El resultado es, para el Tate, el equivalente a una derrota, porque si bien se sumó un punto, duelen mucho más los dos que se perdieron. Primero, porque en cuanto a los merecimientos el dueño de casa hizo más para ganar y jugó mejor. Segundo, porque Ferro empató a los 48’ del segundo tiempo; y tercero, porque de haber conseguido el triunfo se hubiera arrimado a tres unidades de los líderes (San Martín de San Juan e Instituto de Córdoba).

Es verdad que la diferencia no es abismal (está a cinco unidades, con Olimpo y Quilmes en el medio), con varias fechas por delante, pero queda el sabor amargo porque jugando de local, donde supo ser casi inexpugnable, dejó pasar otra oportunidad inmejorable para consolidarse como candidato al ascenso directo.

Por otro lado, que a Unión le hayan empatado en el descuento es, además de mérito del rival, que no cesó en la búsqueda, un castigo por no haber sabido aprovechar las situaciones que se presentaron para asegurar el triunfo.

En el trámite del juego, el primer tiempo fue el que contuvo las mayores emociones. Pasados los 13 minutos el arquero de Ferro, Etulain, cometió un grave error en la salida y le regaló la pelota a Cólzera, que remató débil. Pero en la jugada inmediata, tras una buena contra en los pies de Zermatten, Ferro se puso en ventaja. Los Verdolagas no perdonaron en la primera que tuvieron, en la que tras un mal despeje y varios rebotes, apareció Diego Coria para mandar la pelota al fondo de la red.

Enseguida reaccionó Unión, con un tiro apenas desviado de Lucas Pratto, que estuvo muy cerca de alcanzar el empate. Y en los minutos siguientes el Tate atacó por las bandas y acorraló al rival en su área. Así llegó un centro que el mismo atacante cabeceó y el arquero apenas alcanzó a desviar. En ese tramo del juego también apareció Gonzalo Saucedo con su especialidad: los tiros de larga distancia. Fueron dos y ambos pasaron muy cerca.

Pero el futbolista más peligroso seguía siendo Pratto, que se hacía difícil de contener para la defensa rival, tanto, que a los 25’ encaró y al entrar al área le cometieron penal. El encargado de ejecutarlo fue Cólzera, quien ejecutó el primer disparo y fue adentro, pero por invasión de área debió patear nuevamente. Ahí también volvió a embocarla para que Unión alcanzara la igualdad.

Con el 1 a 1 el equipo de Alí lejos estuvo de conformarse. Sabía que tenía que ganar y no aflojó, aprovechó el envión que traía y siguió atacando. A los 31’ consiguió un nuevo tiro de esquina, fue ejecutado desde la derecha y la pelota cruzó toda el área sin que nadie la tocara, pero apareció Diego Calgaro por atrás para establecer el segundo tanto Rojiblanco y revertir un resultado que ahora sí reflejaba lo que hacían uno y otro equipo.

No hizo el tercero y le empataron

En el segundo tiempo Unión tuvo varias situaciones para volver a marcar y empezar a cerrar el partido. Pasados los 10 minutos, cuando el juego era peleado en el medio, fue Pratto el que llevó peligro y efectuó un remate que salió cerca. Posteriormente, a los 15’, Cólzera sacó un disparo apenas desviado.

Parecía que el dueño de casa tenía todo controlado pero hubo un llamado de atención: un error de Derlis Cardozo, que trastabilló, le permitió a Abán hacerse de la pelota y quedar mano a mano con Limia, que tuvo una extraordinaria intervención para evitar la caída de su arco.

Mientras Ferro, con poco, trataba de llegar a la igualdad, los de Alí más ordenados y tranquilos buscaban el tercer gol que les asegurara el triunfo. A los 27’ fue el recién ingresado Paulo Rosales el que no alcanzó a empujar la pelota cuando estaba a pocos metros del arco, luego de un tiro desviado; y un minuto después Matías Donnet avisó con otro remate desde fuera del área.

Ése era el mejor pasaje para los Rojiblancos en el complemento, ya que se mostraban muy cerca del gol y dominando las acciones. Sin embargo, pasaban los minutos y, como el tercero no llegaba, Ferro se animaba e iba como podía para alcanzar la igualdad. Así, en los minutos finales, con empuje y sin fútbol los de Caballito jugaron más cerca del arco de Limia, haciendo sufrir a Unión que, teniendo todo para cerrar en su favor la historia, no pudo volver a marcar y terminó retrocediendo y jugando de contragolpe, situación en las que también desechó un par de oportunidades muy claras.

Finalmente, cuando el encuentro se moría y ya se jugaba tiempo de descuento, llegó el baldazo de agua fría que enmudeció al 15 de Abril. A los 48’ el defensor Jonathan Schunke metió un cabezazo bajo tras uno de los tantos centros que llovieron en el área local y mandó la pelota al fondo del arco para establecer la igualdad.

Ese empate era demasiado premio para la visita y un castigo que recibió Unión por no encontrar la manera de asegurarse los tres puntos en un encuentro en el que, salvo el mal comienzo, luego tuvo todo para quedarse con una victoria que debió quedar en Santa Fe, señala El Litoral.

Foto: El Litoral