Una voz que impulsa la impunidad

Por Leticia Celli*

Ahora proviene de Luis Alberto Romero y fue publicada el domingo último en un diario. Entre otras aberraciones, Romero cuestiona el número de víctimas que tuvo la más sangrienta dictadura en nuestro país.

Todas estas voces hablan de una supuesta “verdad histórica”, de la “democracia de la palabra”, pero en realidad lo que intentan es poner en cuestión la brutalidad y el genocidio de clase que vivió la Argentina en la década de 1970.

Intentan, como hizo Romero en otras publicaciones anteriores, reflotar la teoría de los dos demonios, para la cual el genocidio fue una guerra entre bandos iguales. Como si pudieran igualarse las acciones aisladas de algunas organizaciones guerrilleras a un genocidio perpetrado por el propio Estado contra los trabajadores y el pueblo.

Ceguera consciente

Cuestionar el número de víctimas en un medio de esta provincia, donde el golpe de Estado justamente quiso terminar con un proceso insurreccional que comenzó con el Cordobazo, del que participaron miles de trabajadores y estudiantes que pusieron en jaque a la dictadura de Juan Carlos Onganía –y con ella a las bases de este sistema de explotación–, es tener una ceguera consciente.

En esta oportunidad, Romero se sube al tren de la alegría, repudiando a quienes criticamos la visita del presidente Mauricio Macri a la ex-Esma, la semana pasada.

Cómo no hacerlo si el Presidente, colmado de cinismo, quiere pasearse por el predio donde torturaron a miles de compañeros para que sectores empresariales –como su familia– se beneficiaran (en su caso, por la estatización de las deudas privadas). Claro, si para nosotros ellos son nuestros enemigos –como Romero dice–, porque son los que reventaron a una generación de la que nosotros tratamos de sacar las mejores lecciones.

Romero, como otros, habla de “mitos”, de “relatos maniqueos”, de “grises”, cuestionando la cifra de los 30 mil compañeros desaparecidos, muertos y torturados de la que hablamos los organismos de derechos humanos y sectores que luchamos hace más de 30 años en contra de la impunidad.

A nosotros no puede acusarnos de estar en ningún palco, ni haber hecho plata con los derechos humanos, ni habernos aliado a ningún gobierno. Siempre actuamos desde la independencia política del Estado y de los partidos patronales, luchando en las calles y denunciando las políticas represivas y de impunidad de cada gobierno.

En los años de kirchnerismo, estuvimos en las calles enfrentando a los Milani, los Berni y sus políticas represivas, como la ley antiterrorista, el Proyecto X, etcétera.

Participamos, como organismo de derechos humanos, en los juicios a Etchecolatz, a Von Wernich, fuimos abogados de Jorge Julio López, en la causa del plan sistemático del robo de bebés, y seguimos en los juicios de La Plata, de la Escuelita de Neuquén –de la que soy parte querellante–, etcétera.

En cada uno de ellos, denunciamos la manera en que se llevan adelante, planteando la necesidad de que sean por centro clandestino de detención y abriendo los archivos del Estado, y que se los condene por lo que realmente hicieron: un genocidio, un plan sistemático orquestado para terminar con todo un sector social. Esto fue reconocido en varias de las sentencias obtenidas.

El sentido de la lucha

La negativa de abrir los archivos de la dictadura por parte de los gobiernos de Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Fernández –pese a su retórica sobre los derechos humanos– y ahora Mauricio Macri es la base con la que ahora algunos sectores aprovechan a envalentonarse.

Como se demostró en la causa contra la Editorial Atlántida, los archivos existen y, si se abrieran, no sólo se saldaría esta discusión, sino que serían mucho menos engorrosos los juicios que se llevan adelante desde la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, evitando exponer a los testigos una y otra vez a relatar el horror que vivieron (la desaparición de Julio López, el asesinato de Silvia Suppo, etcétera), además de que muchos genocidas se vayan muriendo en el camino, sin condena. Asimismo, podríamos encontrar muy rápido a los más de 400 nietos cuya identidad todavía falta recuperar.

Es cierto lo que dice Romero al final de su nota: “El país tiene muchos problemas urgentes, pero la reconstrucción de los derechos humanos debe figurar entre los importantes”.

Y también es cierto que esa reconstrucción no la dejaremos en manos de aquellos que se beneficiaron e impulsaron el golpe, y hoy de nuevo quieren imponer sobre los trabajadores y el pueblo las consecuencias de sus crisis a través de ajustes y represión.

Si no, ¿qué significa traer justo el 24 de Marzo a Barack Obama, presidente del mayor país imperialista del mundo, que impulsó el golpe de Estado en Argentina y el Plan Cóndor en Latinoamérica y que sigue oprimiendo a países enteros? Una provocación abierta y demostrada de todo lo “derechos y humanos” que quieren ser...

Los ataques a las libertades democráticas en poco más de 60 días de gobierno son espeluznantes. Comenzaron con la represión a los trabajadores de Cresta Roja, a fin de año, y luego a los pibes de la murgas en Bajo Flores, pasando por la detención de Milagro Sala, para marcar un camino contra todo aquel que proteste.

A la instauración de la pena de muerte sin juicio previo –como dijera mi compañera Myriam Bregman–, con el decreto de derribo de aviones, se la corona con el gravísimo y anticonstitucional protocolo contra las protestas y piquetes. Nada de esto hicieron pasar por el Congreso quienes dicen ser republicanos y respetar la Constitución.

Por eso, apoyamos la presentación del rechazo en Diputados por parte de Myriam Bregman y Nicolás del Caño, y en legislaturas provinciales, en Córdoba, a través de la legisladora del PTS-FIT Laura Vilches.

Nosotros somos una voz de lucha contra la impunidad. Por eso seguiremos peleando en cada juicio para que todos los genocidas vayan a cárcel común.

Formamos parte de la resistencia a los ataques de este gobierno. Estamos en la lucha hasta por el último despido. Exigimos la libertad inmediata de Milagro Sala, el desprocesamiento de todos los luchadores y la derogación inmediata del protocolo antiprotesta, propio de épocas dictatoriales.

Por eso, este 24 de Marzo, obreros y estudiantes que estamos resistiendo toda esta política, como en el Cordobazo, tenemos una cita de honor para estar en las calles, ser miles para decir “no” al ajuste, a la represión y a la impunidad.

La nota de Romero

Qué opinó. Luis Alberto Romero afirmó que el grupo encabezado por Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto y Horacio Verbitsky se adueñó del sentido de los derechos humanos en la Argentina. Además, señaló que la cifra de desaparecidos que registra la Secretaría de Derechos Humanos es de 8.631 personas, no de 30 mil.

*Abogada del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos.

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