Patronato empató 0 a 0 ante Güemes de Santiago del Estero por la séptima fecha.
Por Ezequiel Re
(Especial para ANÁLISIS)
No hubo aplausos al término del partido y se escucharon algunos, pocos, silbidos. Todo es tibio en este presente de Patronato. Y el argumento parte de la cancha. Por momentos entusiasma, aún en su desorden, y genera chances de gol. En otros deambula perdido en la cancha y mete pelotazos que hacen recordar aquellos momentos de Argentino B, donde una pelota alta, fuerte y lejos, se permitía, para esos momentos semiprofesionales del Patrón. Hasta pudo perderlo cuando en los instantes finales del match el delantero Gerez, entró solito en su soledad por la derecha, pero Salvá, retuvo el remate cruzado. Pero fue 0 a 0 por la fecha séptima ante Güemes de Santiago del Estero.
Al Rojinegro le pesa hacer pie en la Primera Nacional. Se siente nervioso, apurado y pasa por distintos estados de ánimo. Juega con enganche, pasa a doble cinco, quiere tener producción propia ofensiva y de repente lo intenta de manera vertical. Se entiende. Jugadores de distintas características en la cocina de equipo, pero los ingredientes aún no le dan el sabor necesario.
Gonzalo Asís, marcador lateral derecho, fue la figura de Patronato en el primer tiempo. Al margen de la responsabilidad de la marca, edificó buenas intenciones ofensivas y acompañó los ataques del Rojinegro. El Grella, con menos gente que las anteriores oportunidades, pero respetable cantidad al fin, trató de empujar al equipo hacia adelante, volviendo a escucharse aquel “¡Queremos el ascensooo!” tratando de elevar una vara bastante baja hoy por hoy en el Santo.
Al cabo del primer tiempo ambos equipos se fueron al descanso con el 0 a 0 marcando el presente de ambos, afuera del Reducido, al margen que aún se está en las fechas iniciales del certamen. El Patrón fue un equipo largo, tratando de idealizar un sistema 4-3-1-2 donde Pitu González no le pudo inyectar ritmo al ataque. Maciel y Barinaga rotando la posición de volantes laterales, la defensa muy cerca de Salvá, por lo que la frase “equipo largo” se hacía realidad. En ataque, Valencia debutando como titular pero intermitente, aunque despertando aplausos ante algún intento de cuerpear, recuperar y jugar. Y Coronel siguiendo con el arco cerrado. Un remate en el palo marcó la intención de ir a buscar, aún con la suerte adversa. Valorable.
El equipo se fue al descanso sin recibir el aplauso de aprobación. Hizo algunos deberes, pero algunas tareas quedaron para ser revisadas en el vestuario.
¿Y para la etapa final? Barinaga, de mejor partido que Pitu González, deja la cancha.
Una pelota que le sacaron a Valencia y otra al pibe Miró que entró bien en el segundo tiempo, aunque pecando de esas ganas de demostrar en pocos minutos. Ahí se fue González y con el ingreso de Ezequiel González, fue fútbol en verticalismo puro: 4-4-2.
Güemes se entusiasmó porque vio espacios y corrió un poco más. Pero sentía el cansancio y admitían la situación que el contragolpe era la figura táctica, porque incluso hubo un cambio de volante por delantero. Y ese contragolpe casi lo deja con el premio mayor. Salvó Salvá.
La marea de cambios en los minutos finales dio la sensación que fueron por cansancio, más que táctico.
Quedará en la semana evaluar. Qué esquema se quiere, quiénes deben ser titular ante el bajo rendimiento de algunos experimentados, evaluar si, así como a Barinaga por supuesto mal rendimiento, se respeta demasiado a quienes tampoco brillan en el césped (Pitu González segundo tiempo).
No está fácil la cosa para Patronato. La confusión sigue presente y los puntos se escapan. Luce extraviado e indeciso, al margen que se lo notó ambicioso en algunos momentos. Tibio, tibio. Ni fu, ni fa. Sin aplausos, y algunos silbidos. A trabajar fuerte desde el corazón. El corazón, sobre todo.