El entrerriano Omar Martínez ya se probó la estructura del Ford Mustang que utilizará en Buenos Aires.
El entrerriano Omar Martínez palpita su regreso al Turismo Carretera y ya se probó la butaca del Ford Mustang. El bicampeón de TC correrá en la 10ª fecha en Buenos Aires, correspondiente al cierre de la Etapa Regular, con un modelo de nueva generación de la marca que lo identificó durante toda su campaña como piloto.
La estructura del vehículo tiene parte del Falcon que usó su hijo, Agustín, hasta la novena cita del campeonato en San Juan. A diferencia de Guillermo Ortelli, quien proyectó una prueba con un Chevrolet Camaro para la próxima semana, el Gurí llegaría con lo justo al Autódromo Oscar y Juan Gálvez.
El Supremo tenía desde hace varios meses en su taller las chapas del prototipo. La intención original era armar un NG para el Gurisito, quien desde la próxima fecha finalmente correrá con un Toyota Camry. Agustín todavía no puede tripular un Mustang, por más que así lo deseé, debido a que tiene la obligación de correr -al menos- un año con una marca que no sea Ford o Chevrolet. El hijo del Gurí fue subcampeón de TC Pista en 2023 y recibió un permiso especial de la ACTC para seguir con el Falcon en su temporada debut en la “máxima”.
“Los dos ya estamos retirados, pero lo hablé con Guille y a mí me gustaría dar una vuelta en un auto de nueva generación, que es algo que no pensamos que se podía dar nunca”, sostuvo el Gurí Martínez ante SoloTC. El entrerriano, campeón de TC en 2004 y 2015, dejó la Máxima el 10 de diciembre de 2017 en La Plata, pero el 22 de septiembre del 2019 tuvo su carrera despedida de local, en Paraná. Al igual que Ortelli, compitió hasta el año pasado en TC Pick Up.
De esta forma se oficializó el tan ansiado retorno de Guillermo Ortelli y Omar Gurí Martínez. Una de las grandes rivalidades teceístas del siglo XXI tendrá un nuevo capítulo en su historia. Esta vez sobre un Chevrolet Camaro y un Ford Mustang, respectivamente.
Roberto Schunk propuso la creación de un fondo especial destinado a cubrir el déficit de la Caja de Jubilaciones financiado a partir de una modificación del Impuesto Inmobiliario Rural donde paguen 2.860 propietarios (de 52.164) que detentan casi el 50% de las tierras, algunos de ellos ni siquiera radicados en la provincia y otros extranjeros.