Cielo Eberhardt: “Cuando veo la película, dejo de verme a mí y veo a Mariana”
Por Gabriela Gómez del Río
La actriz y bailarina paranaense, Cielo Eberhardt, protagoniza “El infierno de los vivos”, la película de Alberto Gieco. A sus 19 años, Cielo recuerda el proceso de casting, el rodaje, el trabajo con el director y la intensidad emocional de interpretar a una joven atravesada por la violencia. “No hubo más técnica que el dolor verdadero que me provocaba la idea de lo que a ella le estaba pasando”, confiesa en diálogo con ANÁLISIS.
“El infierno de los vivos”está inspirada en la novela homónima de Cecilia Arbeis. Se estrenó a fines de septiembre pasado en Santa Fe; y de allí pasó a Buenos Aires al cine Gaumont, con muy buenas críticas del público. Este viernes a las 19.30 en el CPC (San Martín 15), será el estreno en Paraná, en el marco del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos, con muchas expectativas por ver en la pantalla grande a la actriz protagónica, Cielo Eberhardt.
La joven recuerda con claridad cómo llegó a la película. “Me enteré del casting por conocidos con los que ya había trabajado. Creo que Alberto (Gieco) ya me conocía por “11.40”, el cortometraje de Claudia Ruiz, que fue lo primero que grabé. Pedían un video de presentación, contando quién eras y por qué querías actuary, si pasabas esa primera instancia, seguíauna etapa presencial con talleres de actuación dirigidos por Chola Almirón”.
Su camino tuvo un giro inesperado. “En ese momento yo estaba en Carlos Paz haciendo un curso de danza. Cuando volví, mis papás me contaron que Alberto me esperaba para sumarme a la última parte del taller. Así que cuando regresé, con las pocas chicas que quedaban hicimos pruebas de cámara”.
Poco después, recibió la noticia de que había quedado seleccionada para el papel protagónico. “Fue una felicidad inmensa. Yo todavía no sabía mucho de la historia, no había leído la novela, y lo que conocía era apenas lo que figuraba en las escenas del casting. Después, con los ensayos, las lecturas y las charlas con Alberto, empecé a comprender quién era Mariana, qué le pasaba, cómo se relacionaba con los demás. Él nos daba lugar para inventar incluso partes que no estaban en el guion, para construir las relaciones entre los personajes”.
Esa libertad creativa, dice Cielo, fue parte del aprendizaje. “Alberto tiene muy en cuenta la opinión de su equipo. Muchos diálogos los trabajamos en conjunto. Era un proceso muy humano, muy horizontal, sentía que cada cosa que proponíamos era escuchada”.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1166, del día 27 de noviembre de 2025)


