El juez del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Paraná, Santiago Brugo, confirmó la prisión preventiva de Norberto Miguel Rosales, de 63 años, quien está imputado por el crimen de Roberto Cura, de 83 años, que fue juez de Paz de Bovril. El acusado permanecerá detenido en la cárcel de Gualeguaychú hasta el debate.
El caso fue remitido a juicio la semana pasada y la defensa cuestionó que el imputado siga preso sin condena en la cárcel de Gualeguaychú. Por tal motivo, reclamó una morigeración en la prisión preventiva que fue rechazada por el juez paceño Ramón Aurelio Lell.
Rosales está detenido desde 2024, cuando fue aprehendido por la Policía por su presunta participación en el asesinato de Curá, ocurrido en abril del año pasado. La defensora oficial, Nadia Musante, solicitó arresto domiciliario con tobillera electrónica, porque además de considerar que es inocente, cree que Rosales tiene que estar afuera del penal.
Brugo hizo lugar a los argumentos del fiscal, Facundo Barbosa, y del querellante particular, Marcos Rodríguez Allende, que solicitaron que se rechace la pretensión de la defensa. No obstante, el juez le ordenó al juez de Garantías y Transición de La Paz, Ramón Aurelio Lell, que fije el plazo de duración de la medida cautelar, según informó Ahora.
Lell resolvió el jueves 15 remitir a juicio por jurados la causa que investiga la responsabilidad de Rosales, único imputado de dar muerte a Curá. La víctima tenía 82 años cuando fue sorprendido en el quincho de su casa por un desconocido que lo golpeó hasta matarlo. Lell también dispuso rechazar el planteo de nulidad y de exclusión probatoria que realizó la defensa pública, como asimismo el pedido de sobreseimiento.
Fiscalía le atribuye a Rosales haber entrado a la casa de los Curá ubicada en calle Eva Perón la madrugada del 23 de abril de 2024. Una vez en el interior del predio, Rosales habría sido quien sorprendió al exjuez que estaba en el quincho de su vivienda preparando el mate para comenzar su rutina.
Curá fue golpeado en distintas partes de su cuerpo. Las lesiones le provocaron la muerte. Tras cometer el crimen, se cree que Rosales se introdujo a una habitación de la vivienda y sustrajo del interior de la misma un arma de fuego antigua, tipo pistolón, con cañón de aproximadamente veinte centímetros.
Las pruebas más contundentes contra el detenido son un papel con datos manuscritos del auto de Curá y una testigo que dijo haber observado a una persona similar a Rosales el día del hecho. Todas las pruebas científicas salieron a favor del acusado, que sostiene que es inocente.