
El arquitecto miembro del Instituto Soberanía y del Foro por la Recuperación del Paraná, Pablo Pairó, describió y analizó la situación con las quemas que se producen en las islas del Delta y valoró la movilización social para poder frenar esta grave realidad.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Pairó se manifestó “muy contento por lo que ha sido nuevamente un hecho histórico en relación al avance y el grado de movilización que se logró el fin de semana donde se cortó el puente Rosario-Victoria y casi 20.000 personas se convocaron para exigir lo que se viene planteando hace tiempo con la ley de humedales y que se pare con las quemas”. “Fue una movilización que vuelve a renovar la esperanza y se sumó la lluvia que por el momento parece ser la más efectiva para interrumpir etas quemas que se están dando sistemáticamente”, definió.
En contraposición, lamentó que la política “ha reaccionado con mucha lentitud” ante la situación y afirmó: “En un informe planteamos que muchas veces se habla del Estado ausente, pero en este caso hablamos más bien de un Estado que en muchas cuestiones es parte del problema, en relación a lo que implica el desarrollo de un modelo productivo que es lo que está un poco por detrás de estas consecuencias, y en definitiva la movilización y las acciones colectivas fueron instalando e irrumpiendo en la agenda política con mucho esfuerzo. La verdad que hasta ahora ha sido bastante acotada la respuesta, más allá de algunas declaraciones, y ahora por lo menos aparece de nuevo la posibilidad de tratamiento de la ley en el Congreso, que en otras oportunidades se trató y quedó cajoneada. De todos modos hay algunos pasos ahora que van en función de la movilización y del grado de protagonismo que vienen teniendo especialmente sectores de la juventud que han tomado esto como una bandera importante”.
Respecto de las responsabilidades de los incendios, señaló que “es cierto que el fenómeno dela ganadería ha sido uno de los elementos principales que ha tenido que ver con toda esta problemática porque hubo un aumento muy importante de lo que era tradicionalmente la ganadería en las islas. En 2007 hubo un éxodo ganadero que tiene que ver con el corrimiento de la frontera agrícola, la expulsión de una parte de la producción ganadera hacia áreas más marginales y que encontró en las islas un lugar propicio para desarrollar la actividad, y en consecuencia la práctica de la quema, que es histórica para renovar los pastizales, tiene que ver con estos incendios”.
“Hay algunos estudios que plantean esa práctica se redujo, que hay una toma de conciencia de gran parte de los productores pero se suma a esto un hecho extraordinario como la sequía. Hasta ayer, en Rosario hacía 150 días que no llovía; tenemos la bajante del río Paraná más importante desde 1894, con dos años ininterrumpidos de un nivel muy bajo de agua que generó una sequía extraordinaria que favorece la posibilidad de que cualquier foco de incendio que se genere con una velocidad terrible”, apuntó.
Agregó que “en un informe anterior se planteaba que gran parte de los incendios se estaban realizando en áreas que todavía no tenían desarrollo productivo. En un mapeo con la localización de las unidades productivas se vio que la mayoría de los incendios del último año se estaban dando en zonas que todavía no tenían instalaciones, y creemos que el fuego tiene que ver con ir generando condiciones para nuevas instalaciones porque en el último año hubo un auge de la actividad ganadera, fundamentalmente a partir del aumento de la demanda por las exportaciones de carne y eso se tradujo en nuevos permisos al Senasa para instalar nuevos emprendimientos productivos”.
“En la zona sur del Delta se ha combinado la actividad forestal con la ganadera, ha sido mucho mayor la transformación del territorio; se han construido terraplenes por más de 9.000 kilómetros en la zona próxima a San Nicolás y el norte de Buenos Aires, donde ahora comienzan a aparecer prácticas similares en los últimos años, con terraplenamientos que van generando polígonos no inundables que alteran completamente los ciclos del agua y el escurrimiento. Todo esto generó una modificación muy grande en la topografía del lugar y pone sobre la mesa la discusión de hasta dónde son factibles las actividades productivas en ecosistemas tan frágiles como los humedales”, detalló.
Entre los nombres que figuran en el listado del informe de Soberanía respecto de los “propietarios del fuego”, resulta relevante la presencia del ex titular de la Bolsa de Comercio de Rosario, Daniel Nasini, con más de 420 hectáreas sobre la costa del río Paraná a la altura de la ciudad de Capitán Bermúdez, el titular del frigorífico Paladini, Juan Carlos Paladini, con más de 1200 hectáreas, José Aranda, de Copra SA, accionista del grupo Clarín con 9.321 hectáreas, y la ya varias veces denunciada familia Baggio, que desde hace tiempo es indicada como una de las grandes propietarias de tierras en el área, que suma 41.352 hectáreas.
Al respecto, Payró puntualizó que “en el caso de la familia Baggio, de los cuatro nombres es el que más difusión tiene porque ya tiene varias denuncias por fuegos en distintos puntos de la zona de islas, es uno de los mayores propietarios, con más de 40.000 hectáreas bastante concentradas en cercanías del puente Rosario-Victoria, y su titular en un gran ganadero en la provincia de Entre Ríos y tiene una gran importancia en la economía provincial lo que se ve en las visitas bastante continuas que ha tenido el gobernador Gustavo Bordet a las instalaciones de la empresa de jugos y en sus declaraciones”. Ante ello, el dirigente ambientalista consideró que el mandatario entrerriano “debería estar más orientado a resolver este problema y no solo estar preocupado por ver cómo mejora las exportaciones de estos grupos que, en parte, son responsables de estas quemas”.
Explicó que “la selección de estos nombres tiene que ver con poder en evidencia cómo en la mayoría de estos casos hay nombres y empresas que tienen un peso importante y que hay una vinculación con el poder político y el Poder Judicial, que por ahora es el gran ausente porque en este tiempo no hubo prácticamente acciones concretas para poder revertir todo esto”.
Agregó que “en el caso del ex titular de la Bolsa de Comercio, Daniel Nasini, también es un personaje importante porque es el lugar que es la usina ideológica de todo este modelo que extranjeriza, que concentra la economía, que sostiene que el modelo agroexportador es el único posible a desarrollar en nuestro país”. En tal sentido, analizó que “este modelo que impulsan está teniendo todas estas consecuencias ambientales y económicas; el problema no es solo ambiental sino que ese modelo exitosos que ellos venden de que Argentina sea proveedor de materias primas a nivel mundial solo beneficia a un grupo muy concentrado de grandes terratenientes y a un núcleo de multinacionales que hoy controlan nuestro comercio exterior, que está en manos extranjeras y tenemos en nuestra zona el mejor ejemplo como es el complejo agroexportador más grande del mundo, con 21 terminales portuarias en 70 kilómetros”.
Por último, explicó que “estos cuatro casos que seleccionamos son los más significativos, aunque hay otros nombres de personajes que se hicieron públicos en los medios y que han tenido incluso citaciones en la Justicia, con inversiones a escala más pequeña, pero estos cuatros muestran una explicación del porqué no se avanza con la celeridad que sería necesaria y que entendemos que poner sobre la mesa estos nombres ayuda un poco a ampliar la discusión y no centrarla solamente en las consecuencias finales de este proceso sino empezar a discutir porqué Argentina continúa con en esta pérdida de soberanía traducida en el desarrollo de un modelo productivo extractivista que se orienta en beneficio de sectores muy concentrados y que está definido y modelado en función de esos intereses y que poco tienen que ver con los intereses del país”.