Por JCB de ANALISIS
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Los vecinos de la megaobra de calle Catamarca al 600 insistieron en dialogo con ANALISIS para que los empresarios cumplan con lo dispuesto por la Justicia y tapen los pozos que realizaron en su terreno. Se trata de profundos huecos realizados cuando la obra no estaba paralizada y que al conocerse el fallo judicial, los dejaron abiertos poniendo en riesgo las estructuras de las casas vecinas. De hecho, uno de los hogares está sufriendo las consecuencias y las grietas avanzan con velocidad por un sector de la vivienda. Además, aseguraron que el terreno está abandonado y que genera un lugar propicio para hechos de inseguridad: "Vemos como entran y les roban a los propios empresarios. A nosotros no nos han hecho nada pero escuchamos ruidos y la verdad que en cualquier momento nos puede tocar", analizaron. La obra sólo cuenta con una estructura de dos pisos montada a la espera de la resolución del Superior Tribunal de Justicia (STJ) que debe resolver en base a las presentaciones judiciales que mantienen frenada la construcción. El proyecto original se proponía realizar "el edificio más alto de la región".

La megaobra de calle Catamarca al 600 ha generado varios capítulos de una novela de nunca acabar. Un fideicomiso integrado por empresarios se propuso montar la torre "más alta de la región" con 71 departamentos, 60 cocheras, 25 pisos y 72 metros de altura. El problema es que la ubicación no es la ideal: la calle es muy angosta y está a pocos metros del parque Rosedal, al límite de las prohibiciones para construir en altura para preservar un ambiente protegido para la ciudad. 

Para que dicha obra sea aprobada, a pesar de los reparos, debió mediar el voto de una comisión del Concejo Deliberante que sesionó sin el quórum mínimo para hacerlo y votó la aprobación en tiempos de Blanca Osuna. Justamente ese fue el argumento que encontró el Poder Judicial para frenar la obra ante el amparo presentado por los vecinos. El trámite judicial comenzó una serie de idas y vueltas que derivó en el STJ que deberá ponerle un punto final a la discusión en el ámbito de la Justicia provincial. 

En el medio hubo y hay una serie de problemas colaterales. El primero en cuestión fue que la obra avanzó mientras se sustanciaban los procesos judiciales, eso forzó la situación al punto de que se realizaron algunos movimientos en el terreno propiedad de la familia de Enrique Mizawak y que generaron serios problemas en las casas lindantes. Pozos de gran envergadura fueron cavados y quedaron así cuando la Justicia paró la construcción. Los pozos están bien pegados a la medianera con una de las viviendas y esto ha movido la estructura de la casa vecina. Las grietas, cada vez más anchas y extensas, son un fiel reflejo de esta situación. 

Cabe recordar que durante mucho tiempo, los empresarios mantuvieron en el terreno una enorme pluma propiedad de la empresa Gini Construcciones (que forma parte del fideicomiso) con el peso y la grúa girando al sentido del viento por los techos de los vecinos. Fue el reclamo de la comunidad lo que generó que saquen la grúa de allí y la muden a calle Cura Álvarez pasando Além.

Otro de los reparos de la obra original tiene que ver con la distancia que estaba prevista alrededor del megaedificio. Con el simple hecho de viajar a ciudades como Rosario y Córdoba, se puede observar que las torres de esta envergadura cuentan con un perímetro amplio que rodea la torre. No hay casas ni otros departamentos alrededor. Eso permite que la grúa trabaje sin afectar a quienes viven alrededor de la obra. Un ejemplo de la dificultad de realizar este emprendimiento en esa zona se puede observar en la angostura del ancho de calle Catamarca. Las máquinas ingresaron con suerte en la arteria que comunica Alameda de la Federación con Mitre, cortando el tráfico y sitiando al vecindario. 

Empresarios en conflicto

La megaobra estaba impulsada por el Fideicomiso Catamarca 646, liderado por Hugo Mardón, monotributista que presidía un fideicomiso que pretendía una obra millonaria. Además, el grupo está integrado por los hijos de Enrique Mizawak: Germán Alberto, Enrique Gustavo y Susana Emilce. Los hermanos aportaron el terreno de 1.200 metros cuadrados que supo ser sede del Suoyem pero que históricamente pertenecieron a su familia. A cambio del inmueble, los hijos Mizawak iban a recibir como pago cuatro semipisos, un departamento de dos dormitorios y cinco cocheras. El grupo de empresarios se completa con cuatro fiduciantes clase B: Florencio Marcelino Bogado, Germán Miguel Jorge, Oscar Guillermo Ignacio Zubielqui y Marcelo Jorge Cassano. Bogado es el corredor inmobiliario del emprendimiento; Jorge es el titular de la empresa mayorista de materiales de la construcción Dimaco; Zubielqui es titular de la empresa Servicon SRL que se dedica a instalaciones eléctricas; y Cassano es el arquitecto de la obra. Todos ellos están inscriptos en la AFIP como prestadores de tales servicios. 

Con todo el proceso judicial que frenó la obra, se generaron resquemores dentro del grupo empresario y aseguran que se retiraron los inversores que iban a poner el dinero. 

Los empresarios no hicieron fácil la lucha de los vecinos. Contaron con el apoyo traducido en lobby y presión de la sede entrerriana de la Cámara de la Construcción. Una solicitada que fue enviada a cada juez que debía resolver sobre el proceso fue tomada como un claro gesto de presión a los magistrados en sede tribunalicia. Además, se hicieron conferencias donde reclamaron seguridad jurídica, concepto que los empresarios siempre echan mano para defender emprendimientos que ponen en riesgo otros derechos de la ciudadanía. 

Inseguridad

Mientras tanto, los vecinos cuentan con el terreno abandonado, pastizales altos y en reiteradas ocasiones se ha escuchado deambular a transeúntes que nada tienen que ver con la obra. De hecho, los vecinos cuentan que han visto como se roban fierros de los propios empresarios ya que no hay vigilancia en el inmueble. Aclararon que no han sufrido -hasta el momento- ningún hecho de inseguridad que los afecte de manera directa a ellos, pero los vecinos de la otra casa lindera si sufrieron un hecho de inseguridad cuando estaba el hijo menor en el hogar. Es por eso que reclaman presencia policial o seguridad privada y que los empresarios mantengan el terreno en mejores condiciones para evitar este tipo escenarios proclives a hechos de inseguridad.

Foto: El Diario