D. E.
Sergio Urribarri dedicó buena parte de las horas de los últimos días en bosquejar lo que sería su nuevo gabinete a partir del 10 de diciembre. Después de la euforia del domingo -por el contundente triunfo electoral que lo ubica por cuatro años más en el cargo y la ratificación de confianza a Cristina Fernández por el buena parte del electorado nacional- tomó papel y lápiz y encerró en su residencia a escasos colaboradores de confianza para el nuevo armado. “Hay que hacer cambios; de hombres y mujeres, pero también proyectar varias cosas de acá al 2015”, ordenó.
Consciente del desgaste provocado por una o dos gestiones administrativas -tal como sucede con varios de sus ministros-, la idea es “acordar” una salida elegante con algunos, pero retener también a otros que son considerados “imprescindibles”. Uno de los casos es el ministro de Gobierno, Adán Bahl, quien hace un tiempo es de los colaboradores más cercanos con que cuenta el reelecto gobernador. Bahl ya dio su okey a Urribarri, para continuar en la gestión. Hay quienes sostienen que seguirá como ministro de Gobierno; otros, indican que ocupará otro cargo, a un mismo nivel de importancia, que aún no está definido. Bahl es considerado de los funcionarios “de mayor confianza” y crecimiento político en las proximidades de Urribarri.
A Bahl se sumará otro funcionario cuyo rol será determinante: el aún intendente de Chajarí, Juan Javier García, quien será ministro, pero todavía no se definió en qué cargo. “En estos días se resuelve”, se acotó. García es un dirigente K de “paladar negro”, muy respetado en ámbitos del kirchnerismo nacional por su militancia por el ex presidente cuando comenzó a dar sus primeros pasos en función del proyecto de poder nacional, a principios de 2002. Además, el ingeniero fue uno de los hombres más duros del urribarrismo en la pelea mediática contra el ex gobernador Jorge Busti y ello siempre fue “reconocido” en el oficialismo entrerriano.
Las opciones son Planificación o Producción, o sea, dos lugares preponderantes en el andamiaje que Urribarri pretende darle a su nueva administración, habida cuenta los proyectos de obras previstos, en conjunto con el gobierno nacional, como así también el apoyo que se busca profundizar en el trabajo con el sector productivo. En ese esquema se insertaría también el intendente de Nogoyá, Faustino Schiavoni, quien en función de su tarea y apoyo al kirchnerismo y al urribarrismo, tiene prometido un lugar en una estructura ministerial, pero aún no se adoptó definición alguna.
Quien también fue ratificado en el cargo es el director de Información Pública, Pedro Báez, militante de la JUP desde comienzos de la democracia, cultor del bajo perfil y formado políticamente en cuadros de Hernán Orduna, quien en la actualidad ocupa un alto cargo en la Cancillería Argentina. De hecho, el funcionario ligado a los medios de comunicación es uno de los hombres de mejor llegada al gobernador desde comienzos de la gestión.
Hay que recordar que el ministro de Planificación actual, el arquitecto Guillermo Federik, es concejal electo con Blanca Osuna. No obstante, Federik quizás no asuma como edil del PJ, para transformarse en uno de los funcionarios de mayor incidencia en la cúpula municipal (podría ser secretario de Obras y Servicios Públicos) y oficiar de nexo con el gobierno entrerriano, para afianzar una tarea conjunta, tal como acordaran Urribarri y Osuna.
Lo de Roberto Schunk es diferente. El actual ministro de Producción tiene serias chances para ser designado en el gobierno nacional a partir de diciembre, como reconocimiento a su tarea en el área y en función de las “buenas relaciones” que hizo el alto funcionario con el poder central, en el sector respectivo. Al parecer, Urribarri habría recibido un planteo concreto desde el Ministerio de Agricultura de la Nación para sumarlo a Schunk en un “área importante” y así colaborar activamente en el ministerio que lidera aún Julián Domínguez, quien resultara electo primer diputado nacional por la provincia de Buenos Aires.
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