Al cumplirse 10 años de trabajo de la Oficina de Mediación Penal de Entre Ríos, su titular, Rodrigo Juárez, dio detalles del funcionamiento de este instituto y destacó sus beneficios.

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Juárez señaló que “la reforma del sistema acusatorio que se implementó en la provincia ha generado un sistema mucho más rápido, más ágil, en cuanto a la resolución de los conflictos, y en ese esquema lo que se ha buscado –dado el cúmulo de trabajo que hay de denuncias donde el fiscal no puede atender en forma cotidiana por la cantidad de denuncias presentadas- en aquellos casos de mediana o escasa gravedad el fiscal, en vez de continuar con la investigación y efectuar la acusación, busca alternativas al proceso penal y una de ellas es la mediación penal, con la cual el fiscal remite el expediente a esta oficina donde los propios protagonistas van a intervenir y resolver el conflicto”.

Definió que “es un sistema diferente al litigio común penal, que  genera más beneficio a la sociedad y especialmente a las personas afectadas por un delito. Este esquema de alternancia en el sistema penal es muy propicio para la ciudadanía y está dando sus frutos en estos días”.   

Respecto de los delitos que se trabajan en la Oficina, mencionó que “en un principio como no había antecedentes en el país, a la mediación se remitían legajos de escasa gravedad, como amenazas leves o delitos menores, pero con el correr de los años ha ido variando y agregando otros delitos como robo con armas, tentativa de homicidio, lesiones graves, homicidio culposo en materia de accidentes de tránsito, hurto, defraudaciones”.

Destacó que “es una instancia en que se permite a la víctima tener voz y eso en el proceso penal no se da, y se tiende a valorar las necesidades de la víctima; lo que se busca en la mediación es reparar o satisfacer las necesidades del perjuicio sufrido en el delito, que puede consistir de distintas formas: puede haber una cuestión económica, un pedido de disculpas, tareas comunitarias, aportes, indemnización”.

En tal sentido, puntualizó que “el porcentaje de acuerdo ronda el 40% de los casos remitidos, en delitos de mediana gravedad” y resaltó que “al contrario de lo que imagina la gente, el impacto que genera el delito muchas veces se puede abordar a través del diálogo. No es la imposición de una sanción o de una pena la que se busca de parte de la víctima”.

En el caso puntual de los conflictos barriales con uso de armas y amenazas, Juárez reconoció que “son de difícil abordaje porque escapa al instituto de mediación el abordar de forma integral la problemática”. De todas formas, señaló que “las pocas veces en que hubo intervención y se lograron hacer mediaciones con hasta 20 personas en Tribunales se han logrado acuerdos por determinada cantidad de tiempo; se van dando resoluciones a ciertos conflictos con acuerdos limitados a siete o 14 días y que luego se van renovando”. “Es difícil aunque se han podido abordar, pero esta problemática excede al instituto de la mediación”, reiteró.

Por otra parte, explicó que “la intervención en la mediación penal es voluntaria –no es obligatoria, a diferencia de la mediación civil- y las partes no necesitan abogados. El 80% de la mediaciones se hacen sin abogados, con lo cual la gente viene con el conflicto puro sin que el interés del profesional intervenga y se puede abordar de mejor manera el caso”.  

Agregó que “es un abordaje confidencial, con lo cual todo lo que se habla en la mediación penal no se puede usar después como prueba en un posterior proceso penal, pero en general los abogados concurren muy escasamente a las mediaciones”.

Detalló que “los mediadores son 22 en la provincia, todos abogados, y una vez remitido el caso se va citando en forma individual a las partes para realizar entrevistas antes del encuentro formal con la otra parte, y muchas veces ese encuentro común no se da, se hacen acuerdos en forma separada”.

Finalmente, admitió que “el conflicto de parte de los abogados y de la sociedad en general se ve como un negocio, no se ve como una oportunidad de sentarse en un lugar como la mediación y abordar la problemática”. “La clave de este tipo de instituto no es echarle la culpa a la otra persona de los problemas sino a través de asumir las responsabilidades que correspondan, a partir de ello se va a lograr una mejor comprensión del conflicto”, concluyó.