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La sociedad sin interés frente a la disputa política

La política en general, los partidos políticos en particular, siguen atravesados por situaciones críticas. No logran reacomodarse cuando aparece como una obligación reconvertirse, buscando una adaptación a estos tiempos líquidos y virtuales. Se trata de luchar para no desaparecer.  Resulta evidente que muchos buscan cambiar el ropaje. La época, en su esencia, se caracteriza por la inmediatez.  Resulta problemático que en ese camino algunos pierden también la piel. 

El contexto, determinante, trasunta insatisfacción ciudadana. Los que gobiernan no tienen recursos y los que añoran gobernar, se olvidaron del trabajo en el llano. 

La coyuntura presenta por momentos indicadores aceptables (inflación), al tiempo que se encienden las alarmas (desempleo, salarios por el piso). Con todo esto y un poco más, Entre Ríos se pone en clima electoral.

Mucho esfuerzo pasa y pasará por frenar la falta de interés por la disputa política, lo que representa un riesgo para el sistema democrático. 

Desvinculados

La semana anterior mencionamos que se dan los últimos pasos para conformar las listas que se volcarán sobre la Boleta Única en Papel (BUP), una novedad que tendrá impacto porque rompe con la criticada boleta sábana. Será parte de las expresiones que mencionen la modernización de algunos mecanismos.

Mientras nos acercamos al 26 de octubre, se van definiendo los colores y la semana que viene ya estarán todos los nombres. Todo acontece en un sector lejano. 

No es central todo esto en las conversaciones de cada día.  

Persiste la profunda desvinculación de los ciudadanos en relación a los procesos electorales. El último domingo la Unión Cívica Radical de Entre Ríos tuvo su compulsa interna para elegir representantes. El hecho de encarar una interna, sin entrar en análisis detallados, es positivo. 

Pero los niveles de participación escasos se siguen dando. No es un fenómeno aislado. Los que busquen ser no solamente tendrán que esmerarse en las propuestas, tendrán el trabajo extra de evitar que se profundice el desinterés. Un fenómeno intenso, preocupante. Se repite una y otra vez. ¿Tendrá freno?

La desilusión que consolidó el gobierno de Alberto Fernández abrió las puertas para la llegada de la actual administración nacional. Tan baja quedó la vara que cualquier indicador, aún sin estar consolidado, sostiene la expectativa, aunque entramos en tiempo de descuento, se sigue usando el rechazo a lo anterior, y en esto entra todo.

La estrategia de La Libertad Avanza sigue rindiendo frutos y pese a la aparición de problemas propios, se mantiene en el centro, consolida a los núcleos de apoyo original y suma. Por quiebre, decepción o cambio de convicciones, suma, quitándole músculo a otras expresiones políticas que se esfuerzan por no ser tiempo pasado. 

La paz social como valor

La paz social es un logro silencioso, un valor que se sostiene, producto del esfuerzo de actores que, en general, no están en el candelero. Obreros silenciosos de lo que todos disfrutan. 

Hay mucho sacrificio invisible en las periferias, donde no es fácil el día a día. Esta situación (no aparecen los reclamos en la superficie) abre interrogantes complejos y las respuestas no están. 

Es válido el comentario que hizo algunos días el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, cuando menciona que la paz social es producto de los sacrificios constantes de provincias y municipios, que  desde el presente de escasez se reacomodan a los tumbos. 

Mucho se habla de los años noventa. Pura anécdota sobrevalorada. En el caso de la paz social podría mirarse como una enseñanza que dejó la crisis de 2001. La protesta está, pero se manifiesta de otra manera. Por otras vías de difícil lectura.

Intereses en pugna

Todo lo que se haga o deje de hacer tiene o tendrá que ver con el proceso electoral que tendrá su cénit en octubre. Esta vez los resultados irán mucho más allá. Será el vértice de lo que vendrá. 

Mientras se ajustan los nombres para colocar en la grilla, provincia y nación mantienen una disputa de alto voltaje que hay que seguir con atención. 

Por estas horas el Poder Ejecutivo Nacional activa reuniones destinadas a consolidar su rechazo a la postura de los gobernadores, enfrentándolos directamente, desoyendo sus razones, operando sobre el Congreso Nacional, que está en la mira de los libertarios porque cometieron el exceso de cumplir con sus funciones. 

Los límites de la relación han quedado establecidos por la postura de la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, que en modo electoral expresó, contundente, que desde LLA se trabaja para poner fin a una era. 

Sostuvo, lo que ha sido ratificado en Entre Ríos esta semana por dirigentes libertarios, que llegaron a romper todo lo que condenó al país “al atraso, la miseria y la resignación. No llegamos acá para adaptarnos ni para negociar con los restos del viejo sistema. Vinimos a destruirlo”. 

Exégetas abstenerse. Es literal. Un marco de referencia dificultoso para ponerse en modo electoral. El poder modela el poder a su interés y semejanza. Todo lo demás es invisible, insignificante.

No tiene lugar la realidad que golpea a los jubilados o a las personas con discapacidad y sus familias. No es de interés un hospital de renombre internacional como el Garrahan o la emergencia de la atención pediátrica. Mucho menos importa el presupuesto de las universidades. 

Puntos de vista

Podría mencionarse también cuales son las prioridades de unos y otros. Cuando el Poder Ejecutivo vetó una serie de proyectos de ley, surgidos de consenso y mayorías contundentes, estableció en los decretos que la pretensión de los legisladores es de imposible cumplimiento. 

Lo hizo argumentando que significaría “la reducción en las cargas contemplada e incorporadas en las proyecciones y créditos presupuestarios del Ejercicio 20225 para hacer frente a la deuda con el Fondo Monetario Internacional”. Vale recordar que desde hace dos años el Estado Nacional se administra discrecionalmente reconduciendo el presupuesto del año 2023. Constitucionalistas indicaron en los últimos días que esto determina la validez de lo hecho por el Congreso Nacional. 

Las provincias, los legisladores nacionales, están en una verdadera encrucijada. Lo que hagan o dejen de hacer los marcará para siempre. No hay lugar para los tibios. Los actores del sistema, el sistema mismo, como decimos, debe reinventarse y lo debe hacer en un momento en el que muchos no pueden ocultar su debilidad. 

Heridas de estocadas ajenas o auto infringidas no paran de sangrar.  

Tal vez una de las virtudes de la actual administración es la de no ocultar medidas crueles. Los que se oponen muchas veces declaman, vociferan, se montan en reacciones sociales, sin asumir responsabilidades. 

La coyuntura

La coyuntura se percibe complicada, una percepción que se mantiene. Pero las posturas del poder tienden a ratificarse. Un relato que luce blindado y que buscan consolidar. 

Por eso la importancia de la elección de octubre. Desde el próximo lunes podremos escuchar que pretensiones tienen los aspirantes a representar a la provincia. Se podrá oír que posturas y propuestas tendrán en relación al sostenimiento de la universidad o a la sobrevivencia de los jubilados. 

Todo en un marco donde no cede el conflicto y, tal vez, se va a profundizar. Pero en una realidad de difícil aprehensión en el que la sociedad parece no reaccionar. 

Los entrerrianos no muestran, hasta ahora, demasiado interés. Habrá que ver una vez definidas las fórmulas si las ideas que lancen ameritan atención.  

Los que ocupan la centralidad, hasta ahora, practican un mesianismo que no encuentra límites. Se va imponiendo, lento, pero sostenido. ¿Si sirve, si tengo resultados? ¿Por qué voy a dejar de hacerlo?

Quizá todo quedará claro si definimos qué perfil de legislador le conviene a Entre Ríos. Se verá.

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