A continuación reproducimos la entrevista realizada por El Diario con el coach de Olimpia.

—A una semana de la eliminación de Olimpia… ¿Cuál es tu análisis?
—Sin dudas que primero hubo que hacer un duelo ya que las expectativas eran muy grandes, sobre todo, en lo personal. Tenía muchas ganas de llegar a la final y lograr el ascenso. No se dio y esto debe servir como experiencia. Para mí fue mi primera temporada en una Liguilla y para muchos fue muy bueno mi trabajo. No obstante, interiormente me sentí en deuda de no poder lograr lo que esperábamos. Este tiempo será para hacer un análisis y corregir cosas que a lo mejor uno dejó pasar. Esperemos poder armar nuevamente la estructura para llegar a pelear otra vez.

—Evidentemente algo faltó. Este año hubo nombres importantes, jugadores de experiencia y se llegó al mismo puesto que las demás temporadas. ¿Qué faltó?
—El equipo contaba con muchos nombres. Muchas veces la química no se encuentra y en momentos en los que debíamos ser contundentes no lo fuimos. Con individualidades a veces es difícil encontrar el rol o lugar en un equipo, más cuando son jugadores que vienen de ser determinantes en otros planteles. A veces ensamblarlos es complicado y también es dificultoso resignar algo en función del equipo. Todos somos responsables de no haberlo podido lograr al cien por ciento. Por momentos lo hicimos, por momentos no. Y nos costó un montón en el último partido en el que no le encontramos la vuelta al tercer cuarto.

—¿Qué grado de responsabilidad tiene el cuerpo técnico, cuánto los jugadores y cuánto la dirigencia?
—Todavía no tuvimos una reunión del todo formal pero mi autocrítica pasa por corregir lo que, en su momento, se dejó pasar. Algunas cosas no se tomaron como realmente había que hacerlo, en el sentido del compromiso con el equipo. Por ahí la obligación no fue la esperada por todos. Esto no es por sacar mano a nadie, sino que pasaba porque por un lado teníamos un equipo totalmente profesional y por otro lado no tanto. Hay jugadores que tienen su trabajo y sus compromisos eran dobles. La diferencia con los demás equipos pasó porque se dedicaron al máximo a jugar. Por ejemplo en La Unión, todos los jugadores se brindan exclusivamente al básquetbol. El ser permisivo en algunas situaciones nos pudo haber llevado a no estar metidos al cien por ciento en una instancia final.

—Dentro de lo positivo, y por el proyecto que tiene Olimpia, lo de los juveniles fue muy bueno.
—El balance, para muchos, fue muy positivo. De hecho esto se armó con la idea de poder foguear y que empiecen a jugar los chicos. De un principio sabía que el plantel contaría con siete mayores más los juveniles, y esto se logró más allá de que la última instancia se jugó, por pedido mío, con ocho grandes. En lo personal queda la amargura de no haber obtenido el ascenso, pero para muchos fue positiva la participación que tuvieron los chicos. Los procesos, a la larga, se van a dar. Este es un trabajo que viene hace años. No se dio esta vez, será el año que viene con plena confianza de lo que se está haciendo en inferiores.

—Hablando de confianza, ¿te dejó tranquilo la decisión de la dirigencia de seguir confiando en tu trabajo para el futuro?
—Seguro. Es un respaldo más que importante saber que la dirigencia te apoya de cara a lo que se viene. Sería mentir si no confieso que pensé en dar un paso al costado por una cuestión de querer brindar lo mejor para el club. Pero pasó una semana, uno está más tranquilo, y aguarda una revancha para poder revertir la situación y lograr lo que todos esperamos.

—¿Perdieron con el mejor?
—Lo han demostrado. Uno puede caerse en la fase regular pero se mostraron fuertes en los playoff. Sabíamos que no podíamos darle chances. La Unión es un equipo que tiene muy en claro a lo que juega y definidos los roles de cada uno dentro de la cancha. Juegan de la misma forma los 40 minutos.