El Xeneize asumió el control del partido desde el pitazo inicial de Beligoy y puso en marcha un interesante circuito de fútbol que le dio muchos réditos en los primeros 20 minutos. El equipo achicó los espacios entre sus líneas, presionó en campo rival y abrió bien la cancha. Somoza plantó su bandera firme y tuvo como laderos efectivos a Rivero y Erviti, quienes estuvieron más dinámicos que de costumbre. Así, Riquelme halló otros interlocutores válidos para tocar y distraer a la marca, además de su sociedad eterna con Clemente Rodríguez por izquierda.
El primer aviso de Boca llegó a los cinco, cuando Viatri conectó un centro del entrerriano Roncaglia y el arquero la desvió al córner. Cinco minutos más tarde, Cvitanich ganó de cabeza en un córner y la pelota dio en el palo. En tanto, el travesaño le dijo que no a Rivero, que había rematado a la carrera. Con tranquilidad para manejar la pelota, el local ejerció superioridad y metió miedo cada vez que pudo profundizar. Pero la falta de contundencia y el poco cambio de ritmo en los últimos metros fue un obstáculo a la hora de celebrar.
Lo de San Martín fue muy pobre y aquella idea de jugar de igual a igual enarbolada por Garnero en la semana pareció un chiste. Sólo el esfuerzo de Graf (el receptor de todos los pelotazos) y un par de centros de Poggi (zurdo en la derecha) le hicieron rasguños a la defensa de Boca. La única chance clara del Verdinegro llegó a los 19, cuando Viatri casi hace un gol en contra al despejar mal en un córner y Orión se lució con una atajada. Recién en los últimos 15 minutos del periodo inicial se vio una mengua en el rendimiento del Xeneize, un desgaste lógico por el esfuerzo realizado sin recompensa en el marcador.
La hegemonía de Boca dejó de ser indiscutible en el inicio del complemento. San Martín, basado en la lucha de Graf, durmió el partido y empezó a sentirse más cómodo. Los de Falcioni avanzaron con buenas intenciones, pero dependieron demasiado de Riquelme y Clemente. Y a la hora de definir, Cvitanich y Viatri derrocharon sus ocasiones frente a Pocrnjic. A los 20, Chávez entró por Rivero para darle más agresividad al mediocampo. Enseguida, el Xeneize tuvo otras dos chances. Primero, Clemente remató desde lejos y desviado. En tanto, Cvitanich convirtió a los 24, pero su gol fue correctamente anulado por offside.
Con el correr de los partidos del certamen, Erviti empieza a encontrar su lugar en el Xeneize. Había jugado un partido correcto, con movilidad y pases clarificadores. Y fue él quien desató el nudo del partido a los 29, luego de coronar una jugada que tejió con Clemente y también tuvo participación de Viatri. La Bombonera estalló en un solo grito de gol, un festejo atragantado tantas veces en la tarde por las malas definiciones. Antes del final, sobrevinieron dos emociones más. Orión salvó el cero al atajar un gran cabezazo de Graf. Luego, el palo devolvió un tiro libre de Román. No hubo tiempo para más y Boca se llevó los merecidos tres puntos que le permiten mirar a todos desde arriba, informa TyC Sports.