En medio de la reestructuración del Gobierno, hay un interrogante que flota en los despachos oficiales tanto de la Casa Rosada como del Congreso.
Si el mundo libertario fuera un tablero de ajedrez, Javier Milei sería el rey, Karina Milei la reina y Martín Menem estaría ubicado también en esa fila, la más importante. Sería tal vez un alfil, por su trabajo que lo obliga a tender diagonales, la única manera en que se mueve esa ficha. El alfil del lado de la reina, claro.
Pero en medio de la reestructuración del Gobierno, hay un interrogante que flota en los despachos oficiales tanto de la Casa Rosada como del Congreso: ¿hay alguna posibilidad de que Martín Menem se mantenga como presidente de la Cámara de Diputados si el estratega Santiago Caputo es ungido no solo con el cargo de jefe de Gabinete sino también con el poder que de principal articulador de la gestión?
Si fuera por Santiago Caputo, Menem pasaría a la fila de los peones. Del tablero no lo puede sacar porque el riojano tiene mandato hasta 2027. El asesor principal del Presidente -que maneja resortes sensibles como la SIDE y el Ministerio de Justicia- no quiere saber nada ni con Martín Menem ni con su primo, Eduardo “Lule” Menem, un tándem irrompible que hasta ahora quedó afianzado en el vínculo con Karina Milei. La disputa por el peso en la toma de decisiones y las diferencias sobre lo que se teje en Balcarce 50, exacerbada por el armado territorial en el que no coincidieron ni en las estrategias ni en los candidatos, los ubicó en los extremos.
“Si Javier le ofrece la jefatura de Gabinete, muy probablemente Santiago le diga: ‘A Menem lo quiero sacar’. Con Menem no va a querer laburar”, resume a LA NACION un conocedor de las internas de la Casa Rosada.
Por estas horas, si el asesor tiene punteada una lista de piezas del esquema libertario que cambiaría en caso de ser jefe de Gabinete o ministro plenipotenciario, Martín Menem es una de esas. Sin embargo, también sabe que el jefe de Diputados no es un fusible a no ser que Karina Milei acceda a esa posibilidad y le dé el okey a su hermano para que le cumpla el deseo al estratega.
Dicen en la Casa Rosada que al menos por ahora no está dentro del pensamiento de Milei que Menem se vaya del comando de la Cámara. El riojano lo sabe y se ancla en ese respaldo de los hermanos, del que gozó durante los dos primeros años de gestión.
Los audios clandestinos en los que el echado titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), Diego Spagnuolo, hablaba de supuesta corrupción por parte de Karina Milei y Lule Menem con la droguería Suizo Argentina, de los hermanos Kovalivker, lo hicieron a Martín Menem tener que salir a dar explicaciones. Dijo que los conocía por su trabajo privado como productor de barras de proteína. Los que recorren el Congreso aseguran que desde ese momento quedó replegado, también en medio de los reveses legislativos que asestó la oposición. “En la retaguardia con Karina y con los primos colgados del travesaño”, describió un malintencionado. Sin embargo, quienes lo vieron a Menem lo notaron segurísimo de que mantendrá su lugar.
Otro factor que juega a favor del actual titular de la Cámara baja es que dentro de la bancada libertaria no hay ningún diputado que pueda hacerle sombra, tampoco entre los entrantes, por lo tanto si quieren reemplazarlo, en el Gobierno deberían buscar afuera y eso implicaría poner en la línea de sucesión presidencial a un referente de otro partido, que por más aliado que sea no es un puro.
El nombre de Cristian Ritondo está siempre presente como un plausible porque Santiago Caputo tiene altísima sintonía con él, porque se alinearía con los deseos de Estados Unidos de armar coaliciones tras la elección y por su alto manejo de la cuestión legislativa. “Piensan parecido”, aseguran los que conocen bien a Caputo y a Ritondo. Los que se entusiasman con el dirigente amarillo como futuro presidente de la Cámara no quieren ni nombrarlo. En la política lo cabulero está a la orden del día.
Siempre hábil, Ritondo -que promocionó la Alianza LLA-Pro en la Provincia- había sido impulsado por Mauricio Macri en sus primeras reuniones con Milei presidente para ocupar ese lugar, en los albores de la gestión libertaria. Ahora Macri no habla ni de nombres. Solo espera deseoso que de una vez por todas en la Casa Rosada se decidan a implementar cambios concretos en el elenco oficial.
En caso de que el papel de Caputo se formalice en el Gabinete y Menem permanezca, fuentes consultadas por este medio que tienen más aprecio por el asesor que por el jefe de Diputados aseguran que el riojano deberá acomodarse al nuevo esquema, con un Caputo híper empoderado que articulará aún más la relación con los gobernadores y, por lo tanto, con diputados y senadores aliados.
De ser así, Menem pasaría a un papel decorativo que de ninguna manera está dispuesto a tomar. “Va a ser un problema para hacer acuerdos. Santiago lo va a saltear constantemente, lo va a limar”, dice preocupado un legislador que tiene estima por el riojano y también ganas de colaborar con el Gobierno. “Santiago va por todo”, se escucha por los pasillos de Balcarce 50.
Otro conocedor de los despachos oficiales que hace largo rato orbita en la política también desconfía de esa doble vía. “Si Santiago desembarca, que va a ser solo si hay un acuerdo muy potente entre él y los hermanos, eso implicaría que Martín se vaya. No hay forma de que se quede”, considera. Analiza que otra opción para el Gobierno, si no es Ritondo, sería promover un alfil de los gobernadores.
El riojano sabe que está en el ojo de la tormenta pero opta por mantener la cabeza en alto y desoír los ruidos. Tiene, pese a los traspiés, el certificado de espaldarazo de la cúpula, tan difícil de conseguir. El día después de la elección, más allá del resultado, Martín Menem dirá que fueron él y su primo quienes junto a Karina Milei lograron crear La Libertad Avanza como partido a nivel nacional, presentar candidatos en cada una de las provincias y, en consecuencia, ampliar con violetas puros el número de diputados de la bancada, a entre 60 y 70 miembros, de acuerdo al porcentaje de adhesiones que cosechen el domingo.
Como tiene domicilio en La Rioja, Menem votará allá y volverá a la Ciudad en avión de línea. Caputo estará en la Capital. Por estas horas se prepara para volver a recibir al lobista republicano Barry Bennet, que marca la línea en el entorno del estratega sobre cómo debe articularse la relación con Estados Unidos (en lo diplomático y los negocios), a la vez que teje en las sombras la idea de un gobierno de coalición para el período post-legislativas. Bennet pasará unos cuantos días en la Argentina.
El domingo estará en Buenos Aires. Los que conocen al norteamericano no lo ven en el búnker, pero siempre puede haber sorpresas. Martín Menem y Santiago Caputo sí estarán en el Hotel Libertador, donde el oficialismo -como en sus orígenes- tendrá sede para esperar los resultados. ¿Habrá una convivencia más pacífica que aquel 7 de septiembre de la derrota en las bonaerenses, cuando anduvieron a los gritos? La suerte de ambos está echada pero no definida. Todo depende de los números que marque el tablero ese día de la elección. Y de cómo influyan en Milei. Tic-tac.
La Nación



