De ANÁLISIS

La sede principal de la Escuela de Música "Isidro Maiztegui" de Gualeguay, está ubicada Calle Islas Malvinas 79; una casona que, ya en tiempos prepandémicos, comenzaba a quedarles “un poco chica”, para la cantidad de estudiantes que, afortunadamente, concurren allí.

Ahora, inmersos en una nueva normalidad que no termina de convencernos, esta institución educativa se desdobla y vuelca parte de su actividad a la Escuela N°67, más conocida como La Escuelita del parque, con sede en la esquina de Remedios de Escalada de San Martín y 19 de Marzo de esa ciudad. ¿El fin? garantizar cuidados sanitarios y presencialidad, en todos los niveles de la enseñanza artística.

Durante el 2020 las clases fueron virtuales, pero el 2021 iniciaba un poco más esperanzado: “Comenzamos con un protocolo de funcionamiento que consistía en dos semanas de trabajo: en la semana 1 dar algunas materias y en la semana 2 dar otras materias. Pero viendo la importancia de la presencialidad es que le buscamos la vuelta para tener todas las semanas presenciales”, detalla el Coordinador y profesor de esta escuela, Juan Martín Caraballo.

 “La idea surgió en las reuniones de Consejo Institucional de la Escuela de Música, que es como el órgano democrático donde participan los profesores con el equipo de Directivo, ahí se charló y se acordó. En esta búsqueda surge la posibilidad de trabajar en alguna escuela primaria que, luego de terminada su actividad a las 17, nosotros pudiéramos desarrollar la nuestra ahí. Que sea en la Escuela del Parque es un poco porque nos gustaba a los docentes y porque la Dirección Departamental de Escuelas de Gualeguay lo vio posible. De esta manera se arma la idea de descomprimir la sede de Islas Malvinas 79, llevando algunas materias ahí. Ahora, es cuestión de esperar a que se habilite nuevamente la presencialidad para volver a habitar ese espacio como lo venimos pensando desde principio de año”, explica a este medio, Juan Martín Caraballo.

Esa musiquita…

La música abre puertas que no hay quién las abra, cita, Juan Martín Caraballo, al guitarrista y compositor entrerriano, Jorge Méndez. Juan Martín Caraballo se refiere a la Escuela de Música Isidro Maiztegui de Gualeguay, con vocación docente, artística y humana. “La música tiene una llegada muy particular; uno se vincula desde otro lado con los estudiantes cuando la materia en cuestión es el arte”, dice, el Coordinador y profesor de esta escuela que hoy busca readecuarse a los tiempos que corren para poder garantizar una enseñanza efectiva y afectiva.

 “El cambio nos permitió volver a dar clases presenciales todas las semanas. Estamos muy contentos con esta decisión porque la escuela está en un lugar emblemático a nivel cultural para nuestra ciudad. Está frente de lo que fue la casa de Juanele Ortiz, personaje destacado si los hay de la cultura de Gualeguay; frente al Bosque del Recuerdo; frente al Parque Quintana. Es una escuela hermosa, ya empezamos a trabajar ahí y realmente nos sentimos muy a gusto”, cuenta Juan Martín Caraballo, sobre esta iniciativa que empezó a caminar a principios de mayo y que ahora se encuentra en stand by dada la situación epidemiológica. 

Además, esta expansión implica un mejor y mayor alcance de su oferta académica. “No obviamos el tema de que el lugar donde está contiene un aspecto socioeconómico de la ciudad; no es de los barrios que tenga muchísima oferta o llegada de actividades culturales, entonces estamos aportando al barrio y a la zona una oferta de educación musical gratuita y de calidad, que va a ser bien recibida. Estamos cumpliendo un objetivo de la escuela que está planteado hace tiempo que es llegar a la mayor cantidad de gente posible de los distintos lugares de la ciudad de Gualeguay”, puntualiza el Coordinador, docente, y músico Juan Martín Caraballo.

-¿Cuál es la reacción de los chicos de la escuela primaria cuando salen de clases y se encuentran con ustedes, los instrumentos, los chicos…?

-Vemos las caras de asombro y cierta alegría de los chicos de ver un ambiente musical; de profes, de otros chicos tocando. Hemos planeado algunas estrategias desde el equipo de profes de la escuela para llegar concretamente. Invitar en primer término a los alumnos que van a esa escuela y después en el barrio. Estamos trabajando con un cupo de diez estudiantes en cada clase, por ahí eso nos limita a recibir gente. De todas maneras, estamos muy entusiasmados de poder recibir en nuestros talleres a los chicos que van a esa escuela.

-¿Cómo recibieron este cambio los estudiantes de la EMMIM?

-La gente lo recibió bien, al principio teníamos cierto miedo o dudas con que el cambio de lugar no afectara la matrícula. La sede de Islas Malvinas 79 está en un lugar muy céntrico y cómodo para mucha gente que asiste a la escuela que ya estaba organizada para ir ahí, pero Gualeguay no es tan grande, nada está tan lejos, son diez cuadras más. En estas primeras semanas de trabajo no hemos notado que se haya reducido la matrícula, al contrario, está yendo la misma gente y hasta más, porque es la novedad. Sentimos que realmente funcionó como lo pensamos y cómo lo ideamos.

-¿Qué beneficios encuentran en esta nueva etapa de la Escuela?

-La sede de islas Malvinas es una casa que se adaptó para ser escuela. En la Escuela del Parque nos damos cuenta de los beneficios que tiene trabajar en un ámbito pensado para escuela, la amplitud de las aulas, la ventilación, los ingresos. En Islas Malvinas ese espacio ya nos venía quedando chico porque la escuela, gracias al trabajo de los profes, ha crecido muchísimo.

-¿Qué es lo que posibilita este vínculo con la Escuela del Parque?

- El 90% de la escuela depende del Consejo General de Educación (CGE). Los profes están pagos por el CGE, aporta los planes de estudio, los títulos y hay un convenio firmado con el Municipio donde pone su parte que es el alquiler de la sede de Islas Malvinas 79 y parte del personal, secretarios y la dirección que, en este caso, trabaja en conjunto conmigo que soy el Coordinador por parte del CGE. Por eso la posibilidad de ir a un ámbito educativo que también depende de la Departamental de Escuelas de Gualeguay.

-La Escuela viene siendo pilar fundamental en la formación de músicos y músicas de la ciudad de Gualeguay…

-Este tipo de escuelas son no obligatorias y justamente lo que procura es formar artistas. No es un profesorado donde se forman sólo docentes. En esta escuela -y que no es la única en la provincia con esta modalidad- el objetivo es tener una formación artística como parte de la formación integral de las personas. Capaz que hay alguien que asiste a la escuela de música no con la finalidad de desarrollarse como artista, pero sí enriquecerse con una formación de este tipo. Entonces es importantísimo que los docentes sean también artistas. En su historia y en el equipo docente actual está eso. Por ahí nosotros mencionamos la presencia de Eduardo Isaac en la Escuela de Música de Gualeguay, que por un buen tiempo fue docente de guitarra; de Gualeguay ineludible la figura de Daniel Alsúa, guitarrista y docente impecable que muchos hemos tenido el gusto de pasar por sus clases. Podemos ver esta impronta en sus últimos egresados, gente joven que fueron marcados por la Escuela porque siguieron carreras musicales y que hicieron de la escuela, su segunda casa.

-¿Qué título proporciona la institución?

-La escuela tiene un título de nivel medio y es un título técnico: Técnico en Instrumento. Es una carrera de seis años, pero dividida en dos tramos de tres. Los primeros tres años uno recibe el primer título que se llama FAB (Formación Artística Básica), en esos tres años uno cursa cuatro materias por año: el instrumento, práctica de conjunto, coro y audioperceptiva. Una vez culminado esos tres años, uno puede continuar con lo que resta que la carrera se llama FAPIC (Formación Artística Para la Industria Cultural) ahí se agregan otras materias como Música Popular y Producción y Gestión para la Interpretación de Música en Vivo. Esta carrera es una carrera que se ideó a nivel federal, que se aprobó en el Consejo Federal de Educación y que las provincias implementaron. Es aggiornar lo que eran los viejos conservatorios a la actualidad. Es una carrera pensada para poder hacerla a la par de la secundaria, pero también recibimos gente adulta que tiene ganas de estudiar y esa es la idea, que la escuela no deje afuera a nadie. Están los espacios de libre expresión que son una especie de taller para aquellos que no quieren hacer una carrera, sino que quieren ir a aprender de manera un poco más relajada a tocar un instrumento. Satisfacemos la demanda educacional de toda la comunidad.

-Hablamos del vínculo con el Consejo General de Educación, pero está la otra pata que es la Municipal ¿cómo es el acompañamiento del Municipio de Gualeguay en las actividades de la escuela de música?

-en el año ‘86 la Escuela solicita apoyo al municipio. Ahí comienza el vínculo y en toda esa trayectoria ha habido periodos en los que aportó más y aportó menos. En el ‘93 se firma un convenio con el CGE donde ambas partes se comprometen a garantizar el funcionamiento de la escuela, ese convenio se renueva en el 2016. Actualmente, el Municipio pone el edificio y el Director; una figura municipal que trabaja en conjunto con una figura del CGE, que es el Coordinador. Lamentablemente en este último tiempo el municipio no viene aportando mucho; hay rispideces. El Municipio viene complicando el trabajo que queremos sostener hacia una amplitud con la comunidad. Es una convivencia compleja que ojalá se pueda resolver de alguna manera porque no le hace bien a la escuela y más en este momento de pandemia que hay que trabajar muchísimo para sostener la educación. La energía debería estar puesta en poder conservar la educación y no en estas diferencias que hay con la directora y con la gente de la Municipalidad, que es quien está tomando ciertas decisiones a través de la figura de la directora.

-¿Qué efectos tiene la formación artística en la vida de las personas?

-Yo sostengo que la música transforma a la gente y lo he vivido en otras experiencias como docente, como fue en el proyecto de las Orquestas de la Provincia en las cuales trabajé durante muchos años cuando vivía en Paraná. Parte de esa experiencia tan rica la traigo conmigo y la trato de poner en la Escuela de Música en el rol que me toque, ya sea como director, o ahora como Docente y Coordinador. Los chicos y los adultos van encontrando en la escuela una cosa que no es menor que es un clima de mucha comunidad. No sucede habitualmente en todas las escuelas. Es un rasgo que hay que cuidar porque eso realmente es muy beneficioso y es impagable. En el año 2019 llegamos a tener 350 alumnos, que es un número muy grande para una comunidad como Gualeguay. Aún en ese año que tuvimos tantos alumnos nunca se perdió ese clima. El proceso enseñanza-aprendizaje se ve sumamente beneficiado si hay un vínculo afectivo. La transformación está garantizada porque la música se mete en la vida del estudiante y si son niños o adolescentes eso va a la familia, también. El arte es transformador.