Guillermo Alfieri
Razón de ser
Para acotar el tema, a ese único efecto, nos arriesgamos a enumerar una serie de requisitos para ser un buen periodista: curiosidad, vocación, límites éticos y formación permanente, con esfuerzo, sin desechar el placer de adquirir conocimientos que permitan eficacia en el trabajo.
Compartimos la advertencia de Marguerite Duras: “No hay periodismo sin moral”. Por lo tanto, añadimos que el periodista que se precie de tal, no debe ser inmoral o amoral. De allí que nunca nos causó gracia la cínica humorada, en la que el secretario de redacción le toma prueba al aspirante a ingresar al oficio y le indica que escriba sobre Dios. Antes de iniciar el texto, el candidato pregunta: “¿A favor o en contra?”.
El asunto es que, en el diccionario de las interpretaciones, el periodista desempeña el mejor oficio del universo, pero también hay cabida para afirmar que se trata de un empleado adocenado, apenas engranaje de la empresa que paga el sueldo, sea estatal o privada.
La segunda de las versiones quizá nació con tono irónico. Lo grave es que, en las controversias planteadas, se repite la premisa del disciplinamiento sin título de inventario, que borra la libertad de conciencia, trasuntada en límites éticos.
(Más información en la edición gráfica número 1000 de ANALISIS del día 11 de abril de 2014)