La era del insomnio

Hugo Remedi

La quimera del sueño entrerriano echado a volar allá por febrero de 2014, de mano de la ambición presidencial del actual gobernador provincial Sergio Daniel Urribarri, terminó de cremarse en la jornada electoral de este domingo.

El candidato que “amenazó” entonces, con ser el mejor candidato a suceder a la presidenta Cristina Kirchner y maltrató a Daniel Scioli todo lo que pudo, inició el vuelo de la fantasía hablando de una futura cosecha de votos rozando el 54%, terminó siendo el autor intelectual de una de las derrotas más estrepitosas del domingo ya que, salvo el caso similar de La Rioja, todas las provincias identificadas con el peronismo que ganaron en las generales del 25 de octubre pasado, mantuvieron la supremacía en el ballotage. En octubre Cambiemos ganó por 1.035 votos en el rubro a presidente, ahora la brecha se amplió a un poco más de 64.000 sufragios.

De hecho, el peronismo quedó desconcertado y al borde de la implosión solo relativizado por la prudencia que intentan militar por lo pronto los dirigentes más cautos del justicialismo vernáculo.

Las esquirlas de la derrota, no mitigarán esfuerzos en golpear duramente sobre el gobernador electo Gustavo Bordet, quien quedó en absoluta inferioridad de condiciones frente al puente político que en el futuro le pueden armar los intendentes radicales de la provincia, (Sergio Varisco incluido), y el nuevo poder macrista. Curiosamente podría llegar a suceder que se vea a un gobernador pidiendo a un intendente que le abra puertas en Buenos Aires y no al revés como se estila habitualmente.

Entre las PASO del 9 de agosto, las generales del 25 de octubre y el ballotage del domingo, el kirchnerismo provincial diluyó prácticamente todo su poder. De estas batallas, el KUrribarrismo solo puede mostrar como una pírrica victoria, el hecho de haber mantenido la gobernación de la provincia, pero con el peso de una pesada y peligrosa herencia que no goza del beneficio de inventario.

Paradójicamente, los únicos beneficiados que surgieron de esta dramática derrota electoral para el kirchnerismo provincial, son quien conforman la corona más estrecha que rodea gobernador Urribarri y que de hecho serán los efectivos garantes de todos los “logros” cosechados a través de la política benefactora de estos años de buena lumbre.

Algunos de ellos ya tienen inmunidad parlamentaria y otros esperan en fila para integrar el gobierno provincial, si es que Bordet, no decide por estas horas, independizarse del patrón caído en desgracia y establecer nuevas reglas de juego a tono con las nuevas circunstancias.
No será difícil suponer la respuesta de un gobierno nacional, viendo llegar a Bordet a la Casa Rosada a pedir tregua...y alguna moneda, mostrando solidaridad con un Urribarri, muy suelto de cuerpo a la hora de “bendecir ferozmente” al hoy electo presidente, cada vez que pudo.

Bordet, quizás, tenga que evitar toda posibilidad de rispidez con el gobierno central, acuciado por las necesidades económicas, y eso tiene varios nombres y apellidos que serán ubicados fuera de la foto que el nuevo gobierno provincial haga llegar al Facebook, Macri y compañía.

Exactamente al revés

Curiosamente el 54% que mostró Urribarri ubicado de modo jubilosos sobre su cabeza mientras entrenaba bicicleta al inicio de su campaña, fue lo que terminó cosechando Macri en Entre Ríos.

Las encuestas volvieron a equivocarse con los resultados mientras que, el kirchnerismo junto con sus adlátares, perdió percepción para escuchar lo que decía la gente y en consecuencia, terminó subestimando reclamos sociales que la gente facturó en las urnas.
El primer rayo que cayó sobre el sueño entrerriano, fue la elección de las Paso donde algunos dirigentes recién allí con el resultado a la vista, -extrañamente fuera de tiempo- se percataron de que algo ya no andaba bien en el crucero de la felicidad y empezaron a mirar al capitán con cautela: pero ya era tarde. El resultado electoral de las generales del 25 de octubre, terminó haciendo implosionar la voluntad de la militancia política peronista genuina.

Al ballotage se llegó con lo que quedaba, muy poco en realidad, y así fueron sus consecuencias.

Para ver y analizar. De octubre al ballotage, Scioli en Entre Ríos subió en un poco más del 9% mientras que Macri creció un 16%.

En el mismo sentido, El 25 de Octubre el FPV ganó en el rubro a presidente, en 8 departamentos, Cambiemos en 8 y UNA en Villaguay. El domingo, el oficialismo solo pudo retener Concordia, Feliciano, Islas y La Paz y recuperó Federación. Macri por su parte, ganó en 12 departamentos incluido Villaguay donde el saltador de garrocha Adrián Fuertes, volvió raudamente al oficialismo luego de perder la elección del 25 de octubre como peronista rebelde y empujó la candidatura de Scioli con poca suerte, le ganó Jorge Busti.

De la general al ballotage Scioli sumó en Entre Ríos, 73.852 votos y Macri 136.931 siendo que habían quedado casi 245.000 sufragios que el 25 de octubre tuvieron como propietarios a los Progresistas, a Compromiso Federal y al Frente de Izquierda a UNA (164.799).

Por si acaso, los gremios estatales de la provincia, ya están armando una multisectorial al estilo de la que se conformó para enfrentar, al radical Sergio Montiel, cuando cursaba su segundo mandato como gobernador, y en medio de una las más escandalosas situaciones que haya vivido Entre Ríos con bonos federales incluidos.

En poco menos de tres meses, el peronismo cayó en desgracia, la peregrinación electoral fagocitó la política del dedo y tumbó al conductor que hasta el domingo nadie discutía en público.

Ahora, el peronismo entrará en ebullición y mientras algunos preparan la mudanza y otros, aseguran las “inversiones” conseguidas, la provincia y sus inquilinos comenzarán en pocas horas, a transitar la delicada era del insomnio.

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