Entre la teoría y la práctica

Fulbo

El fútbol, entre la teoría y la práctica.

*Por Diego H. Fernández

(Especial para ANÁLISIS)

“Estamos borrachos de teoría”, opinaba desde su dialéctica el filósofo  norteamericano Henry Thoreau, tal vez por lo mismo que los intelectuales de épocas pasadas aborrecían lo que ellos llamaban el enciclopedismo. Donde no es lo mismo información que formación. En este tema Sábato en su libro “Apologías y rechazos” expresaba: “No hace falta tal vez leer muchos libros, pero si los que se lean leerlos con pasión, única manera de vivir algo, que si no, es un cementerio de palabras. Porque el pseudoenciclopedismo está siempre relacionado con la enseñanza libresca, que es una de las formas de la muerte, o acaso ¿no hubo cultura antes de la invención de Gutenberg?”, sigue el maestro diciendo de que el hombre culto, que constituye un ideal para su comunidad,  no puede solo lograrse siendo un individuo polimático que conoce muchas modalidades de las cosas según la expresión de Max Sheller, ni tampoco el que únicamente es capaz de dominar y predecir porque aquel es un simple erudito y este un puro hombre de ciencia, sino quien detenta un conjunto de elásticos sistemas que confieren la intuición, el dominio y la valoración de la realidad.

Que interesante esto último “valoración de la realidad” porque aún sabiendo que la realidad no es más que una interpretación de los hechos bajo diferentes perspectivas, esa interpretación única e inimitable, recordemos la perspectiva nietzscheana que habla que Dios ve la realidad a través de muchas perspectivas, o sea, a través de los ojos de los hombres creando una mirada de la realidad caleidoscópica. Y esto no es más que lo que sucede con la teoría, esa que según el enciclopedismo se encuentra en los libros pero que muchas veces puede distar muchísimo en su ejecución practica algo que no sucede solamente en el fútbol sino en todos los ámbitos de la vida.

Marco Aurelio exclamaba que todo lo que oímos es una opinión, no un hecho y todo lo que vemos es una perspectiva no una verdad. Y en esto de la teoría y la práctica viene muy bien citar al físico teórico estadounidense Richard Feynman que decía que el progreso de la ciencia llega cuando los experimentos contradicen a la teoría y vaya si en el fútbol en cantidad de ocasiones la práctica contradice a la teoría o por lo menos la pone en duda. Las teorías no sudan, el conocimiento tiene que ser práctico de otro modo seria floritura intelectual, la vida está en las calles no en las aulas y si esto lo llevamos al fútbol la verdad está en el verde césped y no en los cursos on line (obviamente enriquecedores si después se pueden llevar a cabo en la práctica).

El conocimiento técnico es muy importante, pero lo es aún más en como lo llevamos a la acción en la resolución de problemas, las habilidades sociales de comunicación o la inteligencia emocional además de una buena predisposición para aprender, crecer y mejorar siendo conscientes que lo teórico es una parte de la sabiduría. Traigo a dos de los filósofos más importantes de la historia y sus sentencias sobre este tema: “El que aprende y aprende y no practica lo que sabe, es como el que ara y ara  y no siembra”, Platón. “Lo que tenemos que aprender tenemos que aprender haciéndolo” Aristóteles. Estas dos expresiones nos dejan claro que más allá de las teorías la sabiduría tiene que ver con las vivencias personales. Nadie llega donde no ha caminado por más que esté lleno de información teórica porque por si misma esa información no lleva a comprender las cosas: se puede estar informadísimo de muchas cuestiones y a pesar de ello no comprenderlas, es correcto decir que la información da solamente nociones. Lo cual no es negativo. El también llamado el saber teórico o nocional  contribuye a la formación del ser humano (homo sapiens), pero si bien este saber no es de despreciar tampoco debemos sobrevalorarlo. Acumular nociones, repito, no significa entenderlas hasta que no tienen una comprobación práctica.

Adentremos en un tema con mucha tela para cortar y es la emulación sudamericana a los modelos europeos. Hace unos días escuchaba una entrevista al economista argentino Emanuel Álvarez Agis donde le preguntaban qué tan fundamental era la enseñanza teórica en la Universidad de Buenos Aires para luego desarrollarla en la República Argentina a lo que él respondió: “Lo que nosotros aprendimos teóricamente en la UBA con relación a la carrera de ciencias económicas es muy interesante y aplicable, pero para países como Suiza, Dinamarca, Noruega, pero no para la Argentina, acá la cosa es diferente porque por mas teoría que sepas la realidad te lleva puesto”.

Sin dudas es una analogía muy interesante para otro mundo, el mundo nuestro, el mundo del fútbol. Cuando Borghi llego al Milán, Capello, ayudante de campo de Arrigo Sacchi, le dijo: “Yo no los entiendo a ustedes los sudamericanos, nosotros nos morimos por parecernos a ustedes y ustedes se quieren parecer a nosotros”. Eso sucedió en la década del 80 y los europeos a base de proyectos metodológicos claro que no solo lograron parecerse a los sudamericanos en la formación del futbolista sino que además han logrado casi lo imposible formar jugadores con la genética europea y la habilidad sudamericana. Si bien esto debemos decir que encuentra matices imposibles de imitar, ya que la cultura sudamericana y las formas de vivir son muy difíciles de emular.

Referido a esto hay una excelente anécdota que Jorge Valdano cuenta en su libro los 11 poderes del líder y es un diálogo entre Cesar Luis Menotti (entrenador del seleccionado argentino en ese momento) y el gran René Houseman: “Un día fuimos a ver a Alemania y sus jugadores nos parecieron superhéroes. El fútbol europeo nos intimidaba por su velocidad y su fortaleza física, y Alemania, desde la misma presencia, confirmaba esa leyenda. Nadie decía nada, pero mirábamos aquel espectáculo físico con cierto complejo de inferioridad. Sin embargo, Menotti se mantenía tranquilo, y si el líder está tranquilo... De pronto, uno de los jugadores más atrevidos, de aspecto más frágil y de origen más pobre rompió el silencio para decir, resoplando: 'César, los alemanes son fuertísimos'. '¿Fuertes?', contestó Menotti con unos reflejos inolvidables. No diga bobadas. Si a cualquiera de esos rubios lo llevamos a la casa donde usted creció, a los tres días lo sacan en camilla. Fuerte es usted que sobrevivió a toda esa pobreza y juega al fútbol diez mil veces mejor que estos tipos”.

Si bien esto fue hace muchos años la tónica no ha cambiado  mucho  ya  que por  estas  tierras  muchos  jugadores  que luego llegan a ser de élite tienen una infancia y adolescencia difícil en la cual, eso sí ha cambiado, los clubes hoy se encuentran mucho más preparados que en aquel entonces para respaldarlos, más allá de que los contextos familiares siguen siendo complicados. Por eso estoy convencido que eso difícilmente lo puedan imitar los europeos ¿o ustedes creen que si? Y si hay que aclarar que todos los jugadores que llegan al fútbol profesional transitan un camino lleno de esfuerzo. Subir una montaña también lo requiere, pero no es lo mismo escalar el Aconcagua que la ventanita en Sierra de la Ventana. Por eso los jugadores sudamericanos siguen llegando al Viejo Continente, pero cada vez encuentran un territorio más difícil de sembrar y cuando antes los habilidosos hablaban portugués o español, hoy también lo hacen en alemán, italiano etc.

El tema en cuestión es que desde estos lados seguimos queriendo parecernos a los europeos, pero en vez de querer imitarlos en lo que se refiere a su organización, seriedad, modelos de gestión queremos imitarlos en métodos de entrenamiento, modelos de juego y diferentes cuestiones que tienen que ver con el juego. Entonces ahí entra lo que yo llamo la teoría enciclopédica y leemos y leemos (incluido quien escribe) un montón de libros europeos para luego quererlos llevar a la practica en Sudamérica y como del dicho al hecho hay un largo trecho también entre medio de  la teoría y la practica pasan cosas. En estas cuestiones siempre el criterio es el que nos salva, si lo ponemos en práctica será como un salvavidas. Los entrenadores sudamericanos tenemos un plus, podemos hacer de la nada una planificación, porque estamos acostumbrados al caos, a la falta de organización y a las infraestructuras deficientes.

El fútbol no solo es la élite, es una pirámide donde hay una cima, varias capas medias y la base, donde la cima es un lugar ideal para desarrollar la profesión pero muy chico para que quepamos todos. Entonces toda esa teoría que nosotros consumimos muchas veces es difícil llevarla a cabo. Esto mismo pasa con las tecnologías y al análisis recurrente al que hoy somos aficionados, teóricamente analizamos de forma impresionante un partido de Champions League, pero después esa teoría la tenemos que implementar en un partido de B Metro en  Ingeniero Maschwitz por poner un ejemplo, pero ojo también esto se puede ver a la inversa y seria exactamente lo mismo, hay que ver como reaccionaria el analista del PSG en la torre de una cancha del Federal A y ver como toda su teoría se puede llevar a cabo en ese contexto.

Lo mismo pasa con nosotros los entrenadores, hace poco mirando una documental de Netflix llamada “Abstract” el artista Danés Olafur Eliasson realiza un experimento con los espectadores atravesando la cuarta pared  tapando la pantalla con un color diferente y al destaparla se lo ve en diferentes partes del mundo siempre siendo de día, pero esa luz del día no se ve de la misma forma en todos los paisajes donde él aparece dejando claro de esta manera que el contexto modificaba la luz del día, al igual que lo que sucede en nuestro hermoso deporte, donde si bien el fútbol es fútbol en esencia en todos lados, este varía según donde culturalmente se practique, en que categoría se juegue o que jerarquía de jugadores lo ejecuten entre otras cosas. Por eso la teoría nunca será absoluta y la práctica será la que luego terminara determinando que porcentaje de teoría será eficiente para a cabo y cuanto porcentaje no.

En estos tiempos de tsunami de información  y de desinformación, el síntoma de la “infoxicación” es decir un exceso de información y alternativas, la práctica es el único camino para encontrar respuestas verdaderas. Quien de ustedes se dejaría operar del corazón por un experto teórico en anatomía cardiovascular que nunca agarro un bisturí y aunque esto sería un caso de vida o muerte créanme que los libros de anatomía tienen más certezas que los de fútbol.

Como conclusión afirmo que debemos inmiscuirnos en la teoría y en varias teorías, todas las que anden dando vueltas, leerlas, releerlas, pero sin caer en el enciclopedismo o el fundamentalismo de no dudar de ellas. Tener presente que esa teoría después hay que llevarla a la práctica para validarla, para hacerla propia no solo en su ejecución sino también sintiéndola, imaginen tener la teoría de cómo se besa y nunca  haber sentido la sensación mágica de besar y ser besado.

En el mundo de “teorilandia” todos podemos ser Guardiola, Klopp, Mourinho o el que ustedes quieran, pero después en el mundo de “practilandia” las cosas son diferentes y es ahí donde debemos ser nosotros mismos teniendo presente que la teoría nos puede jugar una mala pasada.

* Ex arquero profesional. Actual director técnico.

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