Por Jesús Korell (*)
En su origen, la palabra “economía” remite a la administración del hogar. Cuando en una casa se gasta de más, se toman deudas superiores a los ingresos con los que se cuenta o las prioridades son erradas, los problemas no tardan en llegar.
La comparación -de lo micro a lo macro- es evidente: si un gobierno compromete sus recursos más allá de los ingresos que percibe y no ordena sus objetivos, es muy difícil que pueda administrar con eficacia.
Las pasadas gestiones gubernamentales -en Nación y Provincia- parecen haber transitado un camino opuesto al sentido común y la sostenibilidad de las finanzas.
El desafío es revertir los errores del pasado y consolidar un nuevo paradigma, ubicando definitivamente al ciudadano en el centro de las políticas públicas y garantizando que los recursos lleguen a donde tienen que llegar. Este es el norte que marca el gobernador Rogelio Frigerio, porque la coherencia es el encuentro de la palabra con los hechos.
La decisión del Gobernador, respaldada por la legislatura entrerriana, de destinar el 50% de lo recaudado a través del Impuesto Inmobiliario Rural al Fondo de Desarrollo y Conservación Vial es el ejemplo más reciente de la búsqueda de una mayor eficiencia en la priorización de gastos e inversiones.
En síntesis: los recursos generados por la recaudación impositiva vuelven en obras, mejores servicios y soluciones concretas. Esta es la base de un sistema tributario más justo, equilibrado y solidario.
También es cierto que el actual escenario es complejo y obliga a gobernantes y administradores a preguntarse si es posible “gestionar sin plata”. La respuesta, sin duda alguna, es sí. Porque no se trata de quedarse de brazos cruzados y buscar excusas, se trata de arremangarse y que el esfuerzo compartido sea la mejor herramienta para avanzar pese a las dificultades.
Quedaron atrás el despilfarro, la ostentación y los gastos superfluos. Ahora es el momento de ser eficientes, responsables y creativos. Si podemos simplificar trámites burocráticos y llevar un proceso de ocho pasos a dos, hay que hacerlo. Si podemos gastar menos papel utilizando mejor los instrumentos que la tecnología pone a nuestra disposición, hay que hacerlo. Si el ahorro que logramos en nuestras oficinas posibilita contar con más recursos para ofrecer soluciones al contribuyente, hay que hacerlo.
Es tan sencillo como eso: hacer lo que tenemos que hacer, no repetir los errores del pasado y que la ética de la transparencia y el buen gobierno rijan nuestros actos. Este es el curso que comenzamos a transitar con la firme voluntad de afianzarlo en los próximos años.
Por eso entendemos que la transformación, política e institucional, que propone el Gobernador va mucho más allá de poner de pie a Entre Ríos luego de tantos años de postergación y malas decisiones. Es un cambio profundo con la mirada puesta en el futuro, que se respalda en la enorme potencialidad de crecimiento de nuestra provincia, en la voluntad de salir adelante de los entrerrianos y en el convencimiento de que juntos podemos lograrlo.
(*) Director Ejecutivo de la Administradora Tributaria de Entre Ríos (ATER)