El Papa argentino voló este jueves de regreso a Roma durante más de seis horas en un avión especial que partió a las 17,16 hora de Kazajistán, nueve horas menos en la Argentina. Lo hizo tras lanzar como “peregrino de la paz” un último llamado contra lo riesgos de la “locura insensata de la guerra”, al clausurar el Séptimo Congreso de las Religiones Mundiales y Tradicionales, de la que fue la figura estelar.
Los 81 líderes religiosos de 50 países firmaron y aprobaron “por mayoría”, o sea que no todos estaban de acuerdo, la Declaración Final. El concepto central afirma que en el estado de crisis que se propaga en el mundo, determine que “cualquier conflicto militar, foco de tensión y enfrentamiento” produce una reacción en cadena y conduce a la destrucción del sistema de relaciones internacionales”.
La declaración final y el discurso del Papa que cerró la conferencia mostraron que la cuestión de la guerra en Ucrania, que estuvo ausente en los debates, han creado un ambiente de tensión que el propio Francisco reconoció -al hablar repetidas veces en el Vaticano- que la “Tercera Guerra Mundial a pedazos” se ha convertido en “total”.
En la Declaración de 36 puntos, el Congreso subrayó que “el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y todas las otras formas de violencia y de guerra, no tienen nada que ver con la verdadera religión y deben ser rechazadas en los términos más fuertes posibles”.
En su discurso final, Francisco advirtió también sobre “el nefasto efecto dominó” que desencadenan las guerras y pidió a los líderes mundiales que se comprometan “en favor de la paz y no de las armas”.
El Papa argentino recordó a los líderes religiosos que el Congreso de las Religiones nació en Kazajistán tras los ataques del 11 de setiembre de 2001 a las Torres Gemelas de Nueva Kork y el edificio del Pentágono por parte de aviones suicidas tripulados por terroristas islámicos.
Francisco dijo que la violencia y la guerra no tienen nada que ver con el espíritu religioso y deben ser rechazados y condenados “sin peros”.
Señaló que “la paz es urgente porque cualquier conflicto militar produce propagaciones nefastas”. Los líderes religiosos deben “estar en primera línea para irradiar una convivencia pacífica”.
Jorge Bergoglio dijo que la Declaración final del Congreso exhorta a los líderes mundiales a “detener los conflictos y derramamiento de sangre en todo lugar y abandonar retóricas agresiva y destructivas”.
El Papa señaló que el texto destaca que “el respeto mutuo y la comprensión deben ser considerados esenciales e imprescindibles en la enseñanza religiosa”.
“Por eso”, agrego Bergoglio, “quien desee expresar de manera legítima su propio credo, que sea amparado siempre y en todo lugar”. “¡Cuantas personas son hoy perseguidas y discriminadas por su fe”.
El rol de la mujer
El Papa se hizo eco de las peticiones de la Declaración Final en favor de una mayor participación de la mujer en los puestas de gran responsabilidad. En los tres días de deliberaciones, de los 81 participantes solo ocho eran mujeres”.
“Hay que implicar mayormente a la mujer, porque cuida y da vida al mundo, es camino hacia la paz. Por eso apoyamos la necesidad de proteger su dignidad y mejorar su status social como miembro de la familia y la sociedad con los mismos derechos”, señaló Francisco citando el Documento final.
El pontífice exclamó: “¡Cuantas opciones que conllevan muertes se evitarían si las mujeres estuvieran en el centro de las decisiones! Comprometámonos para que sean más respetadas, reconocidas e incluidas.
El Papa había inaugurado su última jornada en la capital Nursultán visitando la catedral de Nuestra Señora el Perpetuo Socorro, el mayor centro espiritual católico en el país, donde la comunidad comprende 120 mil fieles sobre 19 millones de habitantes, menos del 1%.
Francisco les aseguró a los conmovidos feligreses que en la Iglesia “nadie es extranjero”.
“Ustedes provienen de lugares y países diferentes. Esta es la belleza de la Iglesia, somos una sola familia y nadie es extranjero. Somos un solo pueblo santo de Dios, enriquecido por muchos pueblos”. El 70% de los habitantes de Kazajistán son musulmanes.
Una buena parte de los católicos de esta nación del Asia Central descienden de perseguidos que fueron llevados por la fuerza al país en la época soviética. Francisco les recordó que siempre “necesitas a lo demás, incluso a los que profesan un credo diferente: solo juntos podemos hacer algo bueno”.
Agregó que “vemos que la fe no ha sido trasmitida de generación en generación como un conjunto de cosas para comprender y hacer, como un código fijado una vez para siempre”.
“No, la fe ha pasado con la vida, la fe no es una bella muestra de cosas del pasado. Esto sería un museo, la fe es un evento siempre actual, por eso me gusta decir que la fe se trasmite en dialecto”.
Curiosamente, el único episodio de disidencia con el Papa lo protagonizó un religioso católico. Se llama Athenasius Schneider y es el obispo auxiliar de Astana, un empecinado tradicionalista. Francisco invitó este jueves a los obispos de Kazajistán a no alimentar la nostalgia del pasado.
Era una alusión evidente a monseñor Schneider quien sugirió que la participación del Papa en la conferencia interreligiosa implicaba su presencia en “un supermercado de las religiones”.
Aunque no se mostró hostil a la figura del Papa, que circulaba en silla de ruedas en la gran sala de las deliberaciones, confirmó que es un critico que denuncia continuamente lo que considera que Francisco es ambiguo en la doctrina con un enfoque demasiado progresista en temas como la homosexualidad y los géneros LGBT, además de excesivamente amplio en la relación con las otras religiones.
Monseñor Schneider dijo que rechaza los excesos que ponen en el mismo nivel a las distintas religiones, como en este congreso en Kazajistán, que calificó de “supermercado religioso”.
“Hay una sola que es la verdadera fe, la religión católica que fundó Dios”.
Fuente y foto: Clarín