El subsecretario de Justicia y titular de la Oficina de Atención a las Víctimas del Delito, Walter Carballo, aseveró que los parientes de Gill y su familia por Rubén Gill, su esposa Norma Margarita Gallegos, y cuatro hijos menores, desaparecidos desde hace cinco años, “nunca me solicitaron ayuda”. El abogado querellante, Elbio Garzón, en la causa ayer había cuestionado el desinterés oficial por la causa. No obstante, el funcionario destacó que la Policía de la provincia hizo LO “imposible por tratar de encontrar la solución” al caso.
Carballo consignó que “en una oportunidad tomamos contacto con la familia (pero) lamentablemente no teníamos ningún dato para rastrear (el paradero de la familia desaparecida) ni ninguna información”.
Ayer, el abogado querellante, Elbio Garzón, cuestionó el “escaso apoyo” que el resto de la familia Gill ha recibido por parte de las autoridades del gobierno provincial, “en comparación con la importancia que se le ha dado al caso del secuestro de Fernanda Aguirre”.
“Sabíamos que la familia había hecho lo imposible por tratar de encontrar la solución, pero la contención la familia se la ofrecí. Fui personalmente y me reuní con unos parientes y les dije que estábamos a disposición y les dejé el 0-800 y nunca me llamaron, nunca pasó nada”, aseveró por su parte el funcionario en declaraciones a APF.
Luego, diferenció que el caso de Fernanda Aguirre “es distinto, porque siempre hubo novedades. Y la familia está en permanente contacto con nosotros”. La familia Gill, compuesta por Rubén Gill, su esposa Norma Margarita Gallegos, y cuatro hijos menores de 12, 9, 6 y 4 años al momento del hecho, desapareció misteriosamente hace cinco años del paraje Crucesita Séptima, departamento Nogoyá.
En referencia a la sospechas sobre la eventual participación policial en la desaparición de Gill y su familia, Carballo aclaró que “a la Policía no me ata nada. Simplemente asisto a la familia desde el punto de vista económico, social o psicológico. Hasta les ofrecí dinero para pagar el abogado”, remarcó.
En su visita a los parientes del desaparecido, que se produjo recién en octubre pasado, el Carballo narró que concurrió con “una psicóloga y una abogada, pero no me requirió nada la familia. Nunca más me hablaron, ni hubo relación con ellos. El doctor (Elvio) Garzón (abogado querellante) tampoco me llamó”.
En ese sentido contó que con posterioridad llamaron a la parentela de Gill y que éstos “nos dijeron que estaba todo bien. (Y) De tanto en tanto hacemos un llamado para ver si necesitan algo”.
“No puedo obligar a la familia a tomar nuestra asistencia si no la requieren”, dijo.
Carballo modificó luego sus afirmaciones iniciales y consignó que antes del encuentro personal de octubre pasado había mantenido “contactos telefónicos” con los familiares, aunque no pudo precisar cuándo se produjeron.
“Me pidieron una sola vez que vaya y fui. Es más: había una persona con ellos que era funcionario retirado de la Policía que se había ofrecido a investigar y le dije que nosotros no podíamos resolver eso”, añadió.
El funcionario reclamó: “Que quede claro. Nosotros no nos desentendimos del caso o lo ignoramos. Nada que ver”. Y en una nueva versión de las visitas que le hicieron a la parentela de Gill afirmó: “En tres oportunidades fuimos, distintas personas de la Oficina de Asistencia a la Víctima y nunca quisieron nuestra ayuda”.