
Un año más, el ciclo lectivo 2021 inició en la provincia con paros en las escuelas públicas. El reclamo reiterado, además de los salarios, es por las deficientes condiciones edilicias. En contraposición, las escuelas privadas recibieron a sus alumnos en las aulas con estrictos protocolos. Una realidad que muestra las profundas desigualdades que cada día se hacen más reales y que mostró este miércoles un informe del programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral).
Además, en el contexto de pandemia se advirtió desde la docencia de la posibilidad de un aumento de contagios debido a la mayor circulación de personas por la presencialidad.
Hablamos de un universo de 51.242 alumnos de jardín de infantes distribuidos en 1.196 establecimientos; 147.822 alumnos de primaria que asisten a 1.532 escuelas y 152.101 alumnos de secundaria matriculados en las 764 escuelas secundarias de toda la provincia.
En el recorrido que efectuó Cuestión de Fondo, los directivos de las escuelas privadas Edupro, Don Bosco y San Joaquín de Paraná explicitaron las nuevas formas de organización que demandó la presencialidad en el marco de la pandemia.
“Nos hemos enmarcado en las resoluciones del Consejo General de Educación (CGE) y de acuerdo a sus sugerencias, con un retorno escalonado. Los chicos asistieron a partir del lunes 1 de marzo un curso por día, con dos ingresos diferentes al establecimiento para evitar las aglomeraciones”, sostuvo la rectora de Edupro, Vanina Rojas.
“Por suerte los chicos han respondido muy bien a esta nueva normalidad y todo ha sido muy organizado hasta el momento. Los cursos cuentan con unos 30 alumnos, y al ingresar se los subdivide en dos grupos de 15 cada uno, se les toma la temperatura al ingreso, se les sanitizan las manos y los preceptores los guían a sus aulas donde vuelven a sanitizar sus manos. Las aulas están dispuestas con la distancia requerida y el ingreso y egreso de los recreos es de la misma manera, con la higiene de manos y demás”, describió.
Los dos grupos se alternan semanalmente para contar con clases presenciales y virtuales. Al respecto, el vicerrector puntualizó que “el grupo que hace clases presenciales cursa solo cuatro horas y el resto del curso recibe una clase virtual, dictada por el docente desde la institución en el resto de la carga horaria”.
Del mismo modo, la rectoradel Colegio San Joaquín, Victoria Retamal, contó que “una vez que los chicos ingresan al establecimiento se les desinfecta las manos, se toma la temperatura e ingresan directamente al aula que cuenta con un dispenser de alcohol en gel y se ubican en un banco ya señalizado”.
Acotó que es el establecimiento educativo quien provee de los kits de seguridad con jabón, dispenser de alcohol en gel, toallas descartables y una máscara de acetato que, por protocolo, se establece que deben utilizar durante todo el tiempo que dure la clase en el aula.
En el Colegio Don Bosco, la directora general y representante legal, Mariela Cesario, agregó que “se dispusieron alfombras sanitarias en las puertas de ingreso y egreso y torres de alcohol en gel y alcohol diluido para higienizar las manos. Además todas las aulas cuentan con alcohol en gel, alcohol diluido, un paño y rollos de papel”. “A los docentes la escuela les facilitó el barbijo con el logo institucional y máscara, y a su vez cuentan sobre el escritorio con todos los elementos de desinfección”, informó.
Sobre la organización de las clases, indicó que “si bien las aulas son amplias no alcanza para tener a los cursos en el 100%, por lo cual se dividieron en dos burbujas que no exceden de 15 chicos: una burbuja asiste una semana a clase presencial y la semana siguiente lo hace la otra burbuja, y en la semana que están en sus casas siguen trabajando en forma virtual todas las clases con la plataforma que implementó la escuela”.
La realidad de la escuela pública
La realidad de las escuelas públicas entrerrianas es muy distante y las sensaciones que expresan los docentes al resumir el estado de las instituciones puede resumirse en una sola palabra: angustia.
En este caso, Cuestión de Fondo, recorrió la escuela secundaria N°22ScalabriniOrtíz–que comparte el edificio con la escuela secundaria N°21 Arturo Jauretche- que sufrió una grave inundación por la caída de los techos durante la jornada de lluvia del primer día de clases y la escuela para ciegos “HellenKeller”.
La directora de esta escuela especial, Judith Ramírez, contó que “los recursos e insumos que se necesitan son termómetros para poder tomar la temperatura al ingresar, alcohol para las manos de los estudiantes, sanitizantes para higienizar los bastones que utilizan de guía, los andadores de traslado, sillas de rueda”.
“Hay que higienizar el espacio áulico en forma continua porque el estudiante va a tocar todo, desde el picaporte, hasta ubicar su silla, el lugar donde colgar su bastón, y los materiales concretos que se utilizan mucho en esta escuela. Todo eso hay que higienizarlo para poder usarlo con otro estudiante. Esto es lo que estamos pidiendo y no hemos recibido: alcohol en gel, sanitizantes, rociadores, mascarillas para los docentes y obviamente la conectividad que necesitamos en todas las instituciones para poder continuar con una modalidad mixta de presencialidad y virtualidad”, reclamó.
Ante la falta de estos elementos, confirmó que en el establecimiento las clases no pudieron comenzar. “Si no contamos con esos recursos no podemos exponer a nuestros estudiantes”, sentenció.
En este marco, la docente admitió que “que las autoridades del CGE digan que está todo garantizado cuando no es así y que no haya ninguna respuesta porque no hubo ninguna comunicación, nos sume en una intensa incertidumbre día a día porque tenemos que brindar respuestas”.
Situación similar se vive en las escuelas de jóvenes y adultosde nivel primario. El supervisor Departamental de Paraná y Diamante, Roque Santana, criticó ante las cámaras de Cuestión de Fondo que “había expectativa de que llegaran las partidas Covid que llegaron a otros niveles de la educación pero no llegaron a la modalidad jóvenes y adultosde nivel primario, que permiten cumplir con el protocolo”.
“Hay un protocolo que dice que debemos garantizar el distanciamiento, el espacio, el alcohol en gel, el jabón líquido, protectores, barbijos, pero nosotros no tenemos las partidas para eso y es lo que está dificultando gravemente la vuelta a la presencialidad, que en esta modalidad es sumamente necesaria”, afirmó.
Sobre el inicio de clases, dijo que “la forma en que están trabajando las instituciones es escalonada, citando de a un alumno y tratando de entregar lo que se llama ‘comunitario’ que son cuadernillos en formato papel, que pagan los docentes y tienen salarios por debajo de la línea de pobreza. Por eso necesitamos que haya realmente una inversión de partidas para asegurarle el derecho a la educación a este estudiantado de jóvenes y adultos que está postergado y no es tenido en cuenta”.
Explicitó también que “son ciudadanos, jóvenes y adultos, que concurren a un nivel educativo primario, muchos de ellos con familias, muchos que son padres. Y en cuanto a la virtualidad sucede que si no tienen computadora, un celular en la casa se usa para los chicos, no tienen los recursos para la conectividad, para los datos; muchas veces hay situaciones de hacinamiento y no se puede garantizar el distanciamiento. Por eso, en esto no alcanza que haya mucho voluntarismo de parte de los docentes, se necesita aplicar un protocolo con los recursos y las condiciones reales”.
Santana explicó que “a aquella personade más de 14 años que no terminó cuando era niño o joven el nivel primario o secundario, el Estado le ofrece la posibilidad de hacerlo”. “Hay muchas personas no alfabetizadas que acceden a la modalidad de jóvenes y adultos, y tenemos una población que ronda las 400 a 500 personas cursando el nivel primario en el Departamento Paraná. La modalidad abarca a las personas en contexto de encierro –escuelas que funcionan en las cárceles-, hospitales de Salud Mental, escuelas, centros comunitarios y centros educativos informales como los CIC o comisiones vecinales”, especificó.
Gravísima situación es la que vivió la escuela Scalabrini Ortiz el pasado jueves 4 de marzo, primer día de clases en las instituciones públicas tras los paros determinados por los gremios. La rectora de, Luján Ruefli, sostuvo que la institución “viene reclamando desde hace muchos años, pero no llegan las soluciones reales porque siempre se tapa un poquito y se deja. En el techo las canaletas están tapadas por las heces de las palomas, hay chapas que directamente no están, y había advertido que se podía producir algo como lo que se produjo hoy, que fue una situación muy complicada, de angustia, nervios, preocupación para que no se electrocuten las paredes porque caía agua por los paneles de luz, y sensaciones mezcladas de todo tipo”.
El vicerrector agregó que “la lluvia puso en evidencia un defecto edilicio bastante grave, tuvimos verdaderas cataratas de gua en el tercer piso, que se inundó prácticamente en un 90%”.
Respecto de la aplicación de protocolos para las clases presenciales, la directora sostuvo que “no hay posibilidad de que se produzca la ventilación cruzada porque los ventiluces de los baños están trabados; otra puerta que hace de salida de emergencia es un panel de vidrio que no se puede abrir; no hay patio para poder hacer el recreo porque es compartido con la otra escuela y los chicos van a tener recreos en los pasillos, y la verdad que es una dinámica muy difícil de llevar a cabo la bimodalidad”.
“En el tercer piso hay aulas donde entran entre ocho y nueve chicos como máximo, pero a partir del 16 de marzo estarán todos los cursos por lo cual cada curso tendrá grupos que alternan la presencialidad con el trabajo en sus casas”, refirió el vicerrector.
“No habrá clases en directo porque no tenemos internet en el edificio. Pero no solo no tenemos internet sino que no tenemos teléfono por falta de pago. Se hicieron los reclamos pertinentes al Consejo de Educación porque estamos incomunicados, el equipo de conducción trabaja desde la escuela a la mañana con sus paquetes de datos personales del celular y luego por la tarde desde nuestros domicilios. Esto nos corta la posibilidad de poder trabajar como corresponde a la mañana”, concluyeron.