan tomarla.
No vaya a ser que el “sapo” juguetón se vaya para otro charco.
(*) Periodista. Especial para ANALISIS.